Dos años tardó el presidente Evo Morales en revertir los efectos negativos que le provocó el fallido gasolinazo de la Navidad de 2010. 24 meses después, la aprobación a su gestión retornó a los márgenes previos a aquella polémica decisión.
La última encuesta de IPSOS, elaborada para Página Siete, revela que el 55% de la población del eje de Bolivia aprueba el trabajo del Mandatario. Hace dos años ésta se encontraba en el 49% y a inicios de 2010, cuando arrancaba el segundo mandato presidencial, llegaba al 70%.
El rechazo a la gestión gubernamental, que llegó a estar en un 63% dos meses después del gasolinazo, llega al 32%.
El estudio de opinión pública se realizó en las ciudades de La Paz, El Alto, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba. Estas cuatro urbes concentran alrededor del 40% de la población del país.
Todos los entrevistados son mayores de 18 años, eso significa que ya tienen edad de votar.
Se consideraron grupos etáreos y variables socioeconómicas en correlación con la distribución real de Bolivia. La muestra se eligió aleatoriamente.
En total, 1.062 personas fueron entrevistadas. El diseño muestral permite realizar estimaciones en los resultados totales con un margen de error de +/- 3,01%, estimando una confiabilidad del 95% al asumir la máxima dispersión en los resultados. (p/q=1)
Un día después de la Navidad de 2010, el vicepresidente Álvaro García Linera sorprendió a casi todo el país al anunciar un incremento en los combustibles que llegaba hasta el 83% en algunos casos.
El Decreto Supremo 148 de “nivelación de precios” -como quiso bautizar el Gobierno al gasolinazo- fue la subida de precios más alta de la historia. En los últimos 30 años, los gobiernos neoliberales apenas se habían animado a elevar el costo de los carburantes en un 10% como máximo. Esas medidas eran rechazadas por el campo popular, pero era poco lo que se podía hacer contra la partidocracia durante aquellos años.
Y al igual que en los viejos tiempos, la iniciativa del Gobierno del MAS fue rechazada y resistida en las calles. No importó que el Ejecutivo haya elegido las fiestas de fin de año para decretar el gasolinazo, la reacción popular no se hizo esperar.
La Paz y El Alto revivieron tiempos de rebelión y manifestaciones masivas.
Apenas un par de días después de ese 26 de diciembre, los sindicatos afines al oficialismo, incluyendo a los cocaleros de los Yungas y el trópico de Cochabamba, dieron su veredicto. No iban a apoyar la medida. Era el fin.
Cuando faltaban dos horas para el cierre de 2010, Morales, acompañado por el vicepresidente Álvaro García Linera y el canciller David Choquehuanca, anunció que se anulaba la medida.
Sin embargo, las consecuencias de la subida del combustible marcaron 2011. La inflación se disparó y muchos precios que se elevaron, sobre todo vinculados a la economía familiar, jamás se llegaron a normalizar.
Dos años después, finalmente Morales puede decir que revirtió la desaprobación que le generó aquella polémica decisión.
75%
de los alteñosaprueba la gestión de Evo Morales. Esta ciudad sigue siendo el bastión del MAS.
Ficha técnica
Empresa IPSOS
Margen de error El diseño y tamaño muestral permiten realizar estimaciones en los resultados totales con un margen de error de +/- 3,01%, estimando una confiabilidad del 95% al asumir la máxima dispersión en los resultados (p/q=1).
Muestra Conformada por 1062 personas, respetando la distribución real de la población por sexo y edad. Todos los entrevistados fueron mayores de edad. Los grupos etáreos comprendidos fueron entre los 18 y los 70 años.
Periodo del trabajo de campo El trabajo de campo duró 13 días y se efectuó entre el 1 y el 13 de diciembre de 2012. Se utilizaron cuestionarios estructurados con algunas respuestas abiertas a través de encuestadores capacitados.
Lugar El estudio cubrió el área urbana de las ciudades que comprenden el eje de Bolivia, es decir La Paz, Santa Cruz de la Sierra, El Alto y Cochabamba.
Punto de vista
Óscar Álvarez ConflictólogoHace unas semanas se conocieron las millonarias cifras que maneja el Ministerio de Comunicación para difundir los logros del Gobierno y es por todos conocida la cantidad de horas que la red de medios estatales dedica a “cubrir” los actos oficiales en los que participa el Presidente.Yo creo que el trabajo intenso que se hace desde varios despachos de Estado para mejorar la imagen del Gobierno comenzó a dar sus frutos en 2012. La línea editorial impuesta por la nueva ministra de Comunicación (Amanda Dávila), con enlaces informativos en media mañana y cadenas nacionales frecuentes es visible. La estrategia pareciera ser hacer campaña de modo permanente.
Yo no encuentro que exista una mejora cualitativa en el trabajo del Gobierno. Más bien considero que es una gestión que ya llegó a su techo. Históricamente Morales ya cumplió con su tarea y ahora vivimos tiempos de consolidación en el poder, de administración.
Entonces estas cifras auspiciosas sólo las puedo explicar a partir de la propaganda oficial. Obviamente que la reducción de la conflictividad ha sido otro factor determinante. Siento que el Gobierno afinó sus sistemas de alerta temprana y desactiva los conflictos antes de que se produzcan. Ese trabajo hay que reconocérselo a algunos ministros.
La ciudad que menos apoya al presidente Evo Morales es Santa Cruz (45%).
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