02 diciembre 2009

Garcia Linera “Pasaremos de la conflictividad tectónica a la productiva”

La Razon

“Mantenemos la política de apertura a todo el mundo, nuestro gobierno no ha cerrado las puertas a nadie, no ha buscado anular vínculos con ningún gobierno. (...) Queremos mantener buenas relaciones con Estados Unidos, pero pedimos que respete nuestro país, nuestra democracia”.

El vicepresidente Álvaro García Linera resume, en un extenso diálogo, la campaña por la reelección del Movimiento Al Socialismo (MAS), su visión de país y destaca que, a pesar de que los tiempos de alta conflictividad con la oposición han terminado, escenarios similares pueden reaparecer, porque el sector contrario mantiene el poder económico que le permitiría rearmarse. De todas maneras, considera que tal conflictividad será de baja intensidad, ya que Bolivia superó contradicciones históricas.

Las encuestas favorecen al MAS. Con ese panorama, ¿qué tareas prevén después del 6 de diciembre?
Dividiría la respuesta en tres ejes: un desarrollo legislativo de la Constitución, un desarrollo institucional de la Constitución, un despegue industrial y una ampliación de la red de protección social. En el primero, hay 100 leyes que la propia Constitución prevé y que hay que desarrollarlas para dar cuerpo Legislativo a una gran cantidad de derechos que están presentes en la nueva Constitución. Entre las primeras leyes que habrá que aprobar, aunque ya lo mencionaron, figuran las leyes del Órgano Judicial, del Órgano Electoral, la ley del Tribunal Constitucional, del Órgano Judicial, la Ley de Autonomías.

El primer eje busca un desarrollo legislativo de la Constitución, normando los derechos conquistados por la sociedad en la nueva Constitución, el segundo eje también tiene que ser inmediato, es el desarrollo de las instituciones, tendrá que consolidarse la estructura administrativa de las industrias del Estado, que requiere también una estructura institucional y la implementación del Estado autonómico a partir de abril (del 2010).

El tercer eje es el del gran salto industrial y hemos venido preparándonos en esta gestión, tiene que ser el salto audaz, rápido, eficiente y financieramente sustentable del despliegue de iniciativas de carácter industrial; estamos hablando de hidrocarburos, hierro y generación de energía eléctrica.

El cuarto eje es el de la red de protección social, seguro universal de salud, seguro universal agrícola, que ampliaría la cobertura social consolidada con el bono Juancito Pinto, la renta Dignidad, el bono Juana Azurduy. Ya arrancamos con la planificación, el Presupuesto General de la Nación (PGN), que hemos remitido al Congreso, incorpora estos elementos, pero con más fuerza, con más decisión a partir del 8 de diciembre.

En estos cuatro ejes, ¿cómo responderá la propia conformación del Gobierno?
Uno estará en manos del Congreso, tres en manos del Ejecutivo, El desarrollo Legislativo en el Congreso, pero el desarrollo institucional, el salto industrial y la red de protección social quedan en manos del Ejecutivo. El Presidente verá cómo reorganiza al conjunto de sus colaboradores a estas necesidades inmediatas de nuestro plan de gobierno.

Si hablamos del futuro cercano y, considerando que en estos años de gobierno ha tenido una confrontación dura con la oposición, ¿cree que Bolivia sólo se puede gobernar de esa manera?
No, porque esa confrontación era previsible, todos los datos del análisis teórico político hablaban de que iba a haber tensiones, lo sabíamos y nos preparamos para ello, pero intentamos que no se diera, porque todo cambio de la naturaleza social del Estado lleva a un reacomodo de los poderes y eso hace pensar que hay gente que tenía mucho poder, y que para dar paso a otras personas que también quieren poder, iban a resistirse. Éste no era un cambio de gobierno, era un cambio de Estado, es decir del bloque social que va a tomar las decisiones de la forma de distribuir los recursos públicos y del ideario del sentido común de la gente; si se estaba viniendo este tipo de cambio de Estado y de economía, era previsible la resistencia. El tránsito hacia un nuevo Estado tiene su punto de bifurcación que es complicado, ese punto lo pasamos, lo resolvimos (con la aprobación del proyecto de Constitución Política del Estado, el 2008). Teóricamente es imposible que se vuelva a dar esa conflictividad.

Pero usted prevé que la conflictividad retorne. En una entrevista con Le Monde Diplomatique dijo que esa oposición, aunque derrotada, tiene el poder económico y puede rearmarse. Eso quiere decir que es necesario gobernar con fuerza.
Temporalmente, nunca se derrota del todo. La gran batalla se la dio y se derrotó histórica y moralmente al adversario. Ahora es el tiempo de decirle “venga, súmese, tomaremos en cuenta sus intereses, no como algo prioritario, pero los tomaremos como algo importante”. Pero el adversario existe, sin proyecto histórico, sin poder político, pero tiene poder económico y, por lo tanto, eso lo habilita a que a mediano plazo o a largo plazo vuelva a rearticular otro proyecto. Nuestra apuesta para consolidar en el largo plazo lo conseguido, es que debemos terminar de estructurar un nuevo poder económico correspondiente a este nuevo bloque de poder político.

Ése sería un Estado económicamente fuerte.
Un Estado que controle un 30% o 35% del Producto Interno Bruto, que haga alianzas estratégicas con todos los sectores productivos, con los pequeños, medianos y los grandes empresarios, que le permitan al Estado un nivel de presencia en los ámbitos medulares de la economía nacional.

Parte de este Estado se asienta en industrias estratégicas que manejarán los recursos naturales que están en áreas indígenas, pero ¿qué pasa si los indígenas no aceptan el proyecto?
Yo diferenciaría. Uno, la Constitución garantiza los derechos de consulta y nosotros hemos peleado por esos derechos de consulta, y los cumplimiremos con los pueblos indígenas de las tierras bajas. Sin embargo, en algunos lugares no son los pueblos indígenas, son los grupos de asesores vinculados a ONG los que quieren crear dificultades. Le pongo el caso del norte de La Paz, hemos hablado con las comunidades y están de acuerdo, pero el asesor vinculado a una ONG nos cita a un debate con su abogado en Ginebra. No son los pueblos indígenas, es una ONG que, a nombre de los indígenas, intenta bloquear las iniciativas del Estado.

¿Pero los indígenas no pueden tener asesoramiento extranjero o especializado, cómo sucede con los indígenas de Estados Unidos, que cuentan con el apoyo de abogados de renombre de Nueva York?
Ese tema nos llama la atención, es sospechoso cuando uno dialoga con las comunidades. El nivel dirigencial, que no sé si vive en Bélgica, te dice: “vengan a hablar con mi pull de abogados en Bélgica”, ésos no son indígenas, los asesorados no son las comunidades, son el grupo de indígenas que traen un tipo de mentalidad y eso no. El interés del Estado es el prioritario, las comunidades indígenas en tierras bajas tienen sus derechos a consulta y hay que tomar en cuenta sus necesidades, hay que considerar mecanismos de resarcimiento, pero no están por encima del interés general del Estado dirigido por los indígenas.

¿Hasta dónde llega ese derecho de consulta?
Consultamos, escuchamos, pero el interés de todos los indígenas, de un núcleo de dirigentes indígenas no está por encima ni estará por encima del interés de los pueblos indígenas, de los mestizos y de todos los bolivianos que estamos en el Estado.

A propósito del norte de La Paz, los indígenas denunciaron que el Gobierno los dividió, porque no respetó un preacuerdo de diálogo con las dirigencias.
Hemos hablado con las comunidades, pero había otro criterio dirigencial y aquí no vamos a hacer caso a un grupo de abogados de Bélgica que nos diga cómo usar nuestra Amazonia. Las necesidades de un grupo de ONG de Europa no son las necesidades del Estado.

Vivimos un escenario de dicotomías: permanece un enemigo agazapado, derrotado tal vez...
No enemigo, es un adversario.

Bueno, pero está ahí, frente a un Estado duro. También plantea un Estado económicamente fuerte frente a unas empresas públicas que deben ser eficientes y los derechos indígenas versus el derecho de consulta, que puede generar más choques. ¿Cómo superar las contradicciones?
Eso siempre habrá, pero ya hemos pasado el momento de la gran conflictividad, hemos pasado el punto de bifurcación y el nuevo Estado se consolida, pero habrá conflictos cotidianos en torno al tema del personal del Estado, habrá en el tema regional, la aplicación de la autonomía departamental y la indígena, habrá una cantidad de tensiones productivas necesarias en cualquier sistema democrático; el sistema democrático no es el ámbito de la unaniminidad, ése es el cementerio. Hay tensiones productivas cotidianas. Las grandes tensiones productivas estructurales ya las hemos pasado; era el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos y la desconcentración del poder. Esas dos fallas tectónicas del Estado boliviano hoy se suturan, pero hay otras pequeñas cosas y rencillas y peleas, pero no en el nivel de la tensión ni en el nivel de los riesgos que representaban en torno a estos dos ejes históricos de conflictividad de nuestro país, habrá pequeñas dicotomías, y qué bien que sea así porque eso permite el debate, pero son conflictividades productivas, cotidianas, de baja intensidad, las de alta intensidad fueron resueltas.

En esta nueva agenda, la política tendrá que regionalizarse, hay una mensaje del Prefecto de Santa Cruz que dijo que había que buscar diálogo. ¿Qué responde usted?
El diálogo es obligatorio, el Gobierno tiene que hablar absolutamente con todos los actores en lo que corresponde, tiene que hablar con empresarios sobre la agenda económica, pero no puede hablar con instituciones que quieren conformar un partido político de los empresarios; también hablaremos con prefectos y con alcaldes sobre el Estado autonómico, convocaremos a esos cuatro niveles de desconcentración del poder (departamental, municipal, regional e indígena).

¿Después de abril del 2010?
Sí, pero la Asamblea Plurinacional, cuando se instale el 22 de enero, comenzará a debatir las leyes importantes, como la Ley de Autonomías. Convocaremos a los actores actuales y cuando sean elegidos los futuros prefectos y gobernadores, los volveremos a convocar. El Congreso no puede esperar a abril.

¿No hay riesgo de que se dialogue con candidatos que quieran utilizar ese espacio?
Dependerá de la habilidad de los presidentes de las cámaras no convertir estas convocatorias en campañas electorales.

¿Se acercará a la nueva cúpula de la Iglesia Católica?
Ya somos un Estado laico, respetuoso de las diferencias de creencias religiosas, tendremos acercamientos en el ámbito de la temática religiosa, de la temática educativa, con todas las confesiones que existen en el Estado boliviano.

Da la impresión de que en este poder dual que comenta, tendrá las riendas del Estado y podrá acomodar a cada actor.
La Constitución establece eso. Para eso se aprobó la Constitución, para eso se ha dado esa gran conflictividad, para ordenar la casa. No podemos seguir en ese desorden institucional de antes, cada quien debe estar en el ámbito de la competencia que le corresponde. Pero el Estado gobernante está compelido a dialogar con todos los sectores en el ámbito que le corresponde.

¿Hay temor de que la oposición salga del propio MAS?
Es interesante, por lo general estos proyectos tan grandes enfrentan problemas por las divisiones internas, que son las oposiciones más peligrosas, porque cuando hay un opositor externo, esto te fortalece, te cohesiona, te agrupa, el sentido gregario sociológicamente previsible se potencia, las adversidades externas hacen crecer a un partido. Pero cuando surgen fisuras internas, ésas son las oposiciones más peligrosas, aunque también tiene que haber debate interno; ahí hay otra antinomia, de lo contrario, la estructura interna se anquilosa, no se renueva, ésa es nuestra tarea interna, cómo seguir este debate interno y la renovación de los liderazgos que da vida a una estructura política, pero a la vez estar atentos para que no haya fisuras. Hasta ahora, el liderazgo del presidente Evo es la garantía que nos permite unir una diversidad de corrientes; nuestra fuerza radica en él.

¿No teme que, de esa oposición arrinconada, surja un jacobino que lo guillotine?
En la lucha política todo puede suceder. Y el buen político, el estratega político tiene que ser previsor, entendemos esta lógica, ya la hemos previsto, y entonces nos preparamos para prevenirla. Dicho en términos fríos, a mediano y largo plazo, es probable la constitución de un nuevo bloque de poder opuesto a nosotros, de carácter oligárquico. El que surja o no dependerá de nuestros aciertos y desaciertos que hagamos nosotros como bloque de poder nacional social popular indígena, lo entendemos muy bien. Hemos nacido así, venimos del llano. El presidente Evo viene desde el llano, yo también, sabemos lo que es el curso de estas luchas, el Presidente viene de ser dirigente de un sindicato, yo vengo de ser un estudiante universitario que veía pasar los tanques de la dictadura, incluso siendo escolar. Por eso, a medida que hagamos eso, la oposición se vuelve irrelevante e innecesaria. Hasta que dejemos de hacer las cosas bien.

Las frases

“Entendemos que en una segunda gestión no tenemos derecho al descanso porque las exigencias serán mayores”.

“Tenemos que formar cuadros con una visión bolchevique y espartana; en el sacrificio, por eso muchos dirigentes regionales no son candidatos”.

“Buscamos un complemento al liderazgo del presidente Evo, pero eso no se construye fácilmente, estos liderazgos surgen cada 50 años”.

“Cuando surgen fisuras internas, ésas son las oposiciones más peligrosas, aunque también tiene que haber debate interno”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario