08 septiembre 2013

Fronteras y límites: La Fragilidad de Bolivia

DEBILIDAD| LA INSEGURIDAD FRONTERIZA EN EL PAÍS MARCA EL AUMENTO DEL CONTRABANDO, EL NARCOTRÁFICO, Y LA TRATA Y TRÁFICO DE PERSONAS, ADEMÁS DE SER UNA VERGÜENZA PARA LOS BOLIVIANOS.

La salida de Roger Pinto, senador por Convergencia, quien estuvo 15 meses asilado en la embajada del Brasil y es acusado por el Gobierno de Evo Morales de varios delitos de daño económico al Estado, ha revelado una vez más la fragilidad de las fronteras bolivianas.

Si un político en la mira del Gobierno desde hace meses puede cruzar varias ciudades y puestos de vigilancia hasta traspasar las fronteras del país, (aunque lo haya hecho en un vehículo diplomático, no es una garantía, no olvidemos lo sucedido con el avión del presidente Morales en Europa o con el del ministro brasileño Celso Amorim en Bolivia, que pese a estar bajo bandera diplomática igual fueron revisados), imaginemos lo que sucede con personas comunes, generalmente niños, niñas y adolescentes, muchas de ellas víctimas de trata y tráfico, que se pierden para siempre sin que se pueda seguirles el rastro. Ni qué decir del contrabando o el narcotráfico. O el avasallamiento de tierras que colindan junto a las fronteras.

El trazado de límites de Bolivia con sus vecinos data de 1932, si los actualizamos se podrá verificar que hemos perdido varios kilómetros por la falta de control fronterizo. Bolivia limita al Norte con Brasil. Al este con Paraguay y Brasil, al sur con Argentina y Chile y al oeste con Perú. El perímetro total de las actuales fronteras alcanza a los 6834 kilómetros. En Bolivia el presupuesto del Producto Interno Bruto (PIB) que se ha destinado a gastos militares para el periodo 2008-2012 ha sido de 1,5%, mientras que el presupuesto de las Fuerzas Armadas brasileñas es del 1.7% del PIB, frente al 0.9% de gasto militar de Venezuela o Argentina, y el 3.7% de Colombia o el 3.2% Chile. Estados Unidos e Israel son los que más alto presupuesto destinan a sus fuerzas militares con un 4.7% y un 6.8% respectivamente.

Desde que el presidente Evo Morales tomó el control del Gobierno en 2006, el presupuesto militar creció Bs 808.302.030 (64%). La mayor parte destinado a sueldos y servicios. El Gobierno Nacional comienza el año con una asignación de Bs 2.054.668.012 destinados a los gastos de la cartera ministerial de Defensa, lo que significa que en la última década (2001-2011) ha tenido un crecimiento presupuestario del 123%. Esta cartera se lleva, además, la mayor asignación de recursos entre las reparticiones del Poder Ejecutivo, según los informes publicados por el Ministerio de Economía y Finanzas.

¿Cuánto de este presupuesto se destina a seguridad fronteriza? Es un misterio que en el Ministerio de Defensa, ubicado en la ciudad de La Paz, no han podido (o no han querido) develar. Lo que está claro es que la prioridad del gasto no está en las fronteras, pese a la creación de la Agencia para el Desarrollo de Macrorregiones y Regiones Fronterizas (Ademaf), que en un principio estuvo a cargo de la ex modelo y ahora política Jessica Jordan, pasó por varios otros directores y hoy está a la dirección de la ex ministra Susana Rivero.

Ademaf nació entre bombos y platillos con la visión de: “Promover, impulsar, articular, gestionar y ejecutar planes, programas y proyectos de desarrollo integral estratégico y seguridad en las Macroregiones y Zonas Fronterizas del Estado Plurinacional de Bolivia, a través de la coordinación con las entidades públicas competentes, en apego a los principios de participación social, transparencia institucional y equidad.” Claramente falta mucho para que cumpla su objetivo pese a que cuenta con los medios.

YACUIBA, DE NADIE

En una reciente entrevista brindada al periódico argentino El Clarín, el juez federal de Salta, Raúl Juan Reynoso, advirtió sobre el intenso flujo de droga a través de las dos principales fronteras tarijeñas con el vecino país. Según el jurista, desde los pasos fronterizos de Aguas Blancas, pasando la ciudad de Bermejo, y Salvador Mazza, frontera con San José de Pocitos en Yacuiba, se ha incrementado en gran proporción la incautación de droga vía terrestre, alrededor de 1.000 kilos de cocaína anuales en los últimos años. Sin embargo, sólo durante el mes de mayo de 2013, se incautaron 200 kilos, lo que marca un acelerado incremento.

El reportaje realizado junto a Rafael Sagárnaga para Los Tiempos y El Nacional (http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20091213/yacuiba-roja-y-la-lluvia-blanca_49346_86237.html) analizó a profundidad la problemática que vive este paso fronterizo, común a la gran mayoría de los que existen en el país.

Durante ese reportaje pudimos evidenciar el crecimiento de la inseguridad en esa frontera, cuyo espacio aéreo es constantemente invadido por aviones que arrojan fardos con cocaína a los montes salteños, y donde impera prácticamente la ley del más fuerte y del mejor armado. Sin embargo sólo 15 policías estaban destinados a cuidar las fronteras. “Nos falta personal, acá somos 15 efectivos policiales, divididos en tres turnos, lo que no abarca todo lo que es Yacuiba, Villamontes, Caraparí, etc., toda la región del Chaco, pero contamos con armamento efectivo”, decía el subteniente Mario Centellas, circunstancialmente a cargo de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural del sur.

LA FRONTERA CON BRASIL

Brasil comparte con Bolivia una frontera de casi 4.000 km lineales con Bolivia. En 2009, se anunció que un contingente fuertemente armado había sido desplazado al departamento de Santa Cruz para reforzar el control en la frontera con Brasil y Paraguay y así coadyuvar en la lucha contra el narcotráfico y evitar el tráfico de armas, madera, vehículos y piedras preciosas en la zona. En ese entonces el ministro de Defensa, Wálker San Miguel, enfatizaba la necesidad de incrementar las fuerzas defensivas del Ejército boliviano a causa de ajusticiamientos y el rebrote del narcotráfico internacional. "Ha incrementado el flujo de narcotráfico, flujo de tráfico de armas, incluso tráfico de órganos y de personas y ésta es una respuesta del gobierno", enfatizó.

Los puntos de reforzamiento militar debían ser las poblaciones limítrofes de San Matías, Roboré, San Ignacio y Puerto Suárez en Santa Cruz. También la base naval de Cobija, capital del departamento Pando, por donde salió justamente el senador Roger Pinto.

En una reciente visita realizada a la frontera Bolivia-Brasil, los representantes de la Brigada Parlamentaria Cruceña, diputados María del Carmen España, Rubén Darío Rojo y Eusebio Cruz, verificaron lo que ellos denominan “ausencia de Estado”, debido a una “débil estructura de control migratorio y escaso material logístico con que cuentan los funcionarios y policías para realizar su labor.”

No es un secreto. En Puerto Quijarro por ejemplo, sólo dos policías resguardan la frontera “Sabemos que existen filas interminables de bolivianos que intentan ingresar al Brasil y que están allí con las inclemencias del tiempo, largas horas de espera y en muchos casos no son atendidos. También tenemos conocimiento de la discriminación que viven nuestros hermanos”, dijo en su informe el diputado Rojo.

Elías Moreno, representante policial de este puesto, dijo que la alcaldía les presta vehículos para hacer la inspección respectiva, pero que la institución no cuenta con suficiente personal. Moreno pidió a los parlamentarios elevar los pedidos a las autoridades, añadiendo que los robos y asaltos están ahuyentando a los turistas.

En la alcaldía de Corumbá, población también limítrofe con Bolivia, informan que pese al flujo migratorio ni siquiera hay un cónsul boliviano porque el último fue retirado por el gobierno.

El delegado de la Policía Federal en Corumbá, Alexander do Nascimento, indica que “en enero ingresaron 4.400 bolivianos y de ellos 2.983 volvieron. En marzo (entraron) 3.813 y volvieron 1.000. Hay muchos bolivianos que tienen documentos falsos, el 90% va a trabajar y no vuelve a Bolivia. También tenemos la seguridad que existen bolivianos que engañan a los mismos bolivianos, hay mucho tráfico de personas”.

EL CASO PERUANO

Mientras que en el lado peruano, ni las buenas intenciones de los cancilleres David Choquehuanca, de Bolivia, y Rafael Roncagliolo, de Perú, quienes se reunieron para evaluar las relaciones bilaterales y de lucha contra el contrabando y firmar el reglamento para la organización y funcionamiento de la comisión binacional fronteriza, han sido suficientes para frenar el contrabando, sobre todo de combustible.

Sin embargo el Ejército Boliviano ha dicho que incrementará el número de efectivos militares en los puestos adelantados de Ulla Ulla, Antaquilla y Suches, dependientes del Regimiento de Infantería Ayacucho, asentado en el municipio de Achacachi. 90 efectivos militares reforzarán a los efectivos en los tres puestos militares adelantados que se encuentran acantonados en la zona fronteriza con el Perú, aumentando a una tropa de 27 soldados por unidad y dos instructores. En julio del año pasado, encapuchados atracaron dos buses interprovinciales en la carretera Apolo-La Paz, cerca de la frontera. Los delincuentes dispararon a los buses, mataron a una persona y dejaron al menos 15 heridos.

Ante este hecho el gobernador César Cocarico prometió equipar los puestos militares con vehículos, cuadratracks y motocicletas, además de invertir cerca a 1,7 millones de bolivianos para reforzar la seguridad. Los vehículos todavía no han llegado y el dinero tampoco.

UNA FRONTERA VOLÁTIL

Por parte de Chile, hasta ahora tan solo el 20% de las minas terrestres que se enterraron en los años de la dictadura del Plan Cóndor en las fronteras de Perú y Bolivia, han sido retiradas. Se calcula que más de 54.000 de estos artefactos explosivos fueron depositados y hasta ahora causan problemas entre la población que vive en los límites de estos pueblos, donde han muerto varios de sus habitantes y también el ganado de muchas familias.

Se tiene una distancia de 800 kilómetros resguardada por solo 960 efectivos, en lo que corresponde al departamento de Potosí, algunos habitantes de Uyuni relataron que tradicionalmente las avanzadas de Chela, Alota y Quetena (de la 10ª división) son considerados sitios de castigo para los efectivos del ejército. Sin embargo hace poco, se entregó una dotación “clase dos” a los regimientos Loa de Uyuni, Antofagasta de Colcha K y Chichas de Tupiza, así como 16 aparatos de GPS´s para su empleo en las actividades de patrulla fronteriza y tareas de seguridad en la inmensidad del Salar. La dotación “clase dos”, constituye en ropa, zapatos e insumos de higiene personal.

PARAGUAY, PUERTA ABIERTA

Con una extensión de más de 700 km, la frontera con Paraguay, la permeabilidad del control es puesta a prueba todos los días. El último operativo antinarcótico ejecutado por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), se incautó de más de 1,5 toneladas de pasta base de cocaína. Tusca, uno de los puestos militares con menos efectivos policiales, ubicado en la frontera con Paraguay, debía ser reforzado, pero como vemos en el relato del periodista Sagárnaga, el resultado no ha sido el esperado.

De acuerdo a un reporte del periódico paraguayo ABC, los destacamentos fronterizos Puerto Caballo, Puerto Leda, Fortín Galpón y Cerrito Jara con que contaba Paraguay fueron desmantelados en 1993 debido a una inundación y no fueron repuestos hasta la fecha, la situación en el lado boliviano no es mejor. (Con datos de EFE, EL Potosí, El Deber, ANP, Ministerio de Defensa).

LA LEY DE FRONTERAS

Promulgada el 4 de abril de 2011, tiene las siguientes características:

Artículo 1°.- (Objeto) La presente Ley tiene por objeto:

Establecer mecanismos de articulación institucional para la ejecución de políticas de desarrollo integral y seguridad en fronteras.

Fortalecer las capacidades institucionales destinadas a lograr un mejor dominio estatal del territorio de frontera, promover el control efectivo de actividades ilícitas y establecer mecanismos de prevención, control y lucha contra el contrabando e ilícitos en frontera.

Artículo 2°.- (Finalidad) La presente Ley tiene por finalidad proteger el territorio nacional en zonas de frontera, evitar el saqueo de los recursos naturales, promover el desarrollo de las actividades económicas lícitas e implementar medidas y acciones dirigidas a lograr la seguridad alimentaria y energética y de lucha contra el tráfico ilegal de mercancías en el Estado Plurinacional de Bolivia.

Artículo 3°.- (Principios) Los principios que sustentan la presente Ley son los siguientes:

SOBERANIA: Por cuanto el Estado Plurinacional de Bolivia es un Estado soberano, ejerce su autoridad suprema en todo su territorio y de manera particular en las fronteras; siendo el desarrollo integral, seguridad, prevención y lucha contra el tráfico ilícito de sustancias y mercancías, una forma de sentar soberanía boliviana.

ACCESIBILIDAD: Todas las bolivianas y los bolivianos, y en particular las naciones y pueblos indígena originario campesinos de las fronteras deben ser partícipes de los proyectos de desarrollo en el territorio al que pertenecen.

COMPLEMENTARIEDAD Y CORRESPONSABILIDAD: El desarrollo integral de las regiones fronterizas, la defensa del Estado y la lucha contra el tráfico ilícito de sustancias, productos o mercancías, es tarea de las instituciones públicas del nivel central y de las entidades autónomas.

DEFENSA DEL PATRIMONIO: Todas las bolivianas y los bolivianos, y en particular las servidoras y los servidores públicos deben proteger los recursos del Estado dentro de todo su territorio.

RESPONSABILIDAD CIUDADANA: Todas las ciudadanas y los ciudadanos, tienen la obligación de contribuir en la defensa del Estado y en la prevención y lucha contra el tráfico ilícito de sustancias, especies y mercancías.

RESGUARDO Y SEGURIDAD: Todas las ciudadanas y ciudadanos, tienen el deber de contribuir a la preservación de la seguridad del Estado y de sus bienes.

SEGURIDAD CIUDADANA: Las instituciones del Estado y la ciudadanía en general, deben asumir esfuerzos conjuntos para la defensa de los derechos de las personas y la lucha contra la delincuencia.

Artículo 4°.- (Zona fronteriza) Para efectos de la presente norma, se entenderá como zona fronteriza los cincuenta (50) kilómetros a partir de la línea de frontera.
Artículo 5°.- (Recursos financieros) Para el cumplimiento de los planes de acción establecidos por el Consejo para el Desarrollo Fronterizo y Seguridad, el Tesoro General de la Nación - TGN, podrá asignar los recursos necesarios de acuerdo a disponibilidad financiera.

“BIENVENIDO A BOLIVIA”

Rafael Sagárnaga (*)

“La primera impresión…”, son cientos de frases que se han escrito sobre el valor de la primera impresión. Suman cientos de recuerdos sobre la importancia de saber cuidar la primera impresión. En el trato personal, en el trato profesional, en cualquier presentación individual. Como casa y hogar, como empresa o institución, como sociedad y por supuesto, como país.

Ante esa ultra repetida recomendación surge una pregunta: ¿Los políticos bolivianos de ayer como los de hoy la habrán escuchado y entendido cuando se trata del tema fronteras? La primera impresión que brinda Bolivia a sus visitantes resulta desastrosa en general, terrible en sus aeropuertos, y catastrófica en sus pasos terrestres.

Los aeropuertos de Viru Viru y, especialmente, El Alto ya quedan muy estrechos, incómodos y cada vez más descuidados en comparación a sus pares. Sin embargo, curiosamente resultan lo mejor en cuanto a la recepción de turistas y visitantes extranjeros de cualquier nivel y condición. Cualquier otro paso fronterizo resulta vergonzoso en extremo.

Acá, cerca de Tarija, las casetas de Migración de Bermejo resultan un lugar de torturas para quienes deben tramitar su cambio de país. Peor en estos días de surazo. Decenas de viajeros que generalmente van o vienen de Salta en horas de la noche o la madrugada deben llenar documentos haciendo malabares.

Las instalaciones son algo parecido y hasta más incómodo que una venta de salteñas o sandwiches de pueblo. Dos pequeños cuartitos que no ocupan más de cinco metros cuadrados y tres funcionarios atienden a veces a 50 ó más personas. Incomodidad total. Niños, ancianos, enfermos, etc., reciben la primera impresión de Bolivia como un manotazo que a veces incluye absurdos malos tratos.

No es el único lugar. Pasa algo similar en Yacuiba. Pero Yacuiba y Bermejo resultan una maravilla cuando los comparamos con Ibibobo. El paso fronterizo al Paraguay recuerda a la Guerra del Chaco. Resulta de una pobreza estructural que despierta pena y asombro. Restos de un muro de adobes, dos espacios sostenidos por palos, un descampado con librecambistas y perros hambrientos y calor candente o, sur gélido. Esa es la primera impresión de Bolivia. Parece parte de la Somalía de Ridley Scott en la Caída del Halcón Negro.

Ir a otras fronteras rara vez se muestra menos desolador. La arrasada Bolpebra (triple frontera), las desoladoras Charaña, Colchane o Tambo Quemado (fronteras con Chile) duelen y avergüenzan por igual. Y duelen más porque todos nuestros vecinos han tenido más o mucho más cuidado en darnos una buena impresión cuando los visitamos. Por lo menos la infraestructura básica cuenta con algo de orden y servicios básicos. Y en la mayoría de los casos, esos pasos fronterizos se hallan a miles o cientos de kilómetros de las ciudades capitales de región.

En cambio, pensemos en Bermejo que apenas se halla apenas a tres horas de Tarija. Peor aún recordemos los casos de Desaguadero y Kasani, frontera con Perú, que se encuentran a escasa hora y media de La Paz. No se ha cuidado ninguna de las formas, constituyen casuchas improvisadas como oficinas de frontera.

Y claro, en todos los casos turistas estadounidenses, asiáticos, europeos, brasileños reciben “amables” advertencias de guías y conocidos: “Cuando ingresemos a Bolivia no esperen precisamente comodidades ni buenos tratos. Es un país especial. Será mejor que estén preparados. ¿Alguien necesita alguna ayuda médica, quizás hacer una llamada, tal vez el servicio sanitario? Aproveche antes del cambio de país”

¿Será tan costosa una inversión que cambie semejante “tradición” nacional? ¿Consideran las autoridades siquiera las sufridas condiciones en las que trabajan funcionarios de Migración y la Policía? Por lo menos que ellos no den pena y que quien llega no crea que ingresa a zonas de catástrofe, sino a un país.

(*) Rafael Sagárnaga, periodista, es director del periódico El Nacional.

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