02 agosto 2015

Tras restablecimiento de embajadas EEUU-Cuba Bolivia y Chile, únicos países sin relaciones en América

Las relaciones interrumpidas entre Bolivia y Chile, después de la Guerra del Pacífico (1879), se convierte en el conflicto más antiguo y sin resolver en el continente americano, tras el acercamiento oficial entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba con la designación de embajadores el pasado 20 de julio.
La situación actual se hace más dificultosa, con la demanda marítima que presentó Bolivia en contra de Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, además del enfrentamiento mediático entre ambos gobiernos, lo que imposibilita por el momento una posible solución, a pesar de los recientes anuncios a través de los medios de comunicación en torno a la intención de reanudar relaciones entre ambos países.
La primera señal –a consecuencia del pedido del papa Francisco para que ambos países puedan lograr una solución pacífica y mediante el diálogo– la dio el gobierno de Michelle Bachelet, que mostró su interés en restablecer relaciones de forma “inmediata y sin condiciones”. Posteriormente, el canciller David Choquehuanca respondió que ese paso se daría sólo cuando Chile restituya a Bolivia el acceso soberano al océano Pacífico.
Posteriormente, la semana pasada, y de forma sorpresiva, el presidente Evo Morales respondió a través de un comunicado que Bolivia acepta el restablecimiento de las relaciones oficiales con Chile, pero que para ello, ambos mandatarios acudan a el Vaticano para pedirle al Sumo Pontífice sea garante, además que en el transcurso de cinco años se resuelva el diferendo marítimo.
Autoridades trasandinas respondieron mediáticamente que Chile siempre estuvo abierto a entablar relaciones pero sin ningún tipo de condiciones, postura que confirma nuevamente que la situación entre ambos estados está trunca.
En ese contexto, con el anunciado restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, las diferencias entre Chile y Bolivia por la demanda marítima pasan a ser el conflicto más enconado en América, sin que se aviste una solución concreta y real en el horizonte.
CONFLICTO
El conflicto boliviano-chileno es mucho más antiguo que el de Estados Unidos y Cuba. Se remonta al siglo XIX, en una guerra en la que Bolivia perdió una vasta extensión de territorio (cerca de 120.000 kilómetros cuadrados). Hasta 1879, cuando las tropas chilenas invadieron territorio boliviano sin una declaración previa de guerra, Bolivia tenía 400 kilómetros de costa.
Ciento treinta y cuatro años después, el Gobierno boliviano continúa reclamando una salida soberana al mar y desde 2013, este pedido tuvo un viraje histórico porque el país presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya en busca de un fallo que “obligue” a Chile a negociar de buena fe una solución.
CUBA-ESTADOS UNIDOS
Aunque persistirá la fricción entre Washington y La Habana mientras esté vigente el embargo estadounidense a Cuba, la reapertura de embajadas, prevista para el 20 de julio, es vista como un paso decisivo hacia la normalización de las relaciones, algo que Bolivia y Chile están por ahora lejos de emular.
Los lazos cubano-estadounidenses, reforzados por la ayuda que la potencia norteamericana prestó a Cuba para independizarse de España en 1898, quedaron rotos en 1961 a causa del alineamiento cubano con el bloque soviético, en plena “guerra fría”. Al año siguiente, por motivos muy distintos, Bolivia y Chile suspendieron sus relaciones diplomáticas a nivel de embajadores y, salvo por un paréntesis de tres años (1975-1978), se han mantenido así hasta la fecha.
Según la opinión generalizada, el proceso de deshielo cubano-estadounidense va a permitir una nueva era en las relaciones de EEUU con América Latina, en las que el antagonismo de la superpotencia con el único país comunista del continente ha gravitado de manera notoria.
OBSTÁCULO
Para La Moneda, el litigio que presentó Bolivia contra Chile ante La Haya significó un obstáculo para la normalización de las relaciones entre ambos, pero, con el pedido del Papa, la postura cambió pero no cedió ni un ápice la posibilidad de otorgar soberanía marítima a Bolivia.
Para el expresidente y portavoz oficial de la demanda marítima ante la CIJ, Carlos Mesa, el principal obstáculo para el restablecimiento de las relaciones es precisamente el conflicto marítimo sin solución.
“Si hay una piedra que está entorpeciendo el proceso pleno de integración suramericana es el tema del enclaustramiento forzado de Bolivia”, afirmó la autoridad, quien también recordó que lo único que pide Bolivia con la demanda es el cumplimiento de los compromisos chilenos ofrecidos al país a lo largo de la historia.
NO ES INAMISTOSO
Mesa no cree que haber recurrido a la Corte Internacional sea un acto “inamistoso” hacia Chile y apuesta a resolver las cosas por la vía pacífica del diálogo y la negociación.
El regreso a la presidencia de Chile de la socialista Michelle Bachelet en 2014 no ha supuesto una mejora del clima entre los dos países, pese a que ideológicamente ella está más cerca del presidente boliviano, Evo Morales, que su antecesor en La Moneda, el conservador Sebastián Piñera.
Durante su primer gobierno, de 2006 a 2010, Bachelet acordó una agenda con Evo Morales para mejorar las relaciones entre los dos países en la que se mencionaba la necesidad de mantener un diálogo bilateral sobre el tema marítimo desde una perspectiva constructiva.
Sin embargo, no hubo grandes avances en esta iniciativa y en 2013 las autoridades de Bolivia decidieron elevar este conflicto ante la Corte de La Haya. Tras subrayar que “lo que demanda Bolivia es justicia”.
INCIERTO
Tras ese escenario donde prevaleció un intercambio mediáticos de mensajes entre ambos gobiernos, la situación continúa incierta con lo único claro: Bolivia busca que Chile le restituya un acceso soberano al océano Pacífico, mientras que el vecino país muchas veces reiteró que no cederá ni un milímetro de “su territorio”.
En tanto, ambos países esperan que los jueces de La Haya emitan el fallo sobre su competencia o no ante la demanda que presentó Bolivia. En caso que el hecho resulte favorable a Bolivia se instalará la demanda judicial ante La Haya, proceso que tendrá una duración de cuatro a cinco años.
El resultado del fallo por los alegatos orales será público los últimos meses de este año. En tanto, Bolivia con su Consejo Marítimo reforzado continúa con el lobby internacional para difundir su causa marítima.

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