Los equipos de observación electoral del Centro Carter y del consorcio Bolivia Transparente advirtieron tres dificultades fundamentales en el registro biométrico: problemas con los equipos de captura de datos, demoras en los centros de inscripción y dificultades con las huellas digitales en áreas rurales y con adultos mayores.
Ambas instituciones expresaron su confianza en que el Órgano Electoral Plurinacional cumplirá con el objetivo de empadronar a todo el país.
Mañana, el titular del OEP, Antonio Costas, se reunirá con el presidente Evo Morales para hacer una evaluación del registro al cabo de un mes del inicio de la inscripción.
El oficialismo mantiene la idea de convocar al Congreso para que en las elecciones del 6 de diciembre se pueda votar con un padrón mixto compuesto por el biométrico y la antigua base de datos en los lugares en los que no se llegó a empadronar a la población. El Ejecutivo quiere que más de cuatro millones sean empadronados, mientras que el OEP se puso como objetivo 3,5 millones.
El jefe de la misión de observación electoral del Centro Carter, Nicolás Fernández, indicó a La Prensa que si bien se han hallado estas anomalías ninguna ha perjudicado el avance del registro.
Fernández relató que en varias notarías se comprobó que las computadoras o los escáneres se colgaron y se tuvo que reiniciar los equipos. Además indicó que los funcionarios de las cortes departamentales electorales, a medida que pasa el tiempo, adquieren más destrezas en el manejo de las máquinas y estos problemas se superan en menos tiempo.
El consorcio Bolivia Transparente ya desplegó cuerpos de observadores voluntarios en los nueve departamentos. El director de la entidad, José Luis Kafka, afirmó que un primer grupo de observación encontró dificultades similares a las halladas por el Centro Carter.
Kafka señaló que los problemas con huellas dactilares están vinculados en su mayoría a adultos mayores y a pobladores de áreas rurales. El Centro Carter tiene especial interés en visitar los centros mineros de Oruro para verificar los problemas con la captura de huellas en los trabajadores de cooperativas mineras.
El Presidente del OEP afirmó que en el caso de las máquinas todos los equipos fueron “masterizados” en el país y que los fallidos vuelven a La Paz para ser reparados y después devueltos. En el caso de las huellas aseguró que a nadie se le negó el empadronarse, porque se capturan los diez dedos y se toma una foto que registra los rasgos de la persona. Costas indicó que las notarías ampliaron su horario de atención para evitar las demoras.
Observadores en 9 departamentos
El consorcio Bolivia Transparente tiene equipos de observadores voluntarios en los nueve departamentos del país para acompañar el proceso de levantamiento del nuevo padrón biométrico.
El director de la entidad, José Luis Kafka, informó que los indicadores en los que la observación hará énfasis serán la inclusividad, la transparencia y el apego a la legalidad. “Bolivia Transparente es una iniciativa acompaña desde el 20 de agosto el proceso de empadronamiento electoral biométrico en todo el país a través de la participación voluntaria de 249 ciudadanos”.
El proceso de observación consta de cuatro rondas en todo el país. Los resultados de la primera ronda estarán listos la siguiente semana. En cada ronda, los voluntarios ciudadanos trabajarán dos días consecutivos recogiendo información en los centros de empadronamiento (móviles o fijos) que se les hubiese asignado: instalación y funcionamiento del centro de empadronamiento; condiciones de legalidad para el registro de ciudadanos; condiciones de transparencia para el registro de ciudadanos, y las condiciones de inclusividad para el registro de ciudadanos.
Nicolás Fernández
“A nadie le rechazaron que se empadrone”
“En las zonas rurales no hay gran afluencia de personas, los fines de semana hay más presencia”.
Nicolás Fernández Bravo es el jefe de la Misión de Observación del Centro Carter en Bolivia, su institución firmó un convenio con el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) para acompañar el proceso de levantamiento del padrón biométrico que empezó el 1 de agosto. El antropólogo argentino otorgó a La Prensa un resumen del trabajo de los observadores que recorren los centros de registro en todo el país y destacó que, a pesar de las dificultades, a ningún ciudadano se le negó el derecho a inscribirse.
—¿Cómo va a acompañar el Centro Carter al proceso de registro biométrico del OEP?
—El Centro Carter tiene tres equipos trabajando en distintos departamentos. Ya tomaron contacto con autoridades electorales departamentales, a partir de lo cual hacen visitas periódicas a centros de registro. Estamos tratando de tener una imagen amplia de lo que está sucediendo en los centros de registro en municipios, ciudades y en las denominadas áreas desconcentradas. El objetivo es tener una impresión profunda de qué tipo de problemas están sucediendo, qué peso tienen esos problemas en el registro en general y cómo está afectando diferencialmente a distintos grupos de población; mujeres, gente que vive más lejos, aquellos que no tienen contacto cercano con la información.
Hasta ahora hemos visitado 55 centros de empadronamiento. Nuestros observadores tienen la instrucción de detenerse a trabajar con tiempo. No interferir en el proceso ni molestar, comprender la dinámica de cómo la población participa, cómo trabajan los funcionarios. Estamos en La Paz, Santa Cruz, Beni, Chuquisaca y algunas localidades vecinas y vamos a visitar el resto de los departamentos del país en los siguientes días.
—¿Cuáles son las dificultades que han encontrado en estas visitas?
—En general no hay mayores anomalías, hay pequeños problemas en el proceso de registro con los escáneres. Es sabido, vox populi, que muchas personas tienen problemas con las huellas dactilares que se han borrado por trabajos pesados. Hay casos en los que no se puede registrar una huella pero aparentemente eso no tiene un peso profundo en la posibilidad de que esa persona se registre. De hecho, no nos hemos encontrado con ningún caso en el que se le haya negado el derecho a inscribirse a un ciudadano.
La principal dificultad está dada porque hay algunas demoras en la tasa de registro. Pasa que los equipos tienen eventualmente algún problema y tienen que ser reiniciados. Eso genera una demora de 10 a 15 minutos que puede provocar que alguna persona se quede esperando hasta media hora más de lo normal. Sin embargo, ninguna de esas situaciones de demora ha generado problemas, alguna vez algo de mal humor, pero son cosas que pasan. No se han presentado situaciones anómalas. Vemos que los operadores están más hábiles en corregir demoras o problemas, con lo cual progresivamente va mejorando la tasa de registro.
—¿Cómo ha visto el trabajo en áreas rurales? Dicen que hay discriminación.
—Hemos visto algunas zonas rurales, de hecho yo ayer estuve en los Yungas, y no vimos grandes afluencias. La afluencia es más marcada en fines de semana. Un equipo nuestro se encuentra en el Beni y estamos a la expectativa de tener información de primera mano de cómo funciona el registro en áreas más remotas.
Los observadores tienen la instrucción de llegar a alguno de estos lugares lejanos donde puede haber alguna dificultad. Tenemos partes del rompecabezas, es prematuro dar un panorama de cómo está funcionando en las zonas más alejadas de esta geografía. La próxima semana también estaremos en Cobija para ver el avance.
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