22 enero 2011

La hegemonía del MAS se pone en debate

No es el mejor momento para dar un discurso. Cuando el presidente del Estado plurinacional, Evo Morales, se presente hoy ante la Asamblea Plurinacional para presentar su informe anual, no tendrá el apoyo a su gestión de siete de cada diez bolivianos a sus espaldas como hace un año, sino que sólo del 35% de la población. En el primer año del segundo mandato del Gobierno del MAS, Morales comenzó a experimentar problemas con su base social, que se tradujeron en marchas, bloqueos y paros que tuvieron su momento de mayor tensión luego del ‘gasolinazo’ del 26 de diciembre, que provocó incluso cortes de ruta en Chapare, cuna política del Presidente. Con ello, la hegemonía del proyecto político fue puesta en debate.


Analistas y políticos de oposición concuerdan en que 2010 fue un punto de inflexión del Gobierno y que hubo más oscuros que claros en el balance final. En el lado de lo positivo, el senador oficialista Adolfo Mendoza destaca las nuevas instituciones nacidas este año, como las autonomías, el Tribunal Electoral Plurinacional, el Tribunal Supremo de Justicia o el Tribunal Constitucional Plurinacional, por lo que considera que fue brillante en términos de mandato constitucional, pero débil en democracia participativa. Esa debilidad también es mencionada por el senador opositor Germán Antelo, que considera que la prisa mató toda independencia de poderes. Asegura que las leyes venían listas desde el Ejecutivo y poco se podía cambiar en el Legislativo.


Otro aspecto positivo señalado por el diputado del Movimiento Sin Miedo, Fabián Yaksic, es la estabilidad macroeconómica y a ésta le añade la emergencia de una nueva élite y visibilidad de los sectores indígenas en espacios en los que antes estaban vetados, como la administración pública.
En cambio, Yaksic observa que el Gobierno no ha logrado romper el carácter de exportador de materias primas extractivas y no se ha podido dar el salto industrial en materia de hidrocarburos.


El ex candidato presidencial por UN Samuel Doria Medina ve una contradicción que ya se dio en Venezuela: hay mucho dinero pero con escasez de productos. Considera que la base social del Gobierno se ha reducido a su núcleo duro, expresado en el 35% que aparece en las encuestas realizadas en enero por Captura Consulting.

Por su parte, el analista político Carlos Toranzo considera que en el último año le apareció al Gobierno el desafío del manejo de la economía, por lo que se ha visto en dificultades en la administración de los hidrocarburos y sobre todo por la cuestión de la seguridad alimentaria. Considera que esto ha llevado al Gobierno a cierta deslegitimación frente a su electorado, pero todo sucedió por errores propios y no por méritos de la oposición.

“Hasta hace pocos meses parecía que Evo Morales era dueño de los movimientos sociales, ahora parece que éstos son los dueños del Presidente y éste un prisionero de ellos. Hay muchas oportunidades para la oposición, pero no hay, especialmente en el oriente”, dijo.
Para Mendoza, una de las conclusiones de las movilizaciones del ‘gasolinazo’ es que en el país impera un nuevo pluralismo político en el cual los partidos políticos, incluido el MAS, son sólo otra voz en el escenario y ya no las únicas. Ve como la mayor amenaza del proceso de cambio al particularismo, que la gente privilegie su interés particular sobre el colectivo. “Pero tampoco tú puedes privilegiar el colectivo sin reconocer la legitimidad de las necesidades particulares”, admitió.

Y Yaksic tal vez tenga la razón de esa mirada. Pese a que en los últimos 12 años se ha logrado reducir 10 puntos la extrema pobreza, aún hay 3,3 millones de habitantes que sufren esa condición. Por ello, el diputado considera importante la sostenibilidad de los bonos, que junto al aumento de precios de los productos que exporta el país, ha logrado reducir la pobreza a un ritmo del 1% anual desde 2006, pero lamenta que todo esto haya cobrado un cariz de irreal con el ‘gasolinazo’, que puso en duda la bonanza económica nacional.
Ante este panorama, el Gobierno planea volver a sus orígenes. La frase “gobernar obedeciendo al pueblo”, pronunciada por Morales para derogar el ‘gasolinazo’, tiene su aplicación práctica en un diálogo más cercano con los movimientos sociales y en procesos de democracia participativa que aplicará la Asamblea Legislativa desde este año, con un reglamento que les permitirá deliberar junto con el pueblo.

Las autonomías están estancadas
La aprobación de la Ley Marco de Autonomías dio paso a la creación de las asambleas departamentales y la transferencia de competencias del Gobierno central a las gobernaciones y municipios; sin embargo, el proceso autonómico, muy dinámico entre 2004 y 2008, parece haberse estancado. Así lo entienden el diputado Fabián Yaksic y el senador Germán Antelo.

“Hemos elegido gobernadores y alcaldes con nuevas reglas, pero no se nota que estuviéramos construyendo un Estado autonómico”, dice Yaksic, que ve además que las regiones, básicamente Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, han perdido la brújula de la autonomía.

El senador Antelo nota que la Ley Marco fue elaborada para mantener el control en el Gobierno central, destituir adversarios políticos y centralizar aún más el Estado. Como ejemplo pone la ley educativa recientemente aprobada, que vuelve a centralizar la educación pese a que la misma Constitución indica que ésta es una tarea concurrente entre el Gobierno y las gobernaciones.

Un tema pendiente para 2011 es el llamado pacto fiscal. Antelo asegura que el Gobierno no quiso debatir el tema el año pasado, pero Yaksic considera que es ineludible en la presente gestión. Para ello considera vital ‘sincerar’ la población boliviana a través de un nuevo censo de población, para luego tratar de consensuar una correcta redistribución de los recursos estatales.

“Otra cosa es con chuis, otra cosa es con competencias claras y con recursos”, dijo el ex aliado del Movimiento Al Socialismo.

Las cifras

70%
Éste fue el porcentaje de aprobación de la gestión de Evo Morales antes de asumir su segundo mandato

35%
Es el respaldo de la gestión de Morales medida a principios del mes en curso. En un año descendió 35 puntos

Sector por sector

Político
Resultados dispares sin Evo Morales en la papeleta
El Movimiento Al Socialismo es el único partido con presencia nacional. El MAS logró casi dos tercios de las alcaldías del país y seis de nueve gobernaciones, pero las elecciones de abril de 2010 significaron un retroceso del volumen de votos del partido en función de Gobierno, que no parece tan indiscutible sin Evo en la papeleta.
El MAS se llevó sorpresas poco agradables al perder alcaldías como las de La Paz y Oruro a manos del MSM y no poder conquistar las gobernaciones de Santa Cruz, Beni y Tarija.
Sin embargo, algunos de estos espacios han sido conquistados luego de que alcaldes y gobernadores fueron suspendidos por procesos judiciales.

Económico
La industrialización sigue siendo sólo un sueño lejano
El salto industrial es la principal meta del Gobierno del MAS en su segunda gestión, pero aún no parece como un proyecto cercano a concretarse. Según datos del Gobierno, Bolivia necesita entre $us 18.000 millones y $us 34.000 millones en cinco años de gestión y hasta el momento no los tiene asegurados. En el primer año logró una inversión total de $us 1.600 millones y para 2011 están presupuestados 3.000 millones. Con ambas cifras ni siquiera se llega a la meta menor de inversión. El Gobierno admite que necesita reclutar expertos en economía global que le permitan apalancar recursos internos con la base del ‘colchón’ del Estado plurinacional, por lo que se abrirá a la inversión extranjera.

Social
Los bonos son la estrella de la gestión humana
La distribución condicionada de recursos sigue siendo la perla del barco estatal. La reducción de un 5% de extrema pobreza en los últimos años habla bien de las medidas destinadas a los que menos tienen, así como la disminución de la deserción escolar.
También se llevó adelante la reforma de pensiones, que apunta a mejorar la jubilación de los que tienen menos recursos, pero que grava mayores descuentos a toda la población. La corrupción que reinó antes en este sector hace que se desconfíe de la capacidad del Estado para sostener un sistema previsional. Luego de cuatro años de discusión, el Gobierno también logró aprobar la Ley de Educación Avelino Siñani.

Opinión

“Lo plurinacional aún es débil”
Fernando Mayorga / Sociólogo
La gestión de Gobierno en 2010 ha tenido dos partes. La primera tuvo que ver con la implementación de la Constitución, que es la parte heroica del proceso de cambio del MAS y que se resume en plasmar un proyecto político en el Estado. Allí surgieron las primeras contradicciones entre el diseño institucional y la realidad social. La retórica refundacional que acompañó el proceso constituyente contrasta con la levedad de las reformas.
El Estado plurinacional es en sí un Estado aparente. Lo único plurinacional que tenemos hoy en día es la definición de Estado.
El Estado es plurinacional, pero la sociedad boliviana no. La Asamblea sólo ha hecho leves reformas legales y ha mantenido, por ejemplo, la cuota de circunscripciones indígenas en siete. No hay mucho cambio respecto a la ley de 2009. Tampoco se reconoce su sistema político, como el cabildo y la asamblea.
Por ello, con relación a la idea de refundación en base a la centralidad étnica, lo plurinacional es aún débil. Tampoco se ha reconocido el derecho a consulta previa de los pueblos indígenas. Eso deja claro que los derechos colectivos son débiles cuando entran en conflicto los planes de desarrollo del Gobierno.
Esto crea una especie de ficción jurídica plasmada en la categoría pueblos y naciones indígena originario campesinas. Éso no existe. Nadie es “naciones y pueblos indígenas originario campesina”. Por ello, el que representa esos derechos es el Estado y cuando las demandas entran en contradicción con los intereses del Gobierno, prevalece ‘el interés general’ .
El segundo eje viene dado por el nacionalismo estatista, por la explotación de recursos. El Gobierno no ha encontrado el punto de equilibrio entre retorno al estatismo y la inversión extranjera.
El ‘gasolinazo’ es una medida destinada a tratar de seguir recibiendo excedentes para la redistribución, que es la forma del Gobierno para reproducir su base de apoyo electoral. Con todo esto, se puede decir que el MAS ha llegado al límite de su discurso indigenista desarrollista y cuando las premisas no implican ideas marco como nacionalización o nueva Constitución, el Gobierno tiene problemas para persuadir a sus bases.

Los principales problemas

- Caranavi. La promesa incumplida de instalar una procesadora de cítricos en la población del norte de La Paz provocó que los campesinos bloqueen la ruta por dos semanas. Cuando el Ministerio de Gobierno ordenó desbloquear, los choques entre policías y campesinos provocaron la muerte de dos jóvenes y las heridas de más de 100 personas.

- Potosí. La falta de celeridad gubernamental para atender la agenda regional potosina derivó en un paro general indefinido de la Villa Imperial que se prolongó durante 18 días. Al final, tres días de negociaciones en Sucre y pliegos de entendimiento con muchas promesas de largo plazo fueron suficientes para suspender la extrema medida.

- ‘Gasolinazo’. El Gobierno dictó la nivelación de precios de los hidrocarburos del mercado interno con el internacional. En algunos carburantes el costo subió hasta un 80%. Esto provocó el descontento popular y bloqueos de caminos y marchas de protesta focalizada en la base electoral del MAS: Chapare, El Alto y La Paz. Tras cinco días de tensiones, que amenazaban con agravarse luego de Año Nuevo, Morales decidió derogar la medida la noche del 31 de diciembre.

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