Ancón, Perú, 1883.- De acuerdo con lo pactado, Chile se apodera de la rica zona salitrera de Atacama y de los puertos de Antofagasta e Iquique, y provisoriamente, de las ciudades de Tacna y Arica, hasta que se haga un plebiscito que decida definitivamente el destino de ambas ciudades.
El tratado coincide con los resultados militares, ya que Chile derrotó en los campos de batalla a los ejércitos peruano y boliviano. “Chile se vio favorecida con la incorporación a su territorio de una región de vital importancia para el abastecimiento de abonos (guano) a las agotadas tierras europeas, mientras que Perú y Bolivia han quedado mal paradas”, anotó un observador.
Hermandad perdida
“Hasta ahora, Perú era el principal productor mundial de abonos, por su control sobre el guano y el salitre”. Sin embargo, ahora ha surgido la competencia de Chile como resultado de una guerra en la que los peruanos y bolivianos se sienten despojados. Difícilmente éstos olviden la derrota”.
Por otra parte, la situación de Bolivia es particularmente dramática, ya que el puerto de Antofagasta era su única salida al mar. “Bolivia ha quedado transformado en un Estado mediterráneo. ¿Cuál puede ser su destino de aquí en más, si no puede sacar su producción?”
Otros lamentan la rivalidad surgida entre estos países que pocos años atrás se defendieron conjuntamente cuando fueron atacados por los españoles en la expedición de Méndez Núñez. “Ahora aquella hermandad americana ha quedado sepultada, y ya hay quien llama a los chilenos “prusianos de América”, que ellos están repitiendo con un timbre de orgullo”.
De “El Chasqui”.
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