02 octubre 2011

Ven que el MAS es menos revolucionario

Las ‘tensiones creativas’ pueden haber terminado con la ‘etapa de expansión de la hegemonía’ del Movimiento al Socialismo, que parece menos revolucionario aún sin que exista un proyecto alternativo al frente. La anterior frase resume, en vocabulario de Álvaro García Linera, el ‘daño’ que el conflicto del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) puede haber causado al Gobierno. Exmasistas, militantes disconformes y analistas coinciden en que el MAS ha perdido parte de su identidad como Instrumento Político Para la Soberanía de los Pueblos (IPSP), y se ha dejado engullir por la burocracia del Estado-nación que se niega a morir. También se intentó hablar con dos senadores del MAS cercanos al movimiento indígena, pero prefirieron, por el momento, guardar silencio.
Osvaldo Peredo, fundador del MAS y por mucho tiempo casi la única cara visible de dicho partido en Santa Cruz, recuerda que antes de ser MAS fue IPSP, una alianza entre indígenas y campesinos para la toma del poder político. Cuando Peredo dice ‘indígenas’ se refiere a los de tierras bajas, “los más excluidos de los excluidos” y reivindica que el proceso de cambio comenzó en el llano, en la marcha de 1990, en la que por primera vez se pusieron sobre el tapete de debates la libre determinación de los pueblos, el derecho al territorio, el respeto a la naturaleza y de las culturas, en resumen, el Estado plurinacional con autonomías.
El sociólogo Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de San Simón, añade otro ingrediente: el MAS siempre fue un movimiento que basó su poder en alianzas inestables con sectores sociales.
Durante las protestas contra el Gobierno de Carlos Mesa, el MAS se comenzó a articular como la maquinaria electoral implacable que conocemos hoy. Allí se creó el Estado Mayor del Pueblo, una alianza entre el MAS (cocaleros), la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), La Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación de Juntas Vecinales de El Alto. Fue una alianza circunstancial, pero fue el embrión de lo que después se llamó Pacto de Unidad, grupo integrado por la Csutcb, la Federación de Colonizadores de Bolivia (hoy interculturales), la Federación de Mujeres Campesinas y Originarias Bartolina Sisa (Fmcobs), La Confederación Nacional de Ayllus y Marqas de Qollasuyo (Conamaq) y la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (Cidob).
Esta base se amplió hacia el final de la Asamblea Constituyente e incluyó a la COB para conformar el Consejo Nacional del Cambio (Conalcam) y con ello el MAS llegó a su máxima expansión: ganó el referéndum revocatorio con el 67% de los votos y el referéndum constitucional por el 64%. Según Raúl Prada, que fuera asambleísta constituyente por el MAS, en paralelo se desarrolló del ‘realismo’ político y el Gobierno comenzó a caer en círculos de influencias distintos, a tiempo de que se dejó ‘atrapar’ por la arquitectura del Estado-nación que impidió el desarrollo del modelo plurinacional.
El exvocero presidencial Álex Contreras afirma que hoy el Pacto de Unidad está dividido entre quienes quieren la profundización del proceso de cambio (Cidob y parte de Conamaq) y “aquellos sectores que han convertido a las organizaciones en prebendales defensoras del Gobierno y de sus intereses particulares”.
A este panorama se suma la imagen que perciben de Evo Morales. El que fuera su ‘padre político’, Filemón Escóbar, ve a Evo rodeado de ministros que no se atreven a contradecirlo. Contreras suma la palabra quechua ll’unkus (serviles) a la descripción del entorno del presidente y asegura que son muy pocos los que se atreven a decirle que se está equivocando.
Peredo cree, además, que en el Gabinete hay actitudes que ya no son errores sino parte de una estrategia. Dice que se puede tomar como error el oponerse a la autonomía o dictar un gasolinazo sin explicar o consultar al pueblo, pero esto sumado a lo del Tipnis ya conforma una estrategia no revolucionaria. “El presidente ha sido permisivo con el desarrollo de esta corriente no revolucionaria”, se queja Peredo.
Mayorga advierte que Evo siempre navega entre el indigenismo y el nacionalismo.
“El Evo nacionalista le gana al indigenista”, dice el sociólogo y confesa que para él, Evo nunca fue el indigenista del Gobierno, sino que era García Linera. Sin embargo, incluso el vicepresidente, ahora privilegia la razón de Estado, lo nacional, por sobre lo indígena.
Otra cosa en la que todos coinciden es que no hay ningún líder nacional capaz de aglutinar y sacar provecho de todo este descontento. Por ello, Evo puede estar tranquilo, de momento.

Consecuencias

Punto de quiebre. Raúl Prada fija el ‘parteaguas’ del Gobierno en el gasolinazo. “Ahí se hunde la imagen emancipadora y nacionalizadora. La máscara termina de caerse con el Tipnis, porque anula los derechos de los indígenas y de la madre tierra”.

La frase maldita. Filemón Escóbar dice que este Gobierno resultó más occidentalista que el de Goni y Banzer juntos. “Han propuesto un camino que pase por el Tipnis para llevar la civilización a los salvajes”, dice, recordando la frase de Héctor Coraite, de la Csutcb.

¿Errores o mentiras? Oponerse a la autonomía, el gasolinazo y la carretera por el Tipnis son vistos como errores por Osvaldo Peredo, pero para Escóbar son parte de tres grandes mentiras del Gobierno: la nacionalización (al final resultó que no era tal y se necesitó del gasolinazo para transparentar precios), la autonomía (primero se opone y luego la adopta), y el empate catastrófico (que llevó al país a la confrontación en lugar de la complementariedad).

Desconocimiento. Peredo considera que el vicepresidente desconoce las luchas de los indígenas de tierras bajas al considerar que el proceso de cambio comenzó en la guerra del gas. Para él, el embrión del ‘proyecto histórico’ estuvo en la marcha de 1990.

Endurecimiento. Fernando Mayorga observa que la demanda de 15 puntos de los indígenas fue prácticamente innegociable. No se logró resolver ni un solo punto ni fue reducida en ningún momento. Esto evitó que el conflicto se vaya resolviendo de forma progresiva.

Volteo. Mayorga observa que muchos de los que criticaban que la constitución privilegiaba a los indígenas, creando ciudadanos de primera y de segunda, son los que ahora exigen que los indígenas tengan privilegios, que sean los que decidan y se acate dicha postura.

Simpatías. Escóbar y Contreras aseguran que si la marcha continúa recibirá el apoyo minero y evidenciará la división entre los campesinos e interculturales.

Los dedos apuntan a una orden de Evo
“Oye, escuchame bien”, ordena Filemón Escóbar, “yo lo conozco al Evo, no puedes hacer pis si no sabe él. Por lo tanto el que ha ordenado la represión es Evo. Está engañando al país escondiéndose en sus ayudantes”.
Los dedos de quienes estuvieron alguna vez cerca del presidente Evo Morales apuntan hacia él cuando se consulta quién pudo dar la orden de reprimir la marcha indígena. La centralización de las decisiones, desde las más pequeñas hasta las trascendentales, pasan por el mandatario, aseguran Filemón Escóbar y Álex Contreras.
El vicepresidente, Álvaro García Linera, aseguró el jueves que ni Evo, ni Sacha Llorenti dieron la orden para la gasificación y traslado de los indígenas desde los alrededores de Yucumo; sin embargo, Contreras no dice lo mismo. “Otra persona no pudo dar la orden. En la reunión de gabinete político se ha desarrollado una estrategia de intervención a la marcha”, asegura Contreras, que acompañó a Evo en múltiples movilizaciones (hizo un libro sobre la primera marcha indígena) y fue su sombra en sus primeros cuatro años de Gobierno.
Es por eso que asegura que el sábado 24 de septiembre, al caer la tarde, hubo una reunión en la residencia presidencial de San Jorge (La Paz), en la que se elaboró una estrategia para intervenir la marcha. El plan incluía una denuncia de la ministra de Justicia, Nilda Copa, por el presunto secuestro del canciller David Choquehuanca ante el Ministerio Público.
Antes había viajado el presidente de Diputados, Héctor Arze, y la ministra Anticorrupción, Nardy Suxo, a Washington para reunirse con Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos.
Además, tanto la movilización policial como de la Fuerza Aérea para apoyar la desmovilización de los marchistas, según Contreras, no pueden ser ordenadas por un viceministro ni un por un ministro, sino que la orden debió salir directamente de Evo Morales.
El vicepresidente, sin embargo, niega esta situación y se abre a la conformación de una comisión investigadora independiente integrada, entre otras instituciones, por el Defensor del Pueblo y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia. Para el sociólogo Fernando Mayorga, esto constituye una situación nueva, ya que en ninguno de los periodos del MAS se los había aceptado ni como mediadores ni como investigadores.
Hasta hace poco, el Gobierno consideraba que tenía la suficiente legitimidad para resolver estos problemas por sus propios medios.

Vox populi

Sin el bosque matarán a indígenas del Tipnis
Filemón Escóbar | Político
No hay bosque sin indígenas, ni indígenas sin bosque. Cuando planteas con cualquier motivo la destrucción de un bosque estás liquidando a los indígenas, es un crimen de lesa humanidad. Estás destruyendo a los indígenas, llevar el camino hasta el Tipnis es asesinar a los indígenas porque van a dejar de serlo.

Se cambia el vivir bien por el extractivismo
Raúl Prada | exconstituyente
Las alianzas del Gobierno se han recompuesto. Ha ganado la corriente extractivistas, de campesinos, colonizadores, cocaleros, soyeros, banqueros y terratenientes que quieren ampliar la frontera agrícola. Han salido los indígenas que quieren profundizar el proceso de cambio y la filosofía del vivir bien.

Evo puede pasar a la historia como represor
Álex Contreras | exvocero
Lo que pasó el anterior domingo no tiene nada que ver con el proceso de cambio, es más propio de las dictaduras y de los gobiernos neoliberales, contra los que hemos luchado. Este es el primer gobierno indígena y pasará a la historia como represor de indígenas. Eso sienta un pésimo precedente.

El presidente tiene que retomar el camino
Osvaldo Peredo | MAS
Estamos proclamando los principios que nuestro presidente explicó con tanta lucidez al país y al exterior a tal punto que se convirtió en un líder mundial. Son los derechos de los pueblos indígenas, de la defensa de la naturaleza. Sé que el Presidente tiene la fortaleza para retomar el camino histórico.

Lo plurinacional aún es algo minimalista
Fernando Mayorga | Sociólogo
Se está definiendo, y el gasolinazo fue parte de ello, el perfil de modelo de desarrollo estatal. Hay escasa implementación del modelo plurinacional. Solo algunos artículos de la ley electoral y la ley del órgano judicial y de autonomías lo hacen, aunque en todos los casos con observaciones de los indígenas. La construcción del Estado plurinacional es minimalista.

La calle es más fuerte que la urna
Pablo Stefanoni | Autor del libro "Qué hacer con los indios"
En menos de 12 meses, Evo debió retroceder dos veces en temas que el Gobierno consideró previamente como innegociables. En diciembre del año pasado se vio obligado a derogar el decreto del gasolinazo cuando las protestas amenazaban con masificarse. Esta vez hizo lo mismo al transferir “al pueblo” de Cochabamba y Beni la decisión de seguir o no con la carretera. Pero más allá de cómo se termine de resolver este embrollo, este nuevo paso atrás no es inocuo. Muchos saben ahora que en las calles se puede torcer el brazo de un gobierno imbatible en las urnas. Y en Bolivia son muchos los que tienen capacidad de veto. Además, la represión violentó sin duda la “confianza étnica” de la que aún goza el presidente boliviano.
La “economía moral del pueblo” –parafraseando a E.P. Thompson- no tolera que un gobierno indígena reprima a los indígenas. Y el propio Evo pidió disculpas, lo cual no le quita responsabilidad en la represión policial pero creo que fueron sinceras. Si contra la derecha Evo es invencible, lo es menos frente a sectores de sus propias bases. Es claro que desde 2010 el gobierno ha perdido mística refundacional, es cada vez más un gobierno “normal” (menos “revolucionario”) y sufre una crisis de narrativa: no hay articulación entre proyectos desarrollistas y discurso en defensa de la Madre Tierra. Pero esta tensión hay que leerla en el marco de las “contradicciones en el seno del pueblo” de la que los constituyentes quisieron escapar sumando “indígenas-originarios- campesinos”, y no como meras traiciones.
Pero una cosa es la crítica para que los cambios avancen y otra la histeria antigubernamental. Un sector de la oposición salió a sobreactuar una solidaridad con los hermanos indígenas difícil de creer. Mientras, un sector de izquierda cree que basta debilitar a Evo para que surja algo más revolucionario. No lo creo, el bloque ‘anticarretera’ es demasiado heterogéneo y débil para construir una nueva voluntad colectiva. Una enseñanza del Tipnis: el proceso de cambio depende de su capacidad para construir una nueva institucionalidad (incluyendo otra policía) con suficiente capacidad y voluntad articulatoria de todas las Bolivia que debe contener el proceso de cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario