25 agosto 2012

Bolivia y un censo sin mestizos

El 21 de noviembre próximo Bolivia será contada. El Instituto Nacional de Estadística (INE) realizará el Censo de Población y Vivienda, que se hace cada 10 años, para lograr un documento oficial que refleje la realidad del país.

Este proceso se realiza desde 1831 (en el Gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz), y el último resultado (2001 en el gobierno de Hugo Banzer) arrojó más de 8 millones de almas en el territorio nacional. De ellas el 64% dijo pertenecer a alguna de las seis naciones indígenas que se incluían en la papeleta. La pregunta era si uno se consideraba perteneciente a una de las seis naciones indígenas (que eran las opciones en ese censo) o no. Muchas personas, por el sólo hecho de vivir en La Paz, se autodenominaron aymaras. Y también sucedió con gente en Sucre o Cochabamba que se identificó como quechua. De esta manera la población, supuestamente indígena, aumentó considerablemente en los resultados del censo.

Para subsanar esta confusión de identidades es que el término mestizo era una opción que se estaba contemplando en varios niveles para ser incluido en el nuevo censo. Sin embargo el gobierno del presidente Evo Morales ha decidido no hacerlo y mantener la división de la población simplemente entre indígena y no indígena.

La ministra de Planificación para el Desarrollo, Viviana Caro, aseguró que para la exclusión de la palabra mestizo de la boleta censal, el Gobierno se respaldó en el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) denominado “Los censos y los pueblos indígenas en América Latina: una metodología regional.”

“En este reporte se advierte que en los últimos años las boletas censales solamente establecieron alternativas para que las personas se autoidentifiquen o se declaren parte de algún pueblo indígena originario”, ha dicho Caro.

La pregunta en la papeleta del nuevo censo dirá: ¿Como boliviano o boliviana, pertenece a alguna nación o pueblo indígena originario campesino o afro boliviano? Se podrá marcar Sí o No. De ser afirmativa la respuesta se debe elegir una de las 36 naciones constitucionalizadas.



OPINIONES

Muchos consideran que la opción del mestizo debió ser incluida porque gran parte de la población (más del 60% según un estudio reciente de la Fundación UNIR) se considera mestiza. Otro análisis, esta vez de la Fundación Democracia Multipartidaria (FBDM), dice que el 70% de los bolivianos se considera mestizo. El resultado del censo será determinante para asignar escaños en el Legislativo.

Félix Cárdenas, viceministro de descolonización, ha afirmado a los medios de comunicación que los que se consideran mestizos dentro de Bolivia no tienen territorio, cultura, religión ni idioma. "El tema mestizo es un tema que compete a los mestizos, a quienes se asumen mestizos deberían sustentar por qué debería existir mestizos, (…) si comparamos con los Aymaras, ¿hay un territorio propio mestizo, hay una cultura propia mestiza, hay un idioma propio mestizo, hay una religión propia mestiza?, si las hay discutamos", manifestó.



INDÍGENAS Y MESTIZOS

La vicepresidenta de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), Nelly Romero, ha dicho que se les deberá asignar por lo menos a 26 representantes en el Legislativo, tomando en cuenta que se han incluido dentro del Estado Plurinacional de Bolivia, a 36 naciones indígenas.

Para Rafael Quispe, principal dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasusyu (CONAMAQ), el tema de la inclusión del término indígena es muy delicado para el gobierno. “Hay el miedo de que por sus metidas de pata la mayoría diga que es mestizo, cuando el gobierno de Morales ha dicho que la mayoría es indígena y que el gobierno es indígena, pero la anterior semana el vicepresidente ha dicho que es mestizo y que la mayoría de los gobernantes eran mestizos, esto quiere decir que este no es un gobierno de indígenas, sino de mestizos.”

Andrés Gómez Vela, director del sistema de comunicaciones Erbol, afirma que no incluir la categoría mestiza será “negar al nuevo ser boliviano”, que se asienta en el mestizaje que se produce desde hace 520 años en el país. “Se invisibilizará a una gran parte de la población del país con lo que se pretende mantener la contradicción étnica (indígena versus q´aras) y camuflar la nueva contradicción clasista: indígenas ricos y poderosos versus indígenas pobres”, dice Gómez.



AUTOIDENTIFICACIÓN

“La autodeidentificación se entiende como la libertad de creerse lo que uno es o definir su ser cultural como uno considera conveniente a partir de su historia colectiva o personal o, sencillamente, de la percepción que tiene de uno mismo. Vale decir, es la expresión de la libertad de creer lo que uno es. En ese sentido, es incoherente y hasta violatorio de la libertad de expresión obligar a una persona no permitirle expresar lo que se considera, por ejemplo, mestizo. Debiera dejarse en libertad a la persona para autoidentificarse como en realidad se considera y no como el gobierno quiere que se considere en el marco de preguntas cerradas.”

Para el educador y ex ministro Enrique Ipiña, el tema tiene hasta un resabio fascista. “Al no incluirse la opción "mestizo" se está forzando a muchos mestizos a preferir escoger una opción de pueblo originario antes que considerarse un "ninguno" sin identidad. En consecuencia posiblemente opten de una manera que no responde a la realidad y que ayuda al gobierno a reforzar su tesis de pie forzado sobre las "naciones" indígenas que en realidad son muy pocas o ya no existen como pueblos sino como restos con muy pocos individuos, como en el caso de los ayoreos y otros.” Ipiña dice que inevitablemente la mayor parte de la gente entenderá la pregunta no como pertenencia cultural sino como pertenencia racial, por eso debería haberse formulado como pertenencia no a un pueblo o nación sino como identificación con una cultura. “La tipificación de raza es anticuada y tiene un fuerte resabio a racismo nazi.”, dice.



IDENTIDAD CULTURAL



Por su parte el economista Roberto Laserna explica que es comprensible que se haya insistido tanto en la inclusión de una identidad cultural que se nutre de múltiples vertientes, como es la mestiza, en un país tan diverso como Bolivia. “El mestizaje en realidad encarna la interculturalidad. Todo mestizo es un producto intercultural que no por eso niega las especificidades de las que proviene.”

El politólogo Jorge Lazarte asegura que la eliminación de “mestizo” y “nación boliviana” (términos que están incluidos en la Constitución) no sólo viola el derecho a la autoidentificación cultural, sino que es incompatible con todo principio de igualdad.

Con la papeleta del nuevo censo en imprenta, las contradicciones ya se hacen escuchar. El CONAMAQ reclama que no se haya incluido a las 50 naciones que, dicen, conforman el país y que no se ha consensuado con los pueblos indígenas la pregunta que se incluye en el censo; el Gobierno asegura que todo marcha como se ha planeado y que los bolivianos podrán sentirse representados en el censo, mientras que una buena parte de la población no sabe ni responde porque no se siente identificada con ninguna de las opciones.

El país hasta ahora

Durante el último censo efectuado en 2001 en el gobierno de Hugo Banzer, se determinó que el país contaba con una población de 8.274.325 de habitantes de los cuales 3.108.443 pertenecen al área rural y 5.165.882 al área urbana, según los datos emitidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En base al censo realizado en dicha gestión también se determinó que los tres departamentos con la mayor taza de crecimiento fueron: Santa Cruz con un 4.29%, Pando 3.48% y Tarija con 3,18. Por su parte, el departamento de La Paz, sede de Gobierno, creció solamente en un 2,29%.

De los cuatro departamentos el que cuenta con un mayor número de población independientemente de la taza de crecimiento, fue La Paz con 2.350.466 habitantes, posteriormente Santa Cruz con 2.029.471, Tarija con 391.226 y finalmente Pando con 52.525, según establece el INE.



EL CENSO SE HA POLITIZADO

Por Roberto Laserna (*)

La importancia de incluir el término mestizo depende del uso que se le quiere dar a la pregunta que indaga sobre la identidad etno cultural. En el Censo del 2001 se introdujo la pregunta sin mayor discusión y mostrándola como parte de un esfuerzo internacional dedicado a captar información sobre la población indígena. Hasta entonces, esa información era captada a través de preguntas sobre el primer lenguaje que aprendió a hablar la persona y el lenguaje de uso habitual en el hogar. Pero luego se le dio un uso político que contribuyó a legitimar un movimiento con fuerte identidad étnica. En realidad, más que ayudar a generar identidades, lo que se hizo fue acallar al mundo mestizo. Esto sirvió también para desconocer una larga experiencia de interculturalidad en Bolivia, y para tratar de imponerla como si fuera una relación que requiere primero de la afirmación excluyente y antagónica de identidades culturales.

El hecho de no incluir esa categoría específica no impedirá que la gente la incluya como respuesta, ya que se ha optado por dejar abierta la pregunta. El problema es que la pregunta es excluyente, porque indaga solamente la pertenencia a un grupo “indígena originario campesino” en términos de sí y no, y seguramente los encuestadores tendrán la instrucción de registrar solamente categorías previamente definidas como indígenas. No me sorprendería que se registren problemas y debates entre los ciudadanos y los encuestadores. La otra opción es que se registre cualquier respuesta, y en la codificación se ignoren las “no indígenas”, lo que sin duda provocará molestias cuando se difundan los datos.

En síntesis, creo que se ha politizado el Censo y que eso solamente acarreará perjuicios para el país.

En las actuales circunstancias creo que debió omitirse la pregunta. Para fines de planificación y diseño de políticas públicas es suficiente tener la información sobre el lenguaje que aprenden los niños a hablar, el que se habla en el hogar, y los que se manejan en la vida cotidiana. Esta es, además, una información objetiva y verificable, no la de identidad étnica que es enteramente subjetiva, y que convierte al censo en una suerte de encuesta de opinión.



(*) Roberto Laserna es escritor y economista.





Opinión

Jorge Lazarte

Mestizos sin rostro

Es otro hecho “inédito” del poder el que decida que ser “mestizo” no es “cultura”, alegando que “todas las culturas son biológicamente mestizas”( lo que es un dislate); y que, por tanto, la inclusión de la opción “mestizo” en el mejor de los casos es irrelevante, o en el peor, es “racista”. Es curioso que los “descolonizadores” sigan pensando en los términos de la colonia.

Esto producirá un gran hueco estadístico en el censo mostrando una imagen distorsionada y falseada de la composición cultural del país, generando a la vez un (re)sentimiento en aproximadamente la mitad de la población de haber sido maltratada en su intimidad colectiva. Este sentimiento vivido como injurioso y prepotente, exigirá su reparación en un subsiguiente censo.

Por tanto, los datos derivados serán dudosos en su validez, Y no le servirán tampoco al gobierno que sigue pensando que las “naciones y pueblos indígenas originarios campesinos”, son “mayoría”. Si no lo fueran perdería el fundamento que lo ha hecho poder.

Con igual cálculo político ha eliminado la autoidentificación religiosa para no correr el riesgo de que una mayoría se declare católica y debilite su disputa con la jerarquía católica, y cuestione el ancestralismo constitucional. ¿Un Estado llamado laico, puede ignorar cómo es la sociedad que gobierna? Finalmente se dice que los datos serán confidenciales. No hay ninguna garantía de que así pudiera ser. Debería eliminarse el nombre y apellido del censado.

¿Cómo debería haberse enfocado la pregunta? La última versión de la boleta es un desatino. Pregunta si el entrevistado pertenece a “alguna nación” o pueblo indígena…( dice “o” y no “y” como en la Constitución ). Según la Ministra del ramo, los mestizos deberían decir “a ninguna”. Es decir, mestizos sin rostro, lo que puede representar una afrenta contra los que tienen esa identidad cultural, y no son sólo bolivianos sino que pertenecen a la “nación boliviana”. Es inadmisible que unos gocen de ese derecho y otros no. A las viejas discriminaciones de hecho se suman ahora otras nuevas ahora normativas.



(*) Jorge Lazarte es politólogo y analista.



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