La contramarcha en defensa del llamado proceso de cambio realizada por organizaciones afines al Gobierno agredió ayer a su paso por el centro de la ciudad a algunas personas que expresaron su rechazo a la movilización, que se caracterizó por la explosión de dinamitas.
Esta columna que rechazó el supuesto intento de golpe de Estado avanzó en sentido contrario a la ruta trazada para la llegada de la IX marcha, esto obligó a los indígenas a modificar su trayecto para evitar enfrentamientos.
Campesinos de las 20 provincias del departamento de La Paz y representantes de organizaciones de El Alto, bastión del MAS, iniciaron la marcha en defensa del proceso de cambio desde la Ceja para terminar en un cabildo en la plaza Villarroel.
Los marchistas que rechazan la construcción de una carretera por el medio del TIPNIS retomaron su caminata desde la tranca de Urujara con el objetivo de llegar hasta la plaza Murillo, movilización que se caracterizó por el apoyo ciudadano, excepto en algunas zonas como Villa Fátima, donde cocaleros expresaron su rechazo.
Integrantes de los ponchos rojos y mujeres campesinas chicotearon a varios transeúntes que expresaron su rechazo a dicha movilización y al Gobierno del presidente Morales.
Según ANF, en la calle Colombia se produjo la primera agresión a dos jóvenes, que por sacar fotografías fueron chicoteados. De igual manera se registraron otras agresiones en la plaza Uyuni y posteriormente en inmediaciones de la plaza del estadio Hernando Siles, donde atacaron incluso a trabajadores de la prensa.
Un camarógrafo de la red televisiva PAT denunció que los ponchos rojos intentaron quitarle la cámara.
Llegando a su punto de concentración en la plaza Villarroel, los sectores que apoyan al Gobierno también increpaban a los vecinos de la avenida Busch, quienes protestaban por la movilización considerada como una contramarcha a la que realizaban los indígenas del TIPNIS, que arribaron a la sede de Gobierno.
La marcha se caracterizó por ser multitudinaria y se realizó en respuesta al motín policial que dejó al Gobierno sin institución del orden durante seis días.
No faltaron algunos marchistas que diseñaron un muñeco vestido de policía al que llevaron arrastrando y azotando.
Ante esta situación, la marcha indígena por el TIPNIS que pretendía -como el año pasado- ingresar por la plaza Villarroel en Villa Fátima, se vio obligada a cambiar su ruta al advertir que su paso por esa zona donde se encontraban las organizaciones que apoyan al Gobierno podría generar un escenario de confrontación.
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