01 octubre 2012

A 80 años de la batalla en Boquerón

El fortín Boquerón estaba elegido por el destino para servir de escenario a una de las gestas más heroicas de la historia militar de Bolivia en la guerra del Chaco, en los años 1932 – 1935. Dicho destacamento estuvo a cargo del Tte.Cnl. Manuel Marzana, en los 21 días que duró el combate desde el 07 al 28 de septiembre del mencionado año.

Los que participaron jefes, oficiales y tropas tuvieron una brillante actuación digna de destacar ante un ejército paraguayo que con mucha anticipación se había preparado y armado. Tenían ellos 5.000 hombres, y los nuestros escasamente llegaban a 450, había una desproporción enorme de 10 a 1 y actuaban en su hábitat.

De la larga historia bélica que duró tres años, solamente relataré las actuaciones más sobresalientes de nuestro Ejército, por el factor espacio, y son las siguientes; según el historiador Dn. Roberto Querejazu Calvo en su libro Masamaclay.

A esto debo agregar que desde un comienzo y hasta el final el alto mando militar argentino los asesoraba a los paraguayos su Estado Mayor.

Ni qué decir del canciller Saavedra Lamas en la presidencia de Justo Urquiza, que aparentando ser neutral en las reuniones de cancilleres, delegados, para intentar en la vía diplomática evitar la guerra, notoriamente se inclinaba a ellos.

El 1º de septiembre llegó al puesto de mando paraguayo el Mayor Manuel Garay y le hizo entrega al Tte.Cnl. Estigarribia un documento que decía “Tomé Boquerón” el 7 de septiembre con 5.000 hombres del primer cuerpo de ejército recibieron la orden de marchar sobre Boquerón. Del lado nuestro no eran más que 450 hombres con muy poca dotación de armamento, nunca comparable a lo que ellos habían acumulado, la orden de operaciones del Tte.Cnl. Marzana decía, el destacamento tiene la misión de defender posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto, los batallones Cuenca y Romero en los sectores que ocupan, la reposición de municiones se hará por estafetas desde el comando, el santo y seña para esta noche es, Oruro Potosí.

Los paraguayos tenían en ese momento 5.000 hombres de las tres armas estaban listos para hacer trizas el Fortín Boquerón que estaba en nuestro poder, el 9 de septiembre a las 7 de la mañana se escuchó un atronador “Viva el Paraguay” de las tropas del regimiento Itororó, comenzando el ataque iniciando el juego, el combate se propagó a todo el frente, los cañones y estoque paraguayos comenzaron el martilleo. Las fuerzas de Marzana abrieron fuego. La mortífera barrera de plomo paralizó a los atacantes, en el camino entre Yujra y Boquerón cayó prisionero el mayor Adolfo Lairana, los sobrevivientes retrocedieron desordenadamente hasta Yujra , dejando en el pajonal más de 40 muertos de su batallón, horas mas tarde avanzó por el mismo camino una nueva compañía del 14 de infantería a las órdenes del Tte. Rosendo Villa en orden de combate y con las bayonetas caladas, chocó violentamente con el enemigo y se lanzó a feroz lucha cuerpo a cuerpo. La unidad boliviana quedó diezmada por la superioridad numérica del contrario. Villa, después de hacer derroche de heroísmo y valentía cayó muerto, al pretender tomar un nido de ametralladora de los contrarios.

Esa noche entró en Boquerón otra Compañía del Regimiento 14 de Infantería comandada por el capitán Tomás Manchego. Sembrando el desconcierto en filas enemigas, el 13 de Septiembre se cerró el cerco al fortín por parte de una compañía del regimiento Corrales.

En Boquerón no había desalientos. La presencia de Ustarez resultó un estímulo para los defensores del reducto. A la mañana siguiente a su ingreso al fortín y habiendo descansado muy poco. Ustarez se ofreció al teniente coronel Marzana para hacer una salida con sus soldados del Loa y reconocer la fuerza que el enemigo tenía al Sur y Sudoeste. Nadie había hecho más que Ustarez para afianzar la soberanía boliviana en los bosques y pajonales del Chaco. “Año tras año, pasó de fortín en fortín, husmeando los puestos paraguayos, explorando caminos, descubriendo sendas.

Llegaba a fortines paraguayos por picadas invisibles, grabando su nombre en los árboles en las proximidades de los mismos”. En 1931, tomado prisionero en Toledo, fugó con sus cinco soldados por entre los centinelas que lo custodiaban y se perdió en el monte. El coronel paraguayo Carlos Fernández ha escrito. “El famoso capitán Ustarez recorría impunemente vastas regiones ocupadas y explotadas por el Paraguay, llegando ha hacer un viaje desde el fortín Saavedra a Concepción por Nanawa, guiado por los misioneros ingleses de la zona, regresando al punto de partida vía Formosa después de descansar unos días en nuestra capital”.

El diario del teniente coronel Marzana relata así la salida del capitán Ustarez esa mañana del 12 de septiembre. “Horas 9:30. Lleva la misión de constatar la cantidad de tropas enemigas que ocupan toda la orilla del monte y traer al fortín suficiente cantidad de munición y armamentos abandonados por los paraguayos. Pero dicho capitán, lejos de concentrarse a la misión encomendada avanza por toda la orilla del monte que se extiende hacia Yucra, se compromete en combates formales contra un enemigo superior y además emboscado”. Le acompaña Juvenal Villanueva quien relató esos angustiosos momentos. “Encontrando cerrados todos los caminos que le eran tan familiares, Ustarez no trepidó en atropellar con sus soldados un puesto definido combatiendo cara a cara... en su ley; herido de muerte en el pecho y el vientre, cayó de boca su ametralladora, besándola como se besa una cruz”. El comandante de la división paraguaya que dirigía el cerco declaró. “La muerte del capitán Ustarez fue la primera gran pérdida boliviana, porque ese oficial conocía palmo a palmo el Chaco. Viviente hubiera constituido para las fuerzas paraguayas un factor de permanente inquietud, pues había demostrado en tiempo de paz gran audacia, voluntad acerada y la sutil astucia de su raza. Su muerte es una acabada prueba de su osadía y coraje.

El destacamento Marzana con todos sus jefes, oficiales y tropas queda claro, que no se rindieron. Cayó el fortín Boquerón después de una heroica resistencia de 21 días y noches por la falta de lo más esencial: el agua y víveres, como también munición, que si lo hubieran tenido como los paraguayos, otra sería la historia.

Honor y Gloria Eterna – a Villa, Manchego, Ustarez, Marzana, Cuenca, Romero, Pabón, Paz Soldán, Bilbao Rioja, Jordán, Murillo, Montalvo, Rivero Sánchez, Dávila y muchísimos otros valientes Militares que dejaron en alto el nombre de Bolivia, y muchos merecen monumentos.

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