09 agosto 2009

Estudio opositor plantea quitar a Evo 21% de sus votos de 2005

La Prensa

La estrategia de la oposición para hacer frente al presidente Evo Morales en las elecciones generales del 6 de diciembre pasa por arrancarle 21 puntos del 54 por ciento de votación que consiguió en los comicios generales de 2005 y además forzar una segunda vuelta electoral o balotaje para intentar una “alianza de último momento”.

Un estudio estadístico del ambiente electoral del país encargado por el candidato de un frente opositor al cual tuvo acceso La Prensa y que, según se maneja, fue conocido por otros partidos contrarios a Morales concluye que éste tiene un “voto duro” o seguro de 33 por ciento.

Ello demostraría la baja de 21 por ciento en relación con los que votaron por el Jefe del Estado en los comicios del 18 de diciembre de 2005, cuando salió victorioso con 54 por ciento. Este 21 por ciento, especifica el estudio, “está desencantado con el proceso de Morales y busca una opción distinta”, que puede ser aprovechada por la oposición.

El análisis tiene como pilares encuestas de Equipos Mori, Ipsos, Greeberg y el informe estadístico levantado por las universidades públicas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Todos ellos concluyen que Morales será el ganador en diciembre; aunque no llegará al 50 por ciento más uno necesario para ser reelegido de forma directa.

El estudio de Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado señala, por ejemplo, que el respaldo al Mandatario se estancó en 45 por ciento entre mayo y julio; la siguiente preferencia apunta al empresario cementero y jefe de Unidad Nacional (UN) Samuel Doria Medina con un aumento del 5 al 11 por ciento en ese mismo periodo.

Ambos seguidos por el ex prefecto cochabambino Manfred Reyes Villa, que subió de 5 a 8 por ciento en esos tres meses; el ex presidente y líder de Podemos Jorge Quiroga, con 7 por ciento; el ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, con 6 por ciento; el alcalde potosino, René Joaquino, con 3 por ciento, y el jefe del Senado, Óscar Ortiz, con 2 por ciento.

El estudio al que accedió este medio recomienda, basado en estos guarismos, que un frente amplio opositor antes o después de los comicios puede aglutinar los porcentajes de todos estos candidatos, que suman 37 por ciento.

Pero la formación de este frente ha sido hasta ahora evadida por los postulantes opositores; por lo que sus votos están destinados a dispersarse tal como muestran los datos anteriores.

Aparte, el informe subraya que los números de éstos pueden variar hasta el 6 de diciembre, pero no así el concerniente a Morales, que, como se dijo, tiene un voto seguro de 33 por ciento.

El meollo de la estrategia opositora, entonces, apuntará a arrebatarle a Evo los 21 puntos de “masistas desencantados”. “Tiene un voto duro del 33 por ciento que no cambiará de opinión (…) la mayor parte de esa votación está en el campo. El voto que coronó a Morales (en 2005) es el 21 por ciento de centros urbanos y suburbanos”.

Érick Fajardo, uno de los coordinadores de la campaña de Reyes Villa, afirmó que se percibe una caída en la votación del oficialismo y dijo que las reuniones técnicas realizadas por su partido han determinado un control electoral para que ese 33 por ciento de voto duro masista no se reproduzca en las zonas masistas, en sindicatos y algunas áreas urbanas.

El ex oficialista Román Loayza, quien reconoció no conocer de este análisis de los opositores, arguyó que la forma de desinflar la votación de Morales es “pinchando” el voto en los cuadros medios de las organizaciones afines al Presidente, donde efectivamente hay descontento con la gestión.

Germán Antelo, candidato del MNR, indicó que el “voto disperso” está en las regiones no controladas por el masismo y destacó la importancia que tendrán en las justas los departamentos de la “media luna”, que aglutinan a buen porcentaje del electorado.

Pero, las cifras tienen sin cuidado al oficialismo. El jefe de su bancada de senadores, Ricardo Díaz, arguyó que “el compañero Evo se ha trazado una meta: 70 por ciento para ser reelegido”.

En todo caso, la primera opción planteada por el estudio es la apropiación de los votos indecisos de todo el país, ya que entre 18 y 30 por ciento de los ciudadanos no saben por quién votar a fin de año, lo que podrá aumentar ese caudal de 37 por ciento a favor de la oposición, aunque el MAS también está en carrera para seducir a este sector.

La encuesta de las universidades públicas San Andrés, San Simón y Gabriel René Moreno, por ejemplo, reveló que hasta julio 18,4 por ciento de los electores no tenía un candidato seguro, a la par que 62 de cada cien bolivianos todavía no tienen decidido a quién apoyarán con su sufragio.

En consonancia, el sondeo privado elaborado por la empresa ERC arrojó que el 30,95 por ciento de los votantes no tiene un postulante de preferencia.

Mientras la campaña de Reyes Villa prefiere apostar por aglutinar colectivos civiles en su frente, la de Víctor Hugo Cárdenas, asesorada por Julio Aliaga, sabe que llegar a una segunda vuelta electoral depende de confirmar la pérdida de 21 puntos porcentuales de Morales en 2005.

“Evo parte con un 33 por ciento y no sube mucho más con su campaña, (sin duda) hay que conquistar a los indecisos, así la segunda vuelta es absolutamente posible, incluso el Gobierno la está viendo como probable”.

Precisamente el balotaje es la meta a la cual apunta el estudio opositor al que accedió este medio, que subraya que, en caso de que no se conforme un frente con un solo candidato antes de las elecciones de diciembre, se podría pensar en una “alianza de último momento” para hacer frente a Morales en la segunda vuelta de los comicios.

La nueva Carta Magna reconoce al balotaje como un mecanismo dirimente de los procesos eleccionarios presidenciales, dejando la última palabra al soberano y no a los partidos con representación en el Congreso.

Así que, con esta nueva fórmula, un partido requiere, para imponerse en la primera rueda, ganar con al menos el 50 por ciento más uno de los votos válidos u obtener un mínimo de 40 por ciento de éstos, siempre y cuando tenga una diferencia de 10 por ciento o más en relación con la segunda candidatura. En caso de que ninguna postulación cumpla estas condiciones, se llama a una segunda vuelta electoral entre los dos más votados en un plazo de 60 días, computados desde el 6 de diciembre.

Sin embargo, de acuerdo con la politóloga María Teresa Zegada, hacer cálculos numéricos en política no es suficiente para ganarle a Morales, quien lleva tres victorias consecutivas e históricas: elecciones generales (54 por ciento), referéndum revocatorio del 10 de agosto de 2008 (67 por ciento) y los referendos por la Constitución Política del Estado (61,4 por ciento).

La aprobación del Gobierno descendió en tres años de gestión

La aprobación del Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha sufrido una baja en las encuestas en sus tres años de gestión. En mayo de 2006 alcanzó el 80 por ciento y en julio de 2009 disminuyó hasta los 44 puntos porcentuales, según encuestas de universidades públicas.

La popularidad de la administración de Evo Morales alcanzó su máximo nivel en los primeros meses del periodo constitucional, cuando se realizó la prometida nacionalización de los hidrocarburos. En el mejor momento del Gobierno, 8 de cada diez bolivianos apoyaban al MAS.

El sondeo de las universidades públicas San Andrés, de La Paz; San Simón, de Cochabamba, y Gabriel René Moreno, de Santa Cruz, levantado en julio, arrojó que la aprobación del Ejecutivo alcanzó el 44 por ciento, mientras que 35 por ciento de la población desaprueba su gestión, y 21 de cada cien consultados no precisaron respuesta.

Esta aprobación del Gobierno coincide con otras encuestas que sostienen que la cantidad de votos de Morales con miras a las elecciones presidenciales del 6 de diciembre fluctúa entre 40 y 50 por ciento.

El porcentaje más alto alcanzado por el Primer Mandatario fue en el referéndum revocatorio del 10 de agosto de 2008, en el que fue ratificado con el 67,3 por ciento de los votos. El 18 de diciembre de 2005, cuando fue elegido, se impuso en los comicios con el 53,7 por ciento.

Punto de vista

Rafael Loayza

Sociólogo

“El núcleo duro del MAS está en el occidente, fundamentalmente. En los andes centrales, en el Chapare, en la zona Sur de Cochabamba, en Potosí, sobre todo en el norte, y también en gran parte de Oruro. Ahora, ¿quiénes son sus electores? Sus electores son fundamentalmente aymaras, y el núcleo duro llega al 33 o 34 por ciento, un tercio del electorado. La característica de ese voto difiere totalmente de lo que eran los votos en el pasado. Antes, la gente votaba por partidos y programas. Ahora hay una lealtad étnico-racial”.

Jorge Lazarte

Politólogo

“Ese 33 por ciento es el voto cautivo del MAS, y probablemente por un buen tiempo. Pero hay un porcentaje similar para toda la oposición. Hay un porcentaje que no votará por Morales, el voto ‘antievista’. La elección se definirá entre quién suma más a ese porcentaje inicial. El Gobierno ha añadido un 20 por ciento a su caudal original por los bonos entregados. Es un electorado ganado, pero no es una electorado leal, pese a todo. Esa cantidad de votos la ha logrado por su faceta social. Hay un bloque de votos flotante que puede equilibrar la balanza”.

Apuntes

Según el informe, Evo Morales tiene un “voto duro” o seguro que llega al 33 por ciento.

Además, en el país entre 18 y 33 por ciento de los ciudadanos no sabe aún por quién votar.

Las elecciones generales serán celebradas el domingo 6 de diciembre de este año.

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