26 septiembre 2015

Rodillo masista aplana y avala la reelección de Evo

Una lista inicial de 50 oradores con 30 minutos para cada uno gatilló el tratamiento del proyecto de Ley de Reforma Parcial de la Constitución en una sesión que se inició al grito de “¡aprobado, aprobado!” de parte de los asambleístas del MAS y proyectó una larga jornada legislativa. Pasaron más de nueve horas de oratoria. Discurso tras discurso, tras discurso. Hasta que a las 01:20 de hoy, el diputado oficialista Adhemar Valda propuso la suficiente discusión y el rodillo masista aplastó. Se puso en marcha la aprobación de los cuatro puntos que tiene el documento, dos artículos, una disposición transitoria y otra final.

El presidente del Senado José Alberto Gonzales, explicó que el proyecto será remitido al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y luego al Tribunal Constitucional (TC) para el control de constitucionalidad; posteriormente retornará al Congreso y en otra sesión se aprobará la pregunta del referendo, que debe ir también al TC. Luego, recién se convocará a la consulta.

Las fricciones empezaron desde el inicio de la sesión porque la directiva de la Asamblea permitió el ingreso de barras del MAS a los balcones. Sí, barras, mientras que los efectivos policiales colocaban tres dispositivos de seguridad en las puertas del hemiciclo y restringían el ingreso de asesores y personal de apoyo de los partidos opositores.
Así, los opositores eran presionados desde dentro y fuera de la Asamblea. En el edificio que simboliza la democracia boliviana, la sesión se inició y transcurrió a gritos, con cerradas silbatinas para los rivales del MAS.

Los argumentos
Los hechos de corrupción que protagonizaron los dirigentes y autoridades del MAS fueron el común denominador del discurso opositor; el fracaso de las empresas del Ejército, YPFB o el Fondo Indígena eran los temas favoritos y que por eso el MAS quiere permanecer en el poder.

La actitud del MAS era clara, dejaron ‘hablar’ a los opositores, pero contestaban a gritos cualquier acusación, mientras el oficialismo afirmaba que debía ser el pueblo el que defina con su voto un nuevo mandato.

“¡Sin llorar, sin llorar!” gritaban los masistas; “¡sin robar, sin robar!”, les contestaban desde el frente. Los opositores vincularon el resultado del referendo por el estatuto autonómico como señal para la ‘rereelección’; mientras que los oficialistas utilizaron el fallo judicial de La Haya con gigantografías en el hemiciclo.

Varios de los legisladores declararon ser exconstituyentes y recordaban la forma cómo se aprobó la Carta Magna en Sucre, Oruro y La Paz. Nada de eso importó. El rodillo actuó

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