05 abril 2011

Argentina: 205 bolivianos eran sometidos a trabajos forzosos

La Gendarmería Nacional de Argentina rescató ayer a 205 trabajadores rurales, luego de realizar un allanamiento en un establecimiento frutihortícola ubicado en la localidad bonaerense de Balcarce, en Mar del Plata. “Como resultado del megaoperativo fueron rescatados 205 ciudadanos de nacionalidad boliviana”, informó la cartera de Seguridad.

El Operativo Centinela fue ordenado por el Ministerio de Seguridad que conduce Nilda Garré y en él participaron 200 gendarmes, además de personal de la seccional de Balcarce de la Gendarmería e integrantes de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), de la Dirección Nacional de Migraciones, y del Cuerpo Médico Forense de la Policía Provincial.

Según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación, los gendarmes llegaron al lugar desde las primeras horas de la madrugada de ayer por orden del Juzgado Federal de Mar del Plata, en el marco de una causa que investiga la Fiscalía Federal de esa ciudad caratulada como Averiguación presunta infracción al art. 145 Bis C.P. Trata Laboral.

Personal de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a la Víctima de Trata de Personas del Ministerio de Justicia de la Nación también apoyó y asistió a los trabajadores, que estaban en condiciones irregulares.

Luego de una investigación de varios meses, Gustavo Vera, titular de la Fundación Alameda, presentó el pasado 18 de enero una denuncia ante la Fiscalía General que incluye cámaras ocultas y testimonios con identidad reservada. Las dificultades para registrar lo que muchos marplatenses murmuran sobre estas quintas fueron grandes, ya que las fincas de florihorticultura se han convertido en verdaderos campos de concentración, totalmente cerrados al exterior.

Según denuncia la fundación la Alameda, la incorporación de personal de nacionalidad boliviana no se hace espontáneamente, sino mediante reclutadores o conocidos directos. Además se sospecha que cuentan con algún tipo de protección policial.

Después de infructuosos intentos de ingresar en las fincas, donde no pasan siquiera docentes ni médicos de la zona, los integrantes de la Alameda pudieron entrar disfrazados de Reyes Magos.

El sábado 8 de enero se rompió el cerco de la esclavitud, cuando varios militantes de la Alameda –acompañados por el grupo de apoyo de Madres de Plaza de Mayo e Hijos de Mar del Plata– se camuflaron de Reyes Magos. Tuvieron que avisar primero a la comisaría 8ª de Batán para no levantar sospechas. La excusa fue que eran de un grupo de voluntarios que acercaba juguetes para los niños en ocasión del Día de Reyes. En la seccional policial se consultó dónde se encontraban los chicos y estos mismos efectivos orientaron a los ‘voluntarios’ hacia las fincas con explotación infantil.

Según parece, es habitual el trabajo de los niños de 6 a 11 años en las cosechas de morrón, tomate y frutilla. Todos los chicos con los que se habló reconocen que trabajan. A la Compañía Frutihortícola SA, más conocida como El Frutillar, se la denuncia por malos tratos físicos y psicológicos. Los trabajadores están encerrados y sólo pueden salir de los campos de la compañía en los festejos de Carnaval. Vecinos de la zona describieron al lugar como un verdadero campo de concentración. Como dueño del lugar figura Andrés Moretti y el capataz Hernán Arana. Se estima que en este lugar hay cientos de trabajadores de origen boliviano. A ellos se les retiene los documentos de identidad y todos viven en campamentos donde tienen casillas muy precarias.

Varias fuentes informativas han denunciado la existencia de abuso sexual y maltrato. Por otra parte, los vecinos denuncian la utilización del bromuro de metilo, agroquímico prohibido en la mayor parte del mundo, como la quema de plásticos a cielo abierto que realizan a la hora de terminar las cosechas, lo que atenta contra la salud de las personas.


Penurias de los trabajadores ‘golondrinas’

Un estudio del Ministro de Agricultura y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina revela que “en un universo de aproximadamente un millón de trabajadores rurales, la mitad queda comprendida en la categoría de trabajadores temporales o golondrinas”. Las migraciones, continúa el dato, suelen provenir de las provincias del norte y del noreste argentino del país, y de países limítrofes como Bolivia y Paraguay.

Uno de los principales aspectos negativos que presenta el trabajo golondrina es el elevado incumplimiento de las leyes que fijan la relación contractual laboral, como los aportes jubilatorios, la utilización de trabajo infantil, la falta de seguro de accidentes de trabajo y de cobertura de salud. El informe describe los problemas que sufren este tipo de trabajadores y que excede lo que tiene que ver con lo estrictamente laboral.

En el aspecto educativo, el estudio del Ministro de Agricultura y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria señala falta de escolaridad en zonas receptoras para los hijos de los migrantes, que conlleva a que “a los mayores se los haga trabajar y que los más pequeños queden sin cuidado durante las horas de trabajo de sus padres”.

En el campo de la salud, indica que hay insuficiente infraestructura y falta de atención médica en las zonas receptoras, “lo cual muchas veces determina colapsos en los hospitales zonales”.

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