El gobernador de La Paz, César Cocarico, afirma que su postulación para la reelección no depende de él, sino de las "decisiones orgánicas” del Movimiento Al Socialismo (MAS). "Yo soy muy respetuoso de la estructura política, yo respeto mucho al presidente Evo”, dice. Ni se brinda ni se excusa: "Yo no voy a contradecir una decisión política de mi estructura partidaria, pero tampoco voy a desobedecer las decisiones orgánicas que como organización social podamos tener”.
Entrevistado en el marco del Desayuno de Trabajo de Página Siete, dijo también que si bien tiene "visiones políticas distintas” y algunos "desentendimientos” con el alcalde Luis Revilla, a la hora de enfrentar los problemas regionales "siempre hemos encontrado soluciones”.
- Casi a punto de concluir su gestión, ¿cuál es su balance? Lo positivo, lo negativo y las tareas que quedan pendientes…
La Gobernación tiene sus antecedentes institucionales en la Prefectura y ha asumido muchas de sus competencias y otras nuevas. En ese sentido, la propia institucionalidad de la Prefectura era muy débil. Lo que hemos hechos es enderezar esa situación dentro del marco constitucional, que trata de construir un nuevo Estado, con una visión autonómica. Normativamente, no puedo decir que hemos culminado la organización institucional. Sin embargo, tenemos una Gobernación con capacidad de desarrollarse de manera autónoma. Por ejemplo, ahora la Gobernación necesita equiparse para trabajar en infraestructuras. La Prefectura nunca dio importancia a la competencia de caminos. Hemos encontrado un Servicio Departamental de Caminos prácticamente sin maquinaria. Nosotros lo hemos fortalecido con más de 120 millones de bolivianos. En cuatro años, el servicio ha emprendido proyectos de asfaltado, apertura de caminos, mantenimiento, etcétera. En segundo lugar, tenemos proyectos de electrificación y en tercer lugar, proyectos de agua. En cuatro años hemos administrado unos 1.600 millones de bolivianos, más o menos 400 millones por año. De esa suma, 524 millones, aproximadamente el 30%, han sido destinados a caminos y otra parte a los proyectos de electrificación.
- ¿En qué estado encontró al departamento de La Paz?
Sólo el 55% de la población tenía energía eléctrica, ahora la tiene más o menos el 88% de la población. En el tema productivo, hasta el 2013 teníamos 8.000 hectáreas de cultivos de quinua, en 2014 tenemos 32.000 hectáreas. Estamos trabajando también en el mango y la uva, y este año vamos a implementar el maíz. Nosotros hemos encontrado una administración departamental muy precaria, sobre la cual hemos ido construyendo y fortaleciendo la institucionalidad de la Gobernación. Si bien se estaba trabajando en proyectos de electrificación, no era suficiente. El hecho de haber avanzado 33% en estos cuatro años significa bastante. El departamento de La Paz tiene muchas necesidades, nuestros recursos son siempre exiguos. Comparativamente, nosotros hemos trabajado en estos cuatro años con 400 millones de bolivianos al año, mientras que otras gobernaciones han trabajando con más de 1.000 millones. Hay tareas pendientes que hay que cumplir, porque La Paz, por su población y características geográficas, tiene muchos problemas. Así como se ha trabajado en materia de electrificación bajo la política de "cero mechero”, tendríamos que trabajar para que toda la gente tenga agua. Por supuesto, en materia de producción hay que mejorar las semillas, mejorar la producción y el riego.
- En relación a los caminos, ¿qué obras se han realizado en este periodo?
La Paz está partida por la mitad por la cordillera. Si tu quieres llegar a la otra parte del departamento, solamente tienes un camino, el de Coroico-Caranavi; por el otro lado, que no tiene destino final, está el que va a Apolo. Si quieres llegar al norte, tienes que ir por el departamento del Beni. Es un problema. ¿Cómo podemos articular nuestro departamento si solamente tenemos una salida al norte? Hay la necesidad de solucionar este divorcio entre el norte y sur. Nosotros hemos afrontado el camino de Larecaja-Mapiri, hacia Apolo. Afortunadamente hemos recibido el apoyo del presidente Evo Morales, quien comparte nuestra forma de pensar en el sentido de que tenemos que llegar al norte y estos caminos tienen que tener prioridad. Tenemos que llegar hasta Apolo en la primera meta y en la segunda a Ixiamas. Bajo esa visión, hemos estado trabajando principalmente en cuanto a la conexión de Sorata. Hemos llegado con asfalto hasta Tintilaya, que va a permitir llegar a Mapiri con mayor facilidad, y de Mapiri hacia Apolo, y por el otro lado, de Escoma a Charazani.
- ¿Con recursos del departamento o del Gobierno central?
Del departamento. Nosotros creemos que es importante conectar esta parte del departamento. Por eso también es importante la construcción del camino hacia Río Abajo, que va a permitir la conexión de las provincias Loayza e Inquisivi, directamente, sin ningún tipo de vueltas, con una extensión de aproximadamente 15 km, que nos está costando algo así como 70 millones de bolivianos. Con el Gobierno central se están construyendo otros caminos, como el de La Paz-Oruro, Santa Bárbara-Quiquibey, donde nosotros tenemos amplia participación con un co-financiamiento. Cada año transferimos alrededor de 100 millones de bolivianos para que estos caminos puedan seguir construyéndose.
- En relación al tema minero, ahora vamos a tener como departamento un mayor ingreso por este concepto. Es un tema complicado, porque a diferencia de otros departamentos, la actividad minera en La Paz es una actividad informal e ilegal y está ocasionando conflictos y provocando contaminación ambiental. ¿Cómo piensan zanjar esta situación que parece fuera de control?
A nadie le hace daño tener más recursos. Países como Venezuela, por ejemplo, viven de sus recursos naturales. Nosotros también. No tenemos otra fuente de ingresos. Entonces, que nosotros aprovechemos nuestros recursos naturales es una buena alternativa. La Paz es un departamento minero. Ha aportado al erario nacional desde Colquiri, Viloco, Caracoles, Matilde y Bolsa Negra con ingentes recursos. Somos mineros auríferos desde la Colonia. Sin embargo, si bien hay que apoyar la actividad minera, también hay que saber controlarla. Hace un tiempo instruimos que se formule un proyecto de ley departamental para regular el control ambiental y las relaciones de las cooperativas mineras con las comunidades campesinas. Si resolvemos estos dos temas podríamos tener una vida más llevadera entre comunarios y mineros. Los comunarios quieren organizar sus propias cooperativas en oposición a los cooperativistas que han venido de otros lugares. Los comunarios son cultivadores del agro que no quieren que se perjudique su potencialidad de seguir cultivando. Por eso hay que regular la actividad minera para que no ocasione daño a la actividad agrícola. En segundo lugar hay que ver la posibilidad de cooperación entre cooperativas y comunidades, que las comunidades tengan la posibilidad de convertirse en cooperativas y puedan ingresar a esa cadena productiva.
- En el tema ambiental, hay muchos otros problemas, como la contaminación del lago Titicaca. ¿Qué piensa hacer la Gobernación al respecto?
No solamente es el lago Titicaca, también es muy crítico lo que pasa con el río Choqueyapu, cuyas aguas se vierten en Río Abajo. Hay que pensar en una solución integral. Hay que incrementar los proyectos de saneamiento. Con las aguas residuales se ha estado trabajando en este tiempo en Copacabana, en Achacachi, en Tiquina. En El Alto hay que tener una política agresiva. Las plantas de tratamiento que se han construido en El Alto no son suficientes y las aguas servidas de El Alto son las mayores contaminantes del lago Titicaca. Hay que aprender de Puno. Era un espacio realmente contaminado y ellos han trabajado y limpiado toda la bahía. Por otro lado, tenemos que pensar en la educación. Creo que en eso andamos mal. Todos los ciudadanos somos culpables de la contaminación del lago, que no es únicamente por las aguas servidas, sino también por los residuos, las bolsitas, las maderas, las gomas que vamos tirando. Tiramos la basura en cualquier parte, pasa por los sumideros y llega al Choqueyapu y al río Beni.
- Para todos estos proyectos, se necesita del concurso de otras autoridades. ¿Cómo es su relación con los alcaldes más próximos? Suponemos que con Édgar Patana es más cercana, pero con Luis Revilla a veces se ha visto una cierta tensión.
Probablemente nos hemos peleado por la iza de banderas el 2011, pero después de esa eventualidad nos hemos llevado bien. Hemos tratado de solucionar problemas. Es cierto que hay visiones políticas distintas. Sin embargo, cuando se ha necesitado tratar problemas del departamento, de la ciudadanía, ambos hemos comprendido que el trabajo tiene que satisfacer los intereses de la población más allá de los intereses grupales. Yo converso con el alcalde Revilla de la mejor forma, lo mismo que con todos los alcaldes. La mayor parte de los alcaldes del área rural tiene necesidades y nosotros somos una fuente de recursos que puede solucionar sus problemas, entonces hay una buena relación. Si bien tenemos algunos desentendimientos con el alcalde Revilla en cuanto a la ejecución de un proyecto, en la coordinación siempre hemos encontrado soluciones.
- ¿Usted irá a la reelección?
No depende solamente de mi persona. Yo soy muy respetuoso de la estructura política, yo respeto mucho al presidente Evo. Aquí son decisiones políticas, yo no voy a contradecir una decisión política de mi estructura partidaria, pero tampoco voy a desobedecer las decisiones orgánicas que como organización social podamos tener. El MAS tiene su base en las organizaciones sociales, por tanto tiene que haber una coordinación entre los dos para tomar cualquier decisión política. Nosotros somos simples agentes que trabajamos en función de los intereses de todos. Por tanto, si hay una decisión afirmativa, veremos, no quiero anticiparme a nada.
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