- ¿Cómo se siente ahora que volvió a su natal Trinidad, después de haber sido apresado en La Paz?
- Mejor. La parte más dura para un ser humano es que lo priven de su libertad. Han sido días duros para mí y para mi familia, pero yo diría que ya pasó lo peor y que ahora la lucha por la autonomía y la libertad debe continuar. Nunca estuve metido en cosas ilegales y no puedo entender por qué me quieren involucrar.
- ¿De qué lo acusan concretamente?
- Hasta ahora no termino de comprender. Por lo que dicen los medios, el fiscal Marcelo Soza me vincula a un supuesto acto de terrorismo, pero nadie dice cuál es el motivo de la acusación. Hablan de una reunión que se produjo en Trinidad para planificar actos terroristas, en febrero de 2009, pero no participé de ella y ni siquiera me invitaron, si es que la hubo. Es más, en esa fecha ni me encontraba en Trinidad.
- En su momento también se lo acusó de planificar la toma de instituciones…
- Es la gente del Gobierno que influye en los administradores de justicia, pero tampoco se me puede acusar por la toma de instituciones porque eso pasó entre julio y septiembre de 2008, por lo tanto no tiene nada que ver lo uno con lo otro. Hay que recordar que para el 2009 el país ingresó en un proceso de pacificación, pero el Gobierno inició una especie de cacería de brujas y uno de los perseguidos políticos era yo; ahora dejé de ser un perseguido para convertirme en un preso político.
- ¿Por qué cree usted que está entre los últimos de la lista de cívicos perseguidos?
- Creo que el Gobierno lo tenía muy bien organizado y ha ido actuando de acuerdo con sus cálculos. Comenzó con los líderes de Pando, luego acorraló a Tarija y después arremetió fuerte contra Santa Cruz; como quedaba uno de los más débiles, Beni, nos dejó para lo último. De los cuatro líderes cívicos que hacíamos el contrapeso en la denominada media luna, en su momento, el único cabo suelto que quedaba era Alberto Melgar. Era cuestión de tiempo porque el odio y revanchismo con que actúa el Gobierno tarde o temprano iba a salir.
- ¿Por qué no se presentó antes frente al fiscal?
- A principios de este año escuché mi nombre entre los posibles nuevos implicados y en febrero me presenté de forma voluntaria para declarar. Esa vez creí que todo iba a acabar ahí y que las cosas estaban claras; sin embargo, fue más allá la cosa, se convirtió en una cacería política. Después me citaron para el 11 de octubre, pero el fiscal no me pudo atender porque estaba enfermo. Finalmente me fijaron audiencia para el 20 de octubre e igual fui a La Paz a declarar, pero optaron por mi apresamiento; después vino el calvario y ahora sigo esperando que se haga justicia.
- Algunos de sus ex colegas se fueron del país porque no confían en la justicia. ¿Consideró usted que debía irse?
- No. Creo que cada cual sabe lo que hizo y debe responder por sí mismo. Yo nunca consideré la posibilidad de irme, pese a las oportunidades que se dieron. No he hecho nada que me avergüence y por lo tanto no pienso irme del país.
- Ahora qué viene, más allá de la audiencia de apelación…
- Lo primero que quiero es recuperar mi libertad. Una vez fuera voy a reordenar mi vida porque nunca me imaginé estar tras las rejas. Quiero salir con la misma fortaleza de siempre, con la que defendí la causa de la autonomía. Esa causa tiene que imponerse en mi pueblo porque Beni es un departamento olvidado. No me arrepiento de nada, más bien estoy fortalecido y lleno de valor para continuar la lucha. Saliendo de la cárcel voy a luchar por mi familia y por el pueblo beniano que necesita mejorar su calidad de vida; estamos en el siglo XXI, pero los benianos seguimos viviendo como en el XV.
- Usted habla como político. ¿Considera su incursión en la política?
- Todavía no lo sé. Antes de las elecciones tuve muchas tentaciones hasta del MAS a través de emisarios mandados, pero mantuve mi palabra de que dejando la función pública no iba ir a la arena política, siempre dije que apoyaría la causa autonómica y el desarrollo de mi departamento. Ahora no sé si saliendo de la cárcel me animo y entro a la política. Primero el objetivo es reconstruir Beni y el país en su conjunto, que necesita respetar la democracia y vivir en libertad, sobre todo que se respeten los derechos humanos.
- ¿Qué se puede criticar a la clase política de su región, sobre todo después de la subida al primer plano del MAS?
- En su momento se habló de pensar en nuevos liderazgos, de renovación de cuadros, de abrir el escenario político regional para que deje de estar incrustado en familias, porque lamentablemente hay que reconocer que la política en Beni tenía pocos nombres y apellidos. Era importante generar cambios, pero hay gente que no le gusta cambiar ni dar oportunidades a otros, eso hizo que se resquebrajara la unidad de los benianos, por eso se dieron los resultados en las últimas elecciones con mayor aceptación del MAS.
- ¿Aprendieron la lección los benianos?
- Creo que sí. Es más, estoy en condiciones de afirmar que si en estos momentos hubiera una elección, el MAS no alcanzaría ni el 5%. Los benianos hemos madurado en corto tiempo y estamos dolidos, abandonados, no ha habido ningún cambio, las promesas del MAS no se han cumplido.
- Se habla de reactivar el bloque de oposición política. ¿Lo ve viable?
- Claro que sí. En su momento la ‘media luna’ nació como propuesta alternativa, a pesar del cuestionamiento del Gobierno. Antes, hablar de autonomía era ser separatista u oligarca, pero después el Gobierno se dio cuenta de su error y embanderó la propuesta de la media luna. Lamentablemente no se pudo consolidar la propuesta como fue concebida, todo está en teoría, y la forma de reencauzar la lucha es haciendo una recomposición de los cuadros políticos porque la unidad está resquebrajada.
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