01 julio 2015

Postulan al TSE agrónomos, médicos, veterinarios y otros

Entre los 218 postulantes al Tribunal Supremo Electoral (TSE) hay médicos, veterinarios, enfermeras, agrónomos y algunos candidatos hablan o entienden idiomas como japonés, italiano, serbocroata, entre otros. Asambleístas que evalúan a estos postulantes dijeron que sus conocimientos tienen poca o ninguna relación con el cargo que pretenden ocupar en el TSE.
"¿De qué nos sirve un veterinario o un médico en el TSE? Tendría que ser alguien especializado en derecho, un sociólogo tal vez o un abogado”, afirmó la diputada del Partido Demócrata Cristiano (PDC) Norma Piérola, consultada sobre estas características de algunos aspirantes.
Según los perfiles de los postulantes, (ver infografía) sus profesiones varían. Hay médicos generales, odontólogos, enfermeras, veterinarios, ingenieros civiles, agrónomos, policías, filósofos, entre otros profesionales. El idioma es otro requisito y los conocimientos de los aspirantes van desde el japonés, mandarín, húngaro, italiano, ruso, árabe hasta el serbocroata.

Para el senador de Unidad Demócrata Yerko Núñez, estas personas con profesiones como las mencionadas "estarían fuera de carrera, aunque hay la posibilidad de que tengan otra profesión relacionada con lo que exige el Órgano Electoral”.
Consultado sobre los idiomas como el húngaro o mandarín, Núñez dijo que es aceptable que tengan ese conocimiento, porque sirve, según la convocatoria, pero para la práctica no tiene utilidad debido a que "no son idiomas del lugar”.
El diputado del MAS Franklin Durán aseguró que estas profesiones e idiomas se encuentran lejos de la realidad boliviana y que no son prácticos para el Órgano Supremo Electoral.

"No sirven esos idiomas, lo nativo es lo esencial; sobre las profesiones, tienen que ser profesionales que conozcan el área, como abogados, ingenieros, informáticos. Un veterinario, ¿qué va a hacer si no conoce las leyes?”, manifestó el diputado.

Las evaluaciones
Primera En la primera etapa, la Comisión Mixta de Constitución recibió la postualción de 403 personas que buscaban ocupar las seis vocalías del Órgano Electoral Plurinacional (OEP).
Segunda Esta fase consistía en que las personas ajenas a los postulantes, es decir ciudadanos de a pie, podían presentar impugnaciones contra los aspirantes. Quedaron en carrera 269.
Tercera En este nivel se analizaron los méritos de los postulantes, por lo que sólo quedaron 218 habilitados para las entrevistas. Este trabajo se realizó el lunes.
Cuarta Los 218 aspirantes que quedan se someten a entrevistas durante estos días. Cada candidato tiene 15 minutos para responder las preguntas de los miembros de la comisión evaluadora, los que al final entregarán un informe sobre los resultados de estas evaluaciones

Punto de vista
Gonzalo Rojas Ortuste
Politólogo
El camino no es el más apropiado
La vía que institucionalmente se tomó para recomponer el TSE es un intento de reunir algo así como notables, sin que estos sean propuestos por las fuerzas representadas en la Asamblea Legislativa Plurinacional, que fue la vía que funcionó a comienzos de los años 90.
Allí, personas cultas y con trayectorias profesionales reconocidas -más allá de los títulos- y principalmente bien intencionadas que, independientemente de sus posiciones políticas, saben que importa una autoridad que efectivamente arbitre las competencias electorales.
Además de los obvios problemas -los que precipitaron la crisis- que están a punto de quebrar el frágil consenso entre oficialismo y oposición, ahora se tiene 218 postulantes, que para ser reducidos a una lista de seis designados no alcanzará con los criterios de cumple/ no cumple en los cerca de docena de parámetros con los que serán considerados.
Las cuotas de mujeres e indígenas, parte de un necesario esfuerzo social de compensaciones en perspectiva democrática, complica un ciego cómputo de méritos que no es explícito tampoco. Por ello, aún cuando ese inicial consenso con el que empezó esa convocatoria resultaba auspicioso de cierta voluntad de enmendar las cosas, el camino o método elegido no parece el más apropiado. Sólo la buena voluntad del oficialismo mayoritario podría salvar esto, acogiendo las objeciones de la oposición a ciertos nombres, pero eso quizá es pedir mucho.

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