05 julio 2012

Celdas en las que estuvo el Vice serán parte del museo policial

Celdas en las que estuvieron presas personalidades como el vicepresidente Álvaro García Linera y el histórico líder campesino Felipe Quispe, “el Mallku”, serán pronto una nueva sala de exposición del Museo y Archivo Histórico Policial, que está en pleno proceso de ampliación.

Desde hace un mes, este repositorio, fundado el 17 de febrero de 1999 y que funciona en un edificio de la Policía Boliviana en la calle Colón, es objeto de una remodelación y se prevé su reapertura dentro de dos semanas.

“Tuvimos que demoler las paredes y sacar las rejas para instalar nuestra nueva sala de criminalística”, cuenta el suboficial Mario Maynas, cuidador y guía del repositorio y, ocasionalmente, también anfitrión del recorrido de Página Siete por los ambientes.

Mientras camina por las antiguas celdas aún vacías, el uniformado muestra algunos de los dibujos y grafitis que dejaron los presos en las paredes de cemento que pronto serán pintadas.

Entre otros objetos, la futura sala de criminalística exhibirá en sus vitrinas varios tipos de armas de fuego y blancas empleadas por los delincuentes, además de una colección de fetos y neonatos recolectados por la Policía en los recientes años.

Se prevé, también, instalar paneles didácticos con información y esquemas de los delitos más comunes en el medio y de los casos específicos más sonados, “como, por ejemplo, la historia del Sambo Salvito”.

Historia

Según el capitán José Arancibia, director y fundador del repositorio, las cuatro celdas ubicadas en la planta baja del edificio eran usadas exclusivamente para arrestos preventivos de acusados de terrorismo y presos políticos.

“Eran del Centro de Investigaciones Policiales (CEIP). Estuvieron acá ‘el Mallku’, el actual Vicepresidente y otros miembros del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK)”, reveló, en referencia a la detención de ambos políticos en 1992, cuando lideraban aquel grupo revolucionario.

Éstos y otros ambientes dejaron de ser utilizados con esos fines en 1999, cuando una parte del edificio fue otorgada al museo que recién ahora, 12 años después, se ampliará y ocupará las antiguas mazmorras.

Pero no es el único cambio. Este año, el museo remodelará también sus otras cuatro salas: la histórica y de armas, la pinacoteca, la hemeroteca y la biblioteca especializada; además prevé techar el patio para exponer varias piezas hoy archivadas por falta de espacio.

En la sala histórica y de armas se exponen reliquias como la sotana de Oscar Únzaga de la Vega y una camisa de Mariano Melgarejo.

“Tenemos la bandera boliviana que flameó en Antofagasta y que data de 1875. Es un tesoro histórico que se recuperó tras perder la Guerra del Pacífico”, comenta Maynas.

También se exhibe una colección de rifles y fusiles de principio de siglo XVIII, armamento utilizado en la Guerra del Chaco y armas de diverso tipo que fueron empleadas en connotados actos delictivos.

Destaca además una colección de 10.000 fotografías que reseñan la historia y el quehacer policial; la mayoría de las imágenes data de hace 80 años o más.

La pintura Filicidio, de Arturo Borda, es una de las piezas más destacadas de la pinacoteca. “Tenemos unos diez óleos y la mayoría está relacionada con el trabajo del policía”, explica Maynas.

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museos recrean y exponen la historia institucional de la Policía Boliviana.

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