Después del anuncio del domingo de abrogar el Código del Sistema Penal, el presidente Evo Morales, ayer en su informe de gestión, priorizó datos económicos y reiteró las acostumbradas comparaciones de su gobierno con anteriores gestiones. En las dos horas que leyó su discurso evitó referirse a los últimos conflictos sociales del país exigiendo la abrogación del Código y el respeto al referéndum del 21 de febrero.
El acto protocolar precedido por una ceremonia ancestral a cargo de autoridades indígenas y campesinas en la plaza Murillo comenzó a las 09 horas con la instalación de la primera sesión legislativa con el único punto: el informe de gestión del presidente Evo Morales.
Mientras el mandatario boliviano leía su informe por dos horas ante la presencia de parlamentarios, cuerpo diplomático, dirigentes sociales afines al MAS y autoridades de Gobierno, por lo menos en dos puntos de la ciudad se realizaban marchas de protesta exigiendo el respeto al referéndum del 21 de febrero de 2016 y a la Constitución Política del Estado.
Mientras el mandatario aseguraba que los “datos eran impresionantes” en el ámbito económico, lo que posibilitó que Bolivia se constituya en el líder del crecimiento a nivel región latinoamericana, una movilización de tractores y otra de cacerolazos tiñó el festejo gubernamental.
DATOS
Entre los datos que leyó Morales, destacó un crecimiento económico de 4,2%, un Producto Interno Bruto per cápita para el 2017 de 3.393 dólares, que se triplicó en los últimos años.
Los depósitos bancarios antes de su gobierno crecían en un 69% y en los últimos años crecieron en 495%, en similares dimensiones aumentó el crédito a 460%. Aseguró que las utilidades del sector privado aumentó en más de cuatro veces, actualmente, registra en 27.766 millones de bolivianos.
Se refirió a la reservas internacionales las que llegaron a 10.261 millones de dólares que dijo se vieron afectadas por la baja en el precio del petróleo, aunque espera una recuperación en el futuro.
Reflejó que la inflación es una de las más bajas en la región aunque después de Perú y Chile. La deuda extrema llega a 24, 6% del PIB el que está en el marco de los términos que prevén organismos internacionales.
Morales insistió en la idea de que con proyectos como El Bala, Chepete y Rositas, Bolivia será un centro energético, “estamos preparados, pero algunos hermanos muy pocos se oponen”, afirmó. Una fracción de organizaciones indígenas y medioambientales han criticado que el Gobierno impulse este tipo de megaobras que atentarían contra la naturaleza y la madre tierra.
Aseguró que Bolivia se perfila a ser un país “industrializador” de su materia prima. Además de potenciar sus exportaciones en esa línea informó que a la República de China se exportará carne, quinua y café.
En el ámbito social sostuvo que la deserción escolar bajó de 4,5% a 2,0%. Que se construyeron más de 1.000 hospitales y se crearon más de 16 mil ítems. Aunque no hizo referencia al conflicto de los médicos que exigieron mejorar las condiciones de los centros hospitalarios y de equipamiento.
Comprometió agua potable para los próximos 30 o 40 años, tras los problemas que sufrió la ciudad de La Paz en la gestión 2016 cuando las represas se secaron y las autoridades no tomaron previsiones. Cerca de 100 barrios quedaron sin agua.
Respecto al narcotráfico dijo que se incrementaron los operativos y secuestro de droga, que a la fecha se encuentra en 6.400 toneladas de secuestro de droga.
OPOSICIÓN
Sobre el informe del mandatario, el senador Arturo Murillo afirmó que Morales perdió la oportunidad de dirigirse al país para garantizar el respeto a la Constitución Política del Estado y el voto del soberano.
“Hemos escuchado un mensaje presidencial, repetitivo y confuso. El Presidente ha perdido una gran oportunidad. Ha hablado de sus grandes fracasos como la salud que está en crisis, como la educación que no avanzó nada. Lamentablemente no dio el mensaje que el pueblo de Bolivia estaba esperando, el respeto al 21 de febrero. Ha mandado un mensaje solo a sus bases”, afirmó Murillo.
En tanto, el senador Óscar Ortiz afirmó que Morales habló como si no hubiera gobernado el país durante los 12 años anteriores y se planteó como retos temas de salud, educación, justicia, “cuando debió ocuparse de estos temas en años anteriores. Esto muestra el fracaso de una gestión”.
Por su lado, el gobernador del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas, aseguró que el presidente, Evo Morales, ignoró los resultados del referéndum constitucional del 21 de febrero en su discurso presidencial.
“Hoy volvimos a constatar que el Movimiento al Socialismo es un proyecto deslegitimado y en profundo agotamiento porque desaprovecharon la bonanza de los altos precios internacionales y no tienen alternativa a la crisis. El Presidente pierde legitimidad cada vez que niega la soberanía popular. Su discurso ignoró el sentimiento de defensa del 21F que se expande en todo el país”, escribió en su cuenta de Facebook.
Costas le recordó a Morales que los ciudadanos tomaron una decisión democrática el 21 de febrero de 2016, que debe ser respetada. En estos comicios el 51% de la gente le dijo No al intento de ampliar la reelección consecutiva de los actuales jefes de Estado, frente a un 49% que respaldaba esta idea.
A pesar de que Morales ignorase mencionar al 21 de febrero durante su discurso presidencial, cientos de ciudadanos manifestaron su reclamo al Presidente, con cacerolazos y otras medidas de protesta como mitines y tractorazos en el oriente, para que cumpla con su promesa de abrogar la ley 1005, y que se respete los resultados del 21 de febrero.
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