El policía Fabricio Ormachea Aliaga enjuiciado y condenado en Miami por extorsionar al empresario Humberto Roca a quien se acusa por enriquecimiento ilícito en Bolivia, se infiltró en las altas esferas del gobierno boliviano organizando un equipo de policías y militares vinculados al narcotráfico, quienes cumplen tareas de espionaje y desestabilización con el objetivo final de atentar contra la vida del presidente Evo Morales, en un antiguo plan que es de conocimiento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos.
Uno de los recientes “trabajos” realizados por este grupo para desestabilizar la presidencia de Morales habría sido la grabación digital de unas reveladoras y nada profesionales conversaciones del fiscal Marcelo Soza, entregadas a la senadora opositora Carmen Eva Gonzáles con la voz distorsionada del policía que efectuó el registro. Nadie se encargó de establecer la identidad de aquel policía que engañó a Soza y que actualmente continúa prestando servicios en los organismos para-estatales de inteligencia que Ormachea operativizó con el visto bueno presidencial, paradójicamente.
Fabricio Ormachea trabajó también con la teniente de policía Karen Vargas, quien filmó un aparente “sembrado” de armas en torno a los cadáveres de Eduardo Rozsa Flores y su grupo de mercenarios tras ser ejecutados en el Hotel Las Américas. La misma teniente Vargas —identificada por el periodista Jaime Salvatierra como integrante de un grupo policial al servicio de la Embajada norteamericana— se encargó luego de hacer circular aquel video que desconcertó al propio Gobierno al sugerirse que las armas colocadas post-mortem contradecían la versión oficial de un “enfrentamiento” en las habitaciones del Hotel cruceño.
La tenebrosa red montada por Ormachea incluye a intrigantes jefes y oficiales de la Policía que se encontraban —como él mismo— procesados por actos de corrupción cometidos en regímenes anteriores y que en el actual Gobierno han tomado posiciones de mando avasallando los derechos de policías honestos y de alta capacitación hoy relegados en su carrera institucional. Un caso llamativo es la estrecha relación de Ormachea con un jefe policial que durante el gobierno de Hugo Banzer Suárez conspiró en el Chapare para asesinar al entonces líder cocalero Evo Morales junto a un fiscal antinarcóticos, vinculado a la Masonería y a la DEA, que luego ofició como abogado personal del entonces prefecto Manfred Reyes Villa. Dicho policía que se identificaba con el apodo de “don Canán” durante la conspiración para asesinar a Evo Morales en 1998, es actualmente un influyente asesor del Comando Departamental en Cochabamba y acérrimo militante del MAS, “cooptado” por Ormachea.
Ormachea coordinó asimismo sus actividades como Jefe de Operativos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) —cargo al que accedió en abril del 2009 durante este Gobierno a pesar de tener un juicio pendiente por falsificación de pólizas para una banda narcotraficante en 1996— con oficiales de élite de las FF.AA. adiestrados en la Escuela de Cóndores de Sanandita, quienes igualmente están vinculados a la Masonería. Sol de Pando ha logrado establecer el caso concreto de un socio militar de Ormachea —también militante del MAS de “nuevo cuño”— que en efecto se incorporó en octubre del 2012 a la Logia Simbólica “ASF” Nro. 27 de Cochabamba. (Se sabe asimismo que Marcelo Sosa, en su gloria como fiscal anti-terrorista, se afilió a una logia masónica en Santa Cruz, invitado por un grupo de “poderosos” abogados extorsionadores que desde dentro y fuera del Gobierno terminaron defenestrando al “fraterno” fiscal).
Nexos con narcotraficantes y sicarios
El 26 de noviembre del pasado año 2013 —a menos de dos meses de la detención del mayor Fabricio Ormachea en Miami, la cual se produjo el 30 de agosto de ese año—, el narcotraficante Ángel Roca Ribera fue acribillado por una patrulla antidroga en Pasco, amazonia del Perú, cuando intentaba cargar en su avioneta 300 kilos de cocaína para transportar la merca hacia el Brasil. Mientras era trasladado al Hospital de la ciudad fronteriza de Constitución a bordo de un helicóptero, el piloto boliviano, aún vivo y con la esperanza de salir libre de la redada, preguntó a sus captores por un jefe policial peruano que supuestamente era el contacto para dar vía libre al cargamento habitual. Se estableció así que el enlace peruano era integrante de una banda de policías de ambos países para coordinar acciones de protección al narcotráfico con el boliviano Fabricio Ormachea Aliaga, cuya imprevista detención en Miami hizo fallar los contactos en la frontera boliviano-peruana, determinando la muerte trágica de Roca Ribera.
Según la Dirandro (Dirección de Operaciones Tácticas Antidrogas de la Policía del Perú) Ángel Roca era un avezado narcotraficante vinculado al cartel de Sinaloa, cuyo cabecilla Joaquín “El Chapo” Guzmán, recientemente capturado en México, tendría a su familia a buen recaudo en la ciudad boliviana de Santa Cruz gozando de protección oficial. De ser evidente esa relación señalada por la Inteligencia peruana, se habría confirmando que Fabricio Ormachea es integrante de una red enlazada al cartel mexicano, de acuerdo a lo investigado por el periodista Gerardo Reyes de Univisión. Corresponderá al Gobierno boliviano informar oficialmente sobre la cantidad de viajes que Ormachea realizó no sólo a Estados Unidos sino también a México durante los últimos años, y por qué motivos lo hizo.
Ormachea, como es sabido, fue la mano derecha del general René Sanabria, ex Comandante de la Policía Nacional, quien hace tres años, a principios de marzo del 2011, fue capturado en Panamá tras ser seguido desde Chile dirigiendo personalmente el transporte de un cargamento de cocaína a Estados Unidos.
Se tiene también la certeza de que Fabricio Ormachea facilitó, desde su cargo como Jefe de Operativos de la Policía Anti-droga de Bolivia, la ampliación de la ruta para el tráfico de cocaína del Perú hacia el Brasil por territorio boliviano, actividad que hasta antes del año 2009, fecha en que Ormachea Aliaga asume el cargo decisivo en la Felcn, se circunscribía al departamento de Pando, donde operaba el temido Mauro Vásquez Guerra con la protección del mismo Ormachea.
En el 2010 esta ruta boliviana para la droga peruana se ensanchó hacia el Norte de La Paz, zona que se constituyó en proveedora de materia prima para los narcotraficantes del Perú; y al otro extremo de la Amazonia boliviana —sobre el territorio de Santa Cruz y Beni, desde Yapacaní hasta el Iténez— nuestro país intensificó la exportación de cocaína al ávido mercado brasileño mediante las millonarias operaciones del clan de Maximiliano Dorado.
Ormachea y sus contactos con la CIA en Washington
Diversas fuentes coinciden en la versión de que Ormachea hizo varios viajes a Estados Unidos para encontrarse con personeros de la CIA y el FBI. Incluso antes de ser sorprendido “con las manos en la masa” extorsionando a Roca, el policía corrupto fue fotografiado por un agente norteamericano en los umbrales del FBI, en Washington, imagen que luego Ormachea “colgó” en su cuenta de Facebook tres semanas antes de ser detenido en Miami.“Este hombre siempre actuaba sobre seguro” —comenta un oficial de la Policía Boliviana que en septiembre del año pasado reveló a Sol de Pando el modus operandi de Ormachea dentro su institución, extorsionando política y económicamente a sus propios camaradas a cambio de traficar sus influencias en ascensos y órdenes de destinos—. “Sin duda pensó que al estar en contacto con el FBI y la CIA podía extorsionar a Roca con total impunidad, nada menos que en Estados Unidos, pero como vimos esta vez el tiro le salió por la culata”. Además Ormachea intimidó a Roca haciendo gala de sus contactos “de alto nivel” en el Gobierno que preside Evo Morales. Mucho poder como para sentirse intocable. Trabajando para la CIA y codeándose con Evo Morales.
Investigadores de la Policía Nacional que rastrearon a Ormachea haciendo seguimiento de su “meteórico” ascenso dentro el régimen del MAS, informaron a Sol de Pando que este osado personaje —desde antes del ascenso de Evo Morales que se produjo el año 2006— pertenece a una logia policial estrechamente vinculada a la Embajada norteamericana. Esa logia policial que detentó privilegios durante los gobiernos de Banzer y Sánchez de Lozada, ha logrado infiltrarse en las más altas esferas del actual Gobierno anti-estadounidense actuando como una “célula dormida” y afiliándose al partido gobernante. La mayoría de ellos formaba parte de la Unidad Táctica de Resolución de Crisis (Utarc), grupo creado con financiamiento norteamericano y que el gobierno de Evo se vio forzado a desarmar tras la ola de brutalidad policial que se desató después de los hechos del Hotel Las Américas.
En una serie de artículos publicados por el semanario boliviano La Época y el portal Cuba Debate de La Habana, el periodista Jaime Salvatierra demostró que oficiales de la DEA y la CIA vienen operando con aquel grupo de policías bolivianos acciones de desestabilización de la democracia boliviana, pretendiendo deslegitimar y desautorizar a funcionarios que impulsan la lucha soberana contra el narcotráfico en Bolivia, como el viceministro de Defensa Social Felipe Cáceres. Ormachea formó parte de esta confabulación desde sus inicios.
Según Salvatierra, “para el cumplimiento de esas ‘tareas’, la oficina de seguridad de la embajada de Estados Unidos, dirigida por Thomas Scanlon y de su segundo jefe, el boliviano Alfonso Palma Meneses, elaboran cada semana un plan de inteligencia al grupo de detección y seguridad coordinado por el coronel jubilado del ejército boliviano y reconocido agente CIA, Roberto Vargas Blacut, quien tiene bajo su mando a cerca de 10 policías dirigidos por el teniente Rolando Villa Choque….”.
La CIA estimula narcotráfico y corrupción en torno a Evo
Está en marcha un plan sigiloso para avanzar en una “guerra de posiciones” donde los enemigos del régimen, del Presidente en especial, se han camuflado haciendo gala de obsecuencias políticas que les permite escalar en las jerarquías cómodamente, a lo cual contribuye la claudicación ideológica y moral de la fuerza gobernante.
Estados Unidos, a través de la CIA, se ha propuesto desestabilizar al Gobierno de Evo Morales sacando ventaja de las debilidades hegemónicas del Presidente, al extremo de plantearse la posibilidad de su propia eliminación física como un medio para retroceder al pasado fascista y señorial impidiendo todo intento de avance revolucionario, desde ya venido a menos.
Siguiendo la investigación de Jaime Salvatierra, hay dos agentes de la DEA especializados en armar complots políticos usando el narcotráfico como fuerza desestabilizadora, y estuvieron en Bolivia recientemente reuniéndose con la logia de policías y militares masones a la que pertenece Ormachea. Se trata de Salvador Leyva y Edgar Fernando Fritzz, quienes, haciéndose pasar por consultores financieros, traman hechos de violencia social y política generada desde el narcotráfico. El año 2006, en México, según refiere Salvatierra, Leyva promovió un enfrentamiento entre los carteles de la droga y grupos de autodefensa que derivó en varios muertos y encarcelados.
En Bolivia, como ya sucedió durante la crisis de Huanchaca en 1986, algunos norteamericanos no tendrán reparos para promover la corrupción y el narcotráfico en el centro del poder político, en este caso alrededor de Evo Morales que lamentablemente se presta a ello, y lo están haciendo a través de operadores como Ormachea y su red de inteligencia policial-militar agazapada en las cúpulas gobernantes con complicidades al más alto nivel. A la CIA le resulta más barata y efectiva esa opción, ante el fracaso de la tentativa separatista del 2008 y 2009. Una vez más asesinar a Evo Morales, para coronar el caos, pretende ser el detonante que sumiría a Bolivia en una oscuridad tan o más tenebrosa que la de García Meza y Arce Gómez.
Sólo un radical viraje hacia una centralidad ética en el rumbo del proceso, podrá impedir que personajes como Ormachea o Sosa pongan al país a tono con su incultura e inmoralidad rampantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario