08 mayo 2012

Asesinato del cura guerrillero Ildefonso de las Muñecas

La guerra de la independencia requirió de los americanos grandes sacrificios, costó la vida de cientos de valientes patriotas que no dudaron en ofrendar la vida misma por la liberación de estas tierras del dominio español.

Fue el cura patriota Ildefonso de las Muñecas, quien contribuyó también con su sangre por la emancipación de las tierras altoperuanas del colonialismo ibérico. Nació en el año 1776 en la ciudad de San Miguel de Tucumán, del virreinato del Río de La Plata. En 1789 se graduó como doctor en Teología y Cánones en la Universidad de Córdova y al mismo tiempo como sacerdote católico.

En 1813 se trasladó al Cusco para ejercer los sagrados ministerios en la Iglesia Matriz de la ciudad. Producida la sublevación del caudillo indígena Mateo Pumakahua contra el despotismo español, el cura Ildfonso de las Muñecas, sintiendo el llamado de la sangre americana, se unió con entusiasmo a la causa de los indígenas.

Con la misión de propagar este movimiento insurreccional, el cura Muñecas y el coronel Pinedo se trasladaron a La Paz la que fue tomada después de vencer al gobernador Valde Hoyos. El pueblo, de manera que no se llega a comprender, se dio a la tarea de cometer desmanes, siendo una de las víctimas el mismo Valde Hoyos. La represión realista fue sangrienta y Muñecas buscó refugio en Larecaja, donde estableció una “Republiqueta”.

Desde allí partidas de guerrilleros altoperuanos al mando del cura revolucionario puso en jaque a los ejércitos realistas. Además, dictó una serie de disposiciones de protección para las comunidades indígenas; impidió que el producto de los impuestos y gravámenes fuese enviado a las Cajas Reales, estos recursos fueron empleados en la construcción de puentes y caminos y en las mejoras de los servicios públicos y en el sostenimiento de la guerra contra los realistas.

Alarmado el virrey del Perú, Fernando de Abascal, dispuso el ataque contra la Republiqueta enviando al coronel Agustín Gamarra con 600 soldados y otra que salió de La Paz con 500 hombres al mando de José Aveleira. En poco tiempo los realistas lograron abatir a los patriotas de Larecaja, 26 de febrero de 1816. El cura Muñecas con algunos sobrevivientes del Batallón Sagrado lograron huir hacia la quebrada de Camata. El destacamento del capitán Navajas logró capturar a Muñecas y a otros subversivos el 23 de abril, las represalias fueron terribles, muchos fueron fusilados, el cura Muñecas fuertemente maniatado fue trasladado a La Paz donde se encontraba el general Joaquín de Pezuela, quien impartió la orden de que el sacerdote guerrillero fuera encadenado y trasladado al Cuzco para ser juzgado, degradado de su investidura sacerdotal y condenado a morir en la horca.

Cuando el líder guerrillero se encontraba muy cerca de Desaguadero, lugar limítrofe, entre Bolivia y Perú, el jefe de los guardias ordenó hacer fuego sobre el sacerdote, estos se negaron a obedecer, entonces en un arranque de ira desenfundó su pistola y disparó al sacerdote cuando éste se encontraba de espaldas, muriendo en el acto el 8 de mayo de 1816. Al día siguiente su cuerpo fue sepultado en el interior de la Iglesia de Guaqui.

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