27 octubre 2010

Ana Maria, una pionera en las actividades que llevó adelante durante toda su vida


Ana María Romero vivió intensamente durante 69 años. Madre, periodista, Ministra, Senadora, Defensora del Pueblo, activista de los derechos humanos… Una palabra resume su fecunda existencia: demócrata. Luchó por la equidad, la igualdad y la paz. Protagonizó la historia reciente del país.

Fue pionera en cuanta actividad llevó adelante durante 69 años de vida.

Fue la segunda mujer que dirigió un periódico en el país, fue la primera que recibió el Premio Nacional de Periodismo, fue la segunda mujer que ocupó un ministerio, fue la primera Defensora del Pueblo, fue la segunda mujer que dirigió la Cámara de Senadores…

Durante la última década fue protagonista de primera línea de los acontecimientos sociales y políticos más importantes del país, tal vez, según el periodista e historiador Rolando Carvajal, sólo superada por el presidente Evo Morales.

El 1 de noviembre de 1979, cuando Alberto Natusch Busch quebró el proceso democrático, desde un télex —una máquina que muy pocos poseían en el país— instalado en su domicilio, Anamar denunció al mundo el golpe de Estado y solicitó bloqueo político y económico para quienes se adueñaron del poder.

Su actuación como Defensora del Pueblo permitió pacificar el Chapare en 1998, en medio de enfrentamientos entre cocaleros y fuerzas militares y policiales.

Consolidó esa institución y poco después de concluir su gestión, en octubre de 2003, cuando la matanza en El Alto parecía incontenible, se declaró en huelga de hambre, una de las causas que derivó en la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada y dio lugar a la transición democrática que llevó a Carlos Mesa a la Primera Magistratura.

Propios y extraños elogiaron su capacidad para escuchar y dialogar, así como su enorme capacidad para leer la coyuntura política.

En 2004 fue una de las creadoras de la Fundación Unir-Bolivia, que busca, según su página oficial, promover la información, la negociación, el diálogo y la deliberación en la ciudadanía y en los poderes del Estado para un mejor relacionamiento sin olvidar que la interculturalidad y la equidad deben estar presentes.

Nacida el 29 de junio de 1941 en La Paz, fue hija de Gonzalo Romero Álvarez García y Tina Pringle. Su padre fue subjefe nacional de Falange Socialista Boliviana.

Se casó en 1962 con el abogado Fernando Campero. El matrimonio tuvo tres hijos: Fernando Gonzalo, Marcia y Natalia Cintia.

Formó parte de las primeras promociones de periodistas egresados de la Universidad Católica Boliviana y trabajó en El Diario, la Agencia de Noticias Fides, Presencia y las agencias internacionales DPA, UPI, Reuters y AP.

Llegó a la redacción del matutino católico Presencia en 1973. Comenzó en las páginas de la crónica social, pero muy pronto pasó a otras secciones y experimentó un ascenso sin pausas.

El 9 de agosto de 1979, el presidente constitucional interino Wálter Guevara Arze la designó ministra de Informaciones y resistió al golpe de Natusch Busch.

En 1991, sucedió a Huáscar Cajías Kauffman en la dirección de Presencia y el 31 de marzo de 1998 el entonces vicepresidente Jorge Quiroga Ramírez la posesionó del cargo de Defensora del Pueblo.

El 22 de enero pasado, presidió la sesión de Congreso en la que Evo Morales y Álvaro García Linera fue posesionados de sus cargos.

Con ella se fue un pedazo de la historia contemporánea.

Apuntes

Estudió periodismo en la Universidad Católica Boliviana, pero siguió estudios superiores en teología.

Su participación en política fue fugaz. En 1979 fue ministra durante tres meses y senadora durante diez días este año.

Su obra más importante fue consolidar el Defensor del Pueblo como institución creíble y confiable.

Se casó en 1962 con el abogado Fernando Campero Prudencio, destacado miembro del foro paceño.

Creó la Fundación Unir Bolivia en 2004, institución de la que fue su directora ejecutiva hasta 2009.

Es autora de tres obras. Una es literaria, otra recopila sus columnas periodísticas y otra es un ensayo.

1 Conoció a su esposo en Sopocachi

La adolescencia de Ana María de Romero estuvo marcada por la muerte de su madre, cuando apenas tenía 14 años, y por el exilio de su padre, quien militaba en Falange Socialista. “Eso la hizo mucho más independiente”, cuenta su hijo Fernando Campero.

Ella, entonces, se crió bajo el cuidado de sus tíos. Estudió en un colegio de monjas de La Paz. “Uno de sus tíos le pagaba los cursos de inglés en el Centro Boliviano Americano. Pero como era alumna destacada, se ganó una beca de estudios. Ella se ofrecía a devolver la mensualidad, pero su tío igual le daba el dinero”.

Fernando Campero refirió que su madre empezó a trabajar como secretaria cuando tenía 16 años de edad. Paralelamente comenzó a hacer sus primeras armas en el periodismo. Al egresar bachiller optó por estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica.

Alrededor de sus 21 años se casó con un vecino de Sopocachi, su barrio de toda la vida, Fernando Campero Prudencio, quien vivía en la casa aledaña. De la unión nacieron Fernando, Marcia y Natalia. “Mi papá siempre la apoyó mucho, ella siempre fue muy independiente”, recordó el mayor de los tres hermanos.

2 Una periodista que entrevistó a Pinochet

Mario Maldonado, ex presidente de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), recuerda que Ana María Romero se incorporó a la redacción de Presencia en 1973.

“Tenía una fuerza y una energía impresionantes. Fue una gran compañera de trabajo. Ayudaba siempre a que las cosas se hagan más llevaderas en la siempre difícil labor de la redacción”.

En 1975, fue comisionada para viajar a Santiago para entrevistar al dictador chileno Augusto Pinochet, cuando negociaba un canje territorial con Hugo Banzer. La periodista boliviana logró la exclusiva, cosa que no fue sencilla.

Rolando Carvajal se incorporó en 1973 a la redacción del matutino católico. Por entonces, “ella ya llevaba algún tiempo en el periódico. Hacía una suplencia en la crónica social, pero al poco tiempo pasó a ser periodista de planta y sólo dejó esa ocupación para ser Ministra de Informaciones del ex presidente Wálter Guevara Arze”.

En 1998 se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo. Fue la primera mujer que presidió la Asociación de Periodistas, fundó y presidió el Círculo de Mujeres Periodistas y fue designada presidenta de la Asociación Nacional de la Prensa.

3 Denunció al mundo el golpe de noviembre

En noviembre de 1979, el experto en hidrocarburos Carlos Miranda Pacheco era ministro de Planeamiento y Coordinación.

“Ana María Romero tuvo una vida luminosa, siempre lo dije. Ella fue el alma de la resistencia al golpe de noviembre. El 31 de octubre de 1979, Bolivia obtuvo el mayor triunfo diplomático de su historia cuando la OEA declaró que la demanda marítima boliviana es de interés continental. Esa noche se desató un gran festejo y nos quedamos en la verbena popular que se armó en la plaza San Francisco hasta altas horas de la noche”. Alrededor de las 06.00, Miranda contestó su teléfono. Era la ministra Romero: “Carlos, están subiendo los tanques. Creo que tenemos un golpe”.

De inmediato, Ana María Romero utilizó el télex que tenía en su casa por haber sido corresponsal de agencias internacionales y denunció al mundo la nueva asonada militar. De inmediato, el gabinete ministerial se declaró en la clandestinidad y resistió durante 16 días la acción subversiva. “Fue una mujer extraordinaria, tenía un carisma personal irresistible y una calidad profesional enorme”.

Gustavo Fernández Saavedra era canciller en aquel tiempo. “La recuerdo con cariño, como una inquebrantable defensora de la democracia”.

4 Dio forma y credibilidad a la Defensoría del Pueblo

En septiembre de 2000, Waldo Albarracín presidía la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. Al cabo de tres años se convirtió en el sucesor de Ana María Romero en el Defensor del Pueblo.

Por entonces, el país estaba completamente paralizado, había bloqueos en el Chapare y el altiplano, pero la ex Defensora logró que los campesinos elaborasen un solo pliego ante el Gobierno de Hugo Banzer Suárez. Albarracín recordó, según la agencia ANF, que “lo consiguió razonando y sensibilizando a la gente”.

Así, durante tres días y tres noches, campesinos y autoridades dialogaron en un ambiente de tensión. “En esos días aprendí la capacidad de doña Ana María, no perder la cordura, no perder la fuerza y ganarse el respeto de las partes”.

El actual defensor del Pueblo, Rolando Villena, sostuvo que “Ana María ha sido una compañera excepcional, luchadora de los derechos humanos, en las épocas más difíciles de las dictaduras fue una eximia periodista que se puso al lado del pueblo y combatió desde su profesión a autoridades que haciéndose del poder querían imponerse, pero con la resistencia popular articulada de derechos humanos, con gente del nivel de Ana María, se ha logrado que la situación sea revertida”.

5 Desde Unir Bolivia aportó a la construcción de la paz

Durante cuatro gestiones consecutivas, desde 2004, Ana María Romero fue directora ejecutiva de la Fundación Unir Bolivia, una institución que creó y que busca la construcción de la paz con iniciativas en las áreas de información, comunicación, diálogo, interculturalidad y gestión de conflictos sociales.

Vania Sandoval, una de sus colaboradoras en esta institución, aseguró que era “una persona que trataba a todos con respeto, era capaz de escuchar a todos y obtener conclusiones posteriormente. Tenía un carácter muy fuerte, que le permitía alcanzar sus objetivos. Tuve la oportunidad de acompañarla en varios viajes en los que nos entrevistamos con personas muy humildes. Atendía a todos con igual deferencia y tenía una enorme capacidad para leer la coyuntura”.

Érick Torrico, su sucesor al frente de la Fundación Unir Bolivia, exteriorizó su profundo pesar por el fallecimiento de la ex Defensora. Aseguró que no podrá encontrarse una persona de ese temple y calibre para llevar adelante las tareas que se impuso.

La Fundación Unir no atenderá al público ni hoy ni mañana en señal de dolor por el fallecimiento de su fundadora, que dejó esa institución —según dijo— para dedicarse a escribir dos obras que tenía inconclusas. Pero a los ocho meses se postularía al Senado.

6. Presidió el Senado durante diez días y pidió licencia

El 3 de septiembre de 2009, Ana María Romero fue invitada por Evo Morales a ser candidata por el MAS a la primera senaduría del departamento de La Paz. Resultó electa y fue designada con el voto de los senadores como presidenta de la Cámara Alta, pero su salud la obligó a pedir licencia el 1 de febrero, a los diez días de haber asumido ese cargo.

Dirigió, eso sí, los actos de la posesión de los mandatarios reelectos y aseguró que su misión sería tender puentes en la sociedad.

En un artículo firmado por ella misma y que tituló “Mis derechos civiles y políticos”, la ex Defensora escribió, el 15 de septiembre del año pasado: “Mi ingreso a la política ha generado y estimo que seguirá generando todo tipo de reacciones. Las recibo como parte del costo de ingresar en el mundo público y como una muestra de la polarización en que vivimos. Nos quejamos mucho de lo que pasa en el país, nos pasamos la vida diciendo lo que debiera o no hacerse, tirando piedritas a las ventanas del poder pero sin animarnos a cambiar las cosas por dentro. Y digo nos porque yo también era parte de ese coro de la tragedia griega hasta la semana pasada. Pero el horror a que nos dividamos y la preocupación porque se frustre un proceso que puede permitirnos construir un país con equidad y justicia, ha hecho carne en mí durante este tiempo de retiro y me ha decidido a dar el paso”.

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