El impacto social del Tipnis y la denominada “masacre de Chaparina” sugerían en su tiempo que, a falta de una vigorosa oposición, a la carencia de un liderazgo único y ante la ausencia de un partido político capaz, la Novena Marcha del Tipnis podía aglutinar fuerza contra Evo Morales Ayma y proyectarse como partido.
Bajo aquella idea, el PVB asimiló a Fernando Vargas y otros disidentes del Movimiento Al Socialismo, entre ellos Alejandro Almaráz y Filemón Escobar que, supuestamente, fortalecerían la candidatura de esta tienda política.
No fue, ni es así. La supuesta influencia de Fernando Vargas nunca terminó de atravesar las fronteras políticas del Tipnis, por la fuerte presencia de operadores políticos del MAS, mientras que Almaráz y Filemón Escobar, otrora eficientes militantes del oficialismo, concluyen en estos días previos a las elecciones del 12 de octubre, como decorado histórico, como telón de fondo, sin mayor importancia en los comicios.
El fenómeno del Tipnis señala que de constituir en principio una fuerza política en potencia, fue perdiendo espacios debido a que, la defensa de este territorio, de ninguna manera es un programa de gobierno con visión nacional. En otros términos, es la defensa por la defensa.
Los disidentes del MAS, sin excepción, aunque hayan cambiado de militancia, llevan en su mochila el haber sido operadores de gran predicamento en el oficialismo. Hoy, son poco creíbles y en este sentido, sufren las mismas consecuencias del Movimiento Sin Miedo, cuya sombra masista opaca día y noche a Juan del Granado.
En realidad, el PVB-Tipnis tiene muy pocas alternativas de continuidad, después de los comicios de octubre.
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