17 julio 2016

Jóvenes líderes ven una democracia todavía frágil

El 17 de julio de 1980, cuando se realizó el golpe de estado de Luis García Meza, considerado como el principio del fin de las dictaduras militares. Pero en la actualidad, según algunos jóvenes líderes de opinión que no vivieron en carne propia dicho acontecimiento, todavía existen ciertas similitudes a aquel período con una democracia manchada de autoritarismo.

El politólogo Romano Paz afirma que se trata de un período que llama a la reflexión para todas las personas que actualmente viven en democracia, quienes están conminadas a defenderla a pesar de que ésta sea “imperfecta porque tiene un marcado carácter autoritario”.

Sin embargo, Paz señala que en el período democrático fijado desde 1982 también se han suscitado episodios en los que se vulneraron derechos de los ciudadanos. “Tenemos personas perseguidas políticamente, personas que han optado por el exilio”, agregó.

Por su parte, el diputado de Unidad Demócrata (UD), Tomás Monasterio, manifestó su reconocimiento a esos hombres y mujeres que pegaron su sacrificio por darle democracia a Bolivia. Sin embargo, considera que 36 años después la situación es bastante similar porque el país atraviesa por un retroceso en el aspecto democrático con un Gobierno que “asume una posición de irrespeto a esa conquista”.

Monasterio menciona la labor del entonces diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz, uno de los líderes impulsores de la democracia que fue asesinado durante el golpe de estado de García Meza.

“Es importante seguir esos ideales de esos grandes y excepcionales hombres que han dejado todo por el país”, dijo.

Por su parte, Álex Bernabé, director del Colectivo Igualdad, considera que la democracia no fue un regalo, y que la muerte de Quiroga Santa Cruz significa para Bolivia una pérdida lamentable.

Sin embargo, relaciona la realidad actual con algunas aspectos característicos del período de dictaduras: “Estamos en un sitio tratando de alcanzar un mejor nivel de democracia en nuestro país, el cual aún no tiene una democracia plena.

Aún están pendientes las diferentes actitudes autoritarias de los diferentes Gobiernos, sea cual sea”, apuntó.

Por su parte, la senadora del Movimiento Al Socialismo (MAS), Adriana Salvatierra, quien tampoco vivió en carne propia los atropellos de la dictadura militar, sostiene que, ante innumerables pérdidas humanas que hasta el día se hoy se desconoce el paradero sus restos, es un tema pendiente del Gobierno tener en la agenda la conformación de una comisión que investigue acerca de esos acontecimientos.

“Lucharon no solamente por sus derechos, sino por una sociedad donde no existan las desigualdades sociales”, explicó Salvatierra.


El siniestro Arce Gómez

Luis Arce Gómez (1938), militar, fue ministro del interior de la dictadura de Luis García Meza, tras un sangriento golpe de estado el 17 de julio de 1980. Participó en actividades de narcotráfico, golpes de estado y persecuciones políticas.

Ingresa en el Ejército, de donde fue expulsado en 1960, cinco años después de haber recibido el grado de teniente, supuestamente por haber violado a la hija de uno de sus superiores.

En 1964, participó del golpe que instaló a la dictadura del general Barrientos, gracias a lo cual fue reincorporado a las filas del Ejército con el grado de capitán, especializado en explosivos.

En 1969, tras el golpe del general Ovando, aparece como Jefe de Seguridad del Palacio. A su caída, en 1970, Ovando se lo llevó a su exilio en España. Ahí le consiguió una beca y lo inscribió en la Escuela de Estado Mayor. Arce Gómez permaneció en España hasta 1974.

De regreso a Bolivia retoma su carrera militar e incursiona en una nueva actividad: el tráfico de drogas, la cocaína en particular.

En enero de 1980, junto al futuro dictador Luis García Meza, confecciona una lista negra con 115 personas, que debían ser eliminadas antes del golpe de estado de julio.

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