Hace 33 años mientras en el país se desarrollaban las tradiciones de Todos los Santos y el Día de los Difuntos, la angurria de poder del coronel Alberto Natusch Busch derivó en uno de los episodios más luctuosos del siglo XX.
El día 31 de octubre de 1979 culminaba en la Sede de Gobierno la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que este año volvió a Bolivia, con una histórica resolución que establecía que la demanda marítima boliviana debía ser solucionada lo antes posible, exhortando a Chile a avanzar en este tema.
Sin medir consecuencias, Natusch, de madrugada, decidió derrocar a Walter Guevara movilizando a los regimientos Tarapacá e Ingavi con un insólito respaldo de sectores políticos tan diversos que mezclaron desde movimientistas hasta moscovitas.
Los diplomáticos tuvieron que, literalmente, escapar del país antes que la situación se vuelva más dramática. La Central Obrera Boliviana (COB) instaló piquetes de huelga contra la dictadura, pero el dictador decretó la Ley Marcial, comenzando así la masacre de Todos Santos.
Entre el 1 y el 2 de noviembre de 1979, la violencia militar dejó un centenar de muertos, 140 desaparecidos y 200 heridos, la mayoría proletarios y mineros. El terror duró 16 días en uno de los regímenes más funestos e intrascendentes de la historia.
Las víctimas de la dictadura lamentan que hasta la fecha no haya existido ningún proceso contra estos crímenes de lesa humanidad y al contrario, son los supervivientes quienes deben afrontar cada día la vida con los recuerdos de la tragedia y la angustia de no poder encontrar a sus seres queridos.
Personajes de la talla política de Guillermo Bedregal, estuvieron inmersos en esas trágicas jornadas. El juicio anunciado contra la dictadura de Hugo Banzer por parte de Marcelo Quiroga Santa Cruz, también formó parte de esa historia, pues el líder socialista había encausado una lista de militares, incluido Natusch.
El colaborador de este golpe de Estado, Luis García Meza, terminó por urdir su plan casi un año después derrocando a Lidya Gueiler, en el que sería el último golpe sangriento antes del retorno a la democracia.
DATOS
- Durante el 1 y 2 de noviembre los regimientos militares tomaron la Sede de Gobierno.
- El golpe de Estado duró 16 días y dejó más de cien muertos.
- Natusch quiso aferrarse al poder prometiendo respeto al fuero sindical.
- El mandatario de facto falleció sin asumir ningún proceso.
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