Aunque la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) no retrocedió un milímetro en la decisión de aprobar a ojos cerrados —sin voto nominal y sólo levantando las manos— la propuesta del Tribunal Electoral para reducir representación parlamentaria a los departamentos del Beni, Potosí y Chuquisaca como efecto de los resultados del Censo, la respuesta de los pueblos afectados, desde su sociedad civil, ha redefinido la relación entre esas regiones y el Estado central a través de paros cívicos que catalizaron una resistencia organizada con potente proyección hacia las elecciones del 2014. En el Beni esta perspectiva es la más nítida y con más avanzada maduración…
“Riberalta: hoy con paro cívico”, escribió en el muro de su Facebook monseñor Eugenio Coter, Arzobispo del Vicariato de Pando que abarca también todos los municipios de la provincia Vaca Diez del Beni. El discreto y prudente mensaje del prelado venía acompañado con tres fotografías que mostraban con sobrada elocuencia la contundencia del paro cívico realizado ayer, miércoles 2 de octubre, en la bella ciudad amazónica de donde proviene el actual Gobernador del Departamento, Carmelo Lenz.
En Trinidad, la capital del Beni, la escena urbana es la misma de Riberalta: La ciudad se ha paralizado en un silencio de sus calles que es el grito de la invisible multitud, de la indignación que flota en el aire mezclándose con los aromas del patujú y los tajibos que florecen en esta nueva primavera. En las periferias, los niños y adolescentes han invadido las calles vacías con sus juegos y su bullicio, aportando al ambiente con la alegría necesaria para convertir el acto de protesta en una fiesta de unión y solidaridad.
La doctora Mery Elina Zabala, Presidenta del Concejo Municipal, saluda a sus vecinos de la calle La Paz elogiándolos por cumplir el paro con un espíritu de paz y confraternidad. “Qué lindo” —posteó la munícipe trinitaria— “se ve a las familias y niños pasear y jugar libremente por las calles, aprovechando el día”.
Fue un día provechoso, sin duda. Los operadores del Gobierno que intentan desprestigiar el paro atacando especialmente al Comité Cívico quedan en aislada minoría, sin márgenes de maniobra para un discurso populista y “anti-oligárquico” que ya nadie cree. Quintana, el nuevo oligarca, llama desde La Paz pidiendo reportes a sus agentes infiltrados en Ademaf y las noticias no son buenas para el represor. La libertad está ganando terreno en el Beni a grandes pasos.
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