Jaime Paz Zamora forma parte del equipo de conducción de esta organización política.
Bajo un liderazgo colectivo, en el que Jaime Paz Zamora es uno más de los integrantes de la conducción interna, se busca la rearticulación orgánica y política del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR).
El dirigente Rolando Aróstegui informó ayer que el pasado 12 de abril, en la ciudad de Cochabamba, se reunieron 350 dirigentes de este partido para relanzar su actividad orgánica.
Los resultados del análisis. En la oportunidad, informó Aróstegui, los miristas hicieron una reflexión sobre lo que "fuimos y podemos ser".
"Repasamos los hitos históricos desde nuestra fundación, el 7 de septiembre de 1971, cuando dijimos que éramos antiautoritarios. Por entonces, no teníamos una orientación ideológica clara".
Se decidió, dentro de una visión nacional, que la Dirección Nacional, clandestina o legal del MIR, debía estar dentro del país.
"Pasaron los años y cambiamos nuestro método de lucha. En 1977, nos reunimos en un seminario en Achocalla, donde decidimos seguir el camino de la democracia para Bolivia".
Después de contribuir, dijo Aróstegui, al fin del ciclo de las dictaduras militares-civiles, el MIR participó en la vida democrática del país.
"Desconocer el aporte a la economía del Gobierno de Jaime Paz Zamora no es posible. Fue bajo su gestión que se descubrió la napa petrolera de San Alberto, que hoy en día es base de la bonanza que vive el país".
Sin embargo, lamentó que se hubiese tratado de condenar a su partido al olvido absoluto, por lo que aseguró que se busca aplicar todos los recursos que permite la ley para reparar lo que calificó como una injusticia, a fin de que el MIR recupere su Personería Jurídica ante el Tribunal Supremo Electoral.
los siguientes pasos. Aróstegui dio cuenta de que el siguiente paso del MIR será plantear al país que "la democracia sea fuerte, eficiente y capaz de unir a los bolivianos actualmente enfrentados entre sí".
"Nosotros creemos que las clases sociales tienen carácter y orientación nacional y son las que posibilitarán esa unidad, mientras que los movimientos sociales son feudales. Por eso, se pelean por unos metros de terreno, por ejemplo, entre Oruro y Potosí".
No hay plazos, pero el MIR ha decidido reinstalarse en el espectro político nacional. Lucha por recuperar su Personería Jurídica y proyectar nuevos liderazgos con proyección nacional. Es una tarea inmensa.
Uno de los grandes ausentes a la cita de abril pasado en la ciudad de cochabamba fue Óscar Eid Franco sin explicación alguna, pese a haber sido invitado al encuentro. El dirigente Rolando Aróstegui dijo que habría que preguntarle la razón de su ausencia. Explicó también que otros antiguos dirigentes cuestionados por la sociedad civil son considerados como militantes de base, en tanto que otros, que emprendieron nuevos caminos, siguen siendo amigos. Calificó, finalmente, a los llamados narcovínculos como una conjura, que marcó el punto de partida para lo que llamó la "judicialización" del sistema político nacional, algo que en el presente ha alcanzado -indicó- extremos insospechados.
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