24 marzo 2013

Rózsa, el caso en el que todo es posible, incluso que el fiscal desaparezca

Como toda historia que comienza de madrugada y en un cuarto de hotel, el caso Rózsa tiene detalles cada vez más oscuros y un final tan abierto que cualquier cosa podría suceder antes de que el tribunal dicte sentencia.

En realidad, ya ha sucedido mucho. A casi cuatro años de la matanza en el hotel Las Américas, hay 21 personas que están siendo enjuiciadas por terrorismo, otras 18 personas tienen acusación formal, el juicio ha viajado desde La Paz a Cochabamba, luego a Yacuiba, Tarija y hace ocho semanas aterrizó en Santa Cruz, donde supuestamente pasó todo.

Y lo que pasó, según la hipótesis de la Fiscalía antes de que el fiscal Marcelo Soza desapareciera, es que un grupo de dirigentes cruceños contrató a Eduardo Rózsa Flores y a un grupo de supuestos mercenarios venidos de varios países europeos para dividir Santa Cruz del resto de Bolivia. Que para ello hicieron estallar cachorros de dinamita en la casa de Saúl Ávalos y luego explosivo plástico C4 en el portón de la vivienda del cardenal Julio Terrazas y que además pensaban en asesinar a Evo Morales.

Si la historia la cuentan los abogados defensores, cambia radicalmente. La sintetiza Otto Ritter, patrocinante del general Gary Prado: “Si usted pregunta en la calle, le van a decir que el Gobierno trajo a Rózsa y le dijo andá a Santa Cruz, decí que sos un héroe y que venís a defenderlos. Algún opa va a caer. Te sacás fotos con todos los opas estos. Después le dijeron: ‘Bueno jovencito, queremos que matés a Evo y se lo vamos a echar a estos burros’. Pero después dan retro, se culipandean, pero ya habían hecho el atentado contra el cardenal. Entonces no les quedó otra que limpiarlos”. Y ‘limpiarlos’ es un eufemismo de matarlos.

Una audiencia
‘El Viejo’ se ha puesto mal por enésima vez. Gordo, sentado en una silla de ruedas con la barba y el cabello blancos, Ignacio Villa Vargas no es ni la sombra del que sonríe abrazado de Rózsa y al lado del capitán Wálter Andrade en una foto tomada en Cotoca en 2009. Ahora tiene el azúcar arriba de 300 y algo de arritmia. Por ello, el ‘testigo clave’ debe ser trasladado a un hospital para recibir suero e insulina. El juicio no puede continuar y se declara cuarto intermedio.

En la nave izquierda de la sala ubicada en el segundo piso del Palacio de Justicia, los acusados charlan entre sí, con sus familiares y amigos que han ido a acompañarlos. Juan Carlos Guéder, acusado de haberle vendido armas a Rózsa, se para a charlar con un familiar y pregunta cuándo es la feria del libro en Santa Cruz. Tiene la esperanza de presentar un testimonio de lo que vivió en ella. Alberto Melgar, excívico de Beni, bromea con Marco Monasterio, acusado de ayudar a Rózsa a sacar un carné falso, que no para de jugar con su smartphone, mientras Mario Herrera, gerente de la Fexpo, sale de la sala para sentarse en el piso del lobby, apoyando la espalda contra el mármol que recubre la caja de los ascensores. Para ese entonces Gary Prado ya está recostado sobre una camilla portátil que su hijo arma en todas las audiencias para que el general que capturó al Che pueda descansar. El único que permanece solo, apartado del resto, es Juan Carlos Velarde, expresidente de Cotas, que se sienta al fondo de la nave izquierda de la sala y solo charla con su abogado, Rolando Aróstegui. Él, Herrera y otros pocos, tienen la libertad de circular sin escolta, porque sus medidas cautelares son menores que las de los otros acusados.


Estos son los bultos en los que, en teoría, deberían estar todas las pruebas de cargo y descargo

Eso provoca que si, por ejemplo, Elöd Tóásó, Mario Tádic o Zvonko Matkovic Ribera quieren ir al baño, deben ir escoltados y esposados. La familiaridad con los custodios es tal, que basta un gesto enérgico con la mano derecha para que el policía corra presuroso a complacer la necesidad de su detenido.

La historia sinfín
El juicio está en plena definición de los incidentes que presentaron los defensores. Giran, básicamente, sobre dos ejes: que el juicio ya excedió los tres años previstos por el Código Penal para ser tramitado y en que hubo defectos de investigación que anulan por completo el proceso.

El argumento de la Fiscalía es que la dilación del juicio no es su culpa, sino de los acusados, que presentan demasiados incidentes legales y porque sus distintas enfermedades han obligado a que el juicio deambule por cuatro departamentos.

En los errores procesales está la clave de la defensa. Ritter explica que, desde la recolección de las pruebas, se presentaron irregularidades. Roberto Melgarejo, exjuez y defensor de Matkovic, señala que el policía investigador asignado al caso y el fiscal Soza no participaron de la recolección de pruebas, que no existe un informe de qué ni quién recogió las evidencias.

Pero esa falla se mantiene hasta hoy. El juicio ha deambulado por cinco juzgados de sentencia y en el actual, ha pasado por las manos de tres secretarios. Ni los juzgados ni los secretarios hicieron un inventario de las pruebas, por lo que no se sabe qué hay en tres sacos que supuestamente contienen armas y cuatro cajones que deberían contener los documentos probatorios y pruebas de descargo. Eso, en la experiencia de Melgarejo, debe derivar en una anulación del proceso por prueba defectuosa y dejaría libre no solo a los 21 acusados, sino a los 18 que están fuera del país. Eso sería así, según el abogado, en cualquier tribunal, pero Gary Prado Araúz, hijo y abogado del general Prado no es tan optimista. “Son como diez abogadangos, exitosos, experimentados, pero nada de lo que presentan ante el tribunal sirve o tiene valor”, lamenta.

En las madrugadas, en un cuarto del PC4 de Palmasola, los compañeros de celda cuidan de ‘El Viejo’. Lo ven cada vez peor. Su diabetes y la trombosis han minado su salud. Quieren asegurarse de que llegue bien al momento de su declaración, que no tiene fecha. Tienen la esperanza de que, cuando Villa Vargas haga su declaración definitiva, todo quede al descubierto


Así se ven los acusados por el caso terrorismo, tras tres años y 11 meses de detención, audiencias, traslados de ciudad, declaraciones y filtraciones. El caso puede durar un par de años más



Cronología

Del bombazo al Cardenal a la orden de captura contra Soza

El inicio de la investigación
El 30 de marzo de 2009 un artefacto estalla en la casa del concejal Saúl Ávalos. El 15 de abril, una explosión destruye el portón de la vivienda del cardenal Julio Terrazas. No se registraron víctimas en ambos hechos.

El asalto al hotel Las Américas
La madrugada del 16 de abril, aproximadamente a las 4:30, un grupo de élite de la Policía toma por asalto el hotel Las Américas y mata a Rózsa, Dwyer y Magyarosi. Detiene a Tóásó y a Tadic. También allana la Fexpo.

Guéder y Mendoza fueron los primeros detenidos
Los primeros arrestados fueron Juan Carlos Gueder y Alcides Mendoza. Fueron trasladados hasta La Paz esposados y con los ojos cubiertos el 29 de abril. Son los que más tiempo llevan tras las rejas.

La acusación formal fue contra 39 personas
El 17 de diciembre de 2010 se presentó la acusación formal contra 39 personas. De esas, hay 21 han llegado a juicio, una decena guarda detención preventiva mientras otros tienen con arresto domiciliario.

La audiencia conclusiva se traslada
El 11 de abril de 2011 comenzó la audiencia conclusiva en Cochabamba. Estuvieron veedores internacionales y este proceso concluyó en Yacuiba, ya que muchos acusados no podían subir a la ciudad del valle.

Por salud, el caso se traslada a Tarija
Una vez más el caso cambia de sede. El juicio oral se convoca en Tarija para el 9 de octubre.
Allí comienzan las audiencias, aunque algunos acusados no pueden asistir por razones médicas

El proceso vuelve a Santa Cruz de la Sierra
El 19 de febrero de este año, el juicio se instaló en el segundo piso del Palacio de Justicia y todos los acusados que están con prisión preventiva fueron trasladados de San Pedro a Palmasola.

Videos, fotos y filtraciones marcan los giros del proceso
El caso Rózsa debe ser uno de los filmados, fotografiados y documentados de la historia judicial de Bolivia. Desde los hechos del 17 de abril de 2009, la filtración de documentos ha sido la norma de este hecho. Primero fueron las fotografías de los cadáveres de los muertos del hotel Las Américas, filtradas por los policías. Después fue el video-testamento dejado por Eduardo Rózsa en Hungría, en el que cuenta que el consejo de la ciudad lo había llamado a defender Santa Cruz.

Cuando los vientos políticos y las internas oficialistas arreciaron, comenzaron a salir otras fotografías y videos. Tras el tiroteo de Wálter Andrade a un equipo periodístico de Unitel, apareció la foto del capitán de la Unitad Táctica de Resolución de Conflictos (Utarc), junto a Rózsa y Villa Vargas. Pocas semanas después surgieron videos de efectivos que supuestamente sembraban armas en la habitación de Rózsa y el ciclo se cerró con una fotografía de la Utarc con el vicepresidente Álvaro García Linera después del ‘operativo’.

Luego de que el Gobierno interviniera un bloqueo en Caranavi y se filtraran fotografías de policías armados pese a que se había dicho que ingresaron a la población con armamento no letal, apareció otro video que echó por tierra al testigo clave del juicio. Se trataba del exfuncionario del Ministerio de Gobierno, Carlos Núñez del Prado, entregando $us 31.500 a Ignacio Villa Vargas, hasta el momento testigo clave del juicio. El hallazgo derivó en el caso videosoborno, tal vez el único proceso de soborno en el que hay un solo acusado.

Pero tal vez la filtración que terminó por dar un giro definitivo al proceso sea el video en el que supuestamente se escucha al fiscal Marcelo Soza admitiendo que hubo extorsiones y manipulación de pruebas por parte de funcionarios del Gobierno. Con este, Soza pasó de acusador a sospechoso





Los acusados

Mario Tadic A., Elöd Tóásó, Ignacio Villa Vargas, Juan Carlos Guéder B., Alcides Mendoza M., Alejandro G. Santistevan, Mario Herrera S., Roberto E. Justiniano, Hugo Paz L., Zvonko Matkovic Rivera, Hugo Vásquez O., Marco A. Monasterio, Juan Carlos Velarde R., Lucio Añez, Zoilo Salces, Juan C. Santistevan, Ronald E. Castedo A., Gary Prado Salmón, Carlos E. Pereira P., Juan Kudelca, J. Adalberto Torres, Alberto Melgar V., Guido Náyar P., Mario A. Paniagua, Branko Marinkovic, Alejandro Melgar P., Hugo A. Achá, Alejandro Brown I., Luis A. Hurtado, Ronny Hurtado V., Enrique Vaca P., Lorgio Balcázar A., David Sejas L., Héctor Laguna P., Pablo H. Costas A., Mario A. León Hart y L. Orlando Justiniano A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario