29 julio 2014

Los dueños del micrófono y la pantalla en la política



Desde que el compadre Carlos Palenque deleitó a la audiencia con sus “Miles de lágrimas yo lloré por ti…” en su programa Sabor a tierra por Radio Metropolitana, en la década de los 70 y 80, varios “dueños del micrófono”, entre ellos el mismo Palenque, engrosaron las listas de los partidos políticos para candidatear a la Presidencia y Vicepresidencia; y a ser senadores, diputados, gobernadores, alcaldes y concejales municipales del país.

Sin duda, el paso de éstos en la política fue desastroso, como la goleada propinada el miércoles por San Lorenzo a Bolívar 5-0 por la Copa Libertadores en Buenos Aires. “Es un camino sin retorno”, es el dicho popular de los comunicadores que piensan que ingresar a la política prácticamente es dar fin a tu carrera periodística porque pierdes credibilidad, lo más sagrado que puede conservar un periodista.

Hay medios y programas que son “fábricas de candidatos”. Una que se lleva la flor es radio Fides. De ahí salieron: Rodolfo Gálvez, Cristina Corrales y Jorge Torrico para ser candidatos a concejales del municipio. Los tres enterraron el periodismo. De Panamericana salió el exdiputado de Condepa Facundo Hurtado, hoy dirigente vecinal de alguna zona de La Paz. De PAT salió Carlos Mesa y del programa El Pentágono, de Mario Espinoza, salieron Álvaro García Linera y la actual ministra de Comunicación, Amanda Dávila.

Hoy, José Alberto Gringo Gonzales, más conocido por su Fogata de amor, canción de Víctor Heredia, es candidato a senador por el MAS. En el Movimiento Sin Miedo (MSM) se estrena Antonio Vargas, el expresidente de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP).

La lista es muy larga y este espacio es corto para mencionar a todos. Me pregunto, ¿qué les ven a los dueños del micrófono y pantallas para llevarlos a la legislación y administración pública? ¿Cuál es el mérito que tienen? ¿No ven que todos del pasado han fracasado?

Es decir, es una aberración pensar que estos señores hagan una buena gestión porque una cosa es conducir un programa de radio o televisión y otra es la administración del Estado. No da, no cuadra por ningún lado, es desvalorizar la Asamblea Legislativa. Pensar que jalan votos también es otra mentira, votarán sus parientes, porque el pueblo ya está maduro para dejarse engañar a estas alturas.

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