Mientras la oposición continúa enquistada en discusiones, ofertas, contraofertas y se encamina dividida a los comicios del 12 de octubre, el gobierno del Movimiento Al Socialismo ya vive su tercera gestión.
En análisis de la situación se revela que, por ejemplo, altos funcionarios del Gobierno proyectan reuniones con instituciones sociales y privadas “para después de las elecciones”.
Así, ofertan solucionar el problema de los jubilados, con un estudio matemático, sobre la sostenibilidad de pensiones; hablaban de una reunión con los de la tercera edad, dos días después de las elecciones. Además, la puesta en escena el año 2016, de la Tercera Cumbre Continental, que reformulará la comunicación de los medios de prensa indígenas.
Cuentan en el presente análisis, las declaraciones del delegado de la Causa Marítima, Carlos Mesa, referidas a que las relaciones con Estados Unidos “deben pensarse para el 2015”.
Y lo de mayor fuerza en esta tendencia es la adhesión de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, al “Plan Bolivia Centro Energético” que estará en vigencia, meses después del proceso electoral. Es decir, la Empresa Privada asimiló el futuro casi inmediato.
El primer mandatario Evo Morales afirmó en Tarija: “Sólo en Tarija vamos a producir mil megavatios de energía” y también se refirió a proyectos de generación de energía eólica, termoeléctrica, cuya proyección gubernamental al año 2020 es de al menos 2 mil 700 MW.
Es notable, en este contexto, la seguridad y el optimismo de todos los funcionarios y de la militancia del MAS, de que Evo Morales, Alvaro García Linera y postulantes del oficialismo serán relectos sin vuelta de hoja y que no habrá una segunda vuelta.
Esta visión fortalece la propia campaña del MAS, mientras que, para la oposición, el panorama es dramático, pues, parece que no habrá un “después” para los candidatos no oficialistas, que echan la unidad por la ventana, pensando en un presente sin rumbo.
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