a senadora Martha Poma es especialista en el tejido de prendas de lana de alpaca, aunque afirma que sabe confeccionar de todo. Desde sus cuatro años de edad vive entre El Alto y la provincia Omasuyos, donde aprendió agricultura.
Sólo pudo terminar el bachillerato, pero afirma que se formó en medio del sindicalismo. Comenzó siendo dirigenta de los artesanos y ahora ocupa una silla en la Cámara Alta.
¿Antes de ser senadora a qué se dedicaba?
Era artesana y era profesora de técnica. Di clases en diferentes zonas y también en provincias.
¿Qué tipo de artesanías producía?
Chompas de alpaca, guantes' todo en alpaca. También pollerería, macramé, chamarrería, todo en confección.
Usted es de la provincia Omasuyos, ¿en qué año emigró a La Paz?
Con mis padres siempre hemos vivido en El Alto y en el campo. Un tiempo estábamos acá, un tiempo allá. Desde mis cuatro añitos siempre estuve yendo y viviendo en los dos lados. En el campo, haciendo la chacra, sembrando papa, viendo nuestros animales. Sé cómo es la vivencia del campo y de la ciudad.
¿Cuál es su grado de formación académica?
(Llegué) hasta el bachillerato, pero me formé en el sindicalismo. Aprendí muchas cosas allí. Trabajé 18 años en el Centro Pachamama Pastoral Social Caritas. Ahí iba a dar clases a diferentes distritos y provincias. Como mujer he transmitido mi sabiduría y he formado a más de 1.000 mujeres en tejido, pollerería, macramé, chamarrería.
He ido capacitando más a las mujeres para tengan un ingreso para su pan del día, y así puedan ayudar en su hogar.
Al último, si bien me enfoqué en trabajar con las mujeres, los varones empezaron a agruparse y también a ellos les he enseñado pollerería para que habrán tiendas en las que puedan generarse ingresos. Y así voy a seguir trabajando con los hermanos y hermanas.
¿Por qué decide ingresar a las arenas de la política?
Tiempo atrás vi que se discriminaba a las mujeres. No nos dejaban participar como dirigentas. Recuerdo que el primer cargo dirigencial que ocupé fue en el colegio San José, como madre de familia. Ahí percibí discriminación hacia las mujeres. Y eso me molestó y fue lo que me impulsó a decidir ejercer, ya que pienso que nosotras también podemos ejercer ese tipo de cargos, incluso tal vez con más responsabilidad que los varones.
Luego fui dirigenta de los artesanos. Y ahí también conocí cómo a las mujeres nos hacían a un lado y a mí me gustó entrometerme en eso. Pero, a la vez, he sido una de las fundadoras del instrumento político en la ciudad de El Alto. Ahora, entrar como senadora, se debió a un ampliado de todas las organizaciones sociales, donde escogieron de nombres que se nominaron.
¿Su vida personal cambió con su curul de senadora?
Como senadora debo levantarme un poco más tempranito. Mis hijos ya son jóvenes, responsables y me apoyan.
¿Económicamente gana más ahora que antes?
Yo no he entrado a la Asamblea para ganar, he entrado para servir y ayudar al pueblo. El dinero no es mucho problema, aunque tenemos muchos gastos como autoridad. Antes como dirigenta era otra cosa. Como autoridad, ahora hay muchos padrinazgos, me nombran madrina de promociones. Pero cumplo ayudando, porque salí del pueblo y conozco la necesidad.
Siempre estoy colaborando a todas mis organizaciones. Nunca he negado nada y voy a seguir así. Aunque como mi trabajito yo tenía, estoy trabajando y con eso me ayudo también.
¿Cuántos proyectos de ley ha presentado desde 2010?
Como estamos en conjunto, las leyes que estamos actualmente aprobando vienen de nosotros, algunos también nos manda el Ejecutivo, pero siempre en coordinación con las organizaciones sociales.
Uno que podría mencionar de mi persona es el proyecto de ley artesanal, que lo recogí y lo actualicé, porque estaba 25 años en la Cámara de Diputados, ya que no teníamos un representante que nos ayude.
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