Residencia
Con sueños, metas y proyectos distintos, 133 asambleístas del interior del país llegan a La Paz para empezar una nueva vida. Algunos vienen con toda la familia y otros llegan solos.
El clima, el ambiente, el ritmo en el que se vive en la sede de gobierno son muy diferentes al que están acostumbrados, aseguraron a La Razón más de 10 asambleístas del interior consultados sobre su estancia en esta urbe.
Algunos, como el diputado mojeño Pedro Nuny, decidieron radicar en La Paz con sus hijos y sus esposas, mientras que la diputada cruceña, Adriana Arias, por ejemplo, prefirió dejar a sus tres hijos al cuidado de su esposo en el Plan 3000 de Santa Cruz.
El cambio de vida será rotundo en ambos casos.
“Es un poco difícil este traslado, uno no conoce muy bien acá y hay que comenzarse a comprarse las cosas, pero yo le he acompañado en todo lugar, donde él ha querido estar hemos estado acompañándolo con toda la familia”, recordó, orgullosa, Carmen Muñuni Mayuco, esposa del diputado Nuny.
A sus hijos, Ana Carmen (13) y Pedro Javier (12) la nueva aventura que comenzarán les inquieta, pero fue una decisión que asumieron para estar con su padre. Sus dos hijas gemelas de apenas unos meses deberán acostumbrarse al nuevo clima.
Arias, en cambio, piensa que sus hijos estarán más cómodos y seguros en Santa Cruz porque el alquiler de una vivienda en la sede de gobierno “es muy caro”.
De hecho, varias parlamentarias piensan en alquilar departamentos juntas para poder compartir los gastos, como la senadora Zonia Guardia del Beni y la propia Arias.
Otros, en cambio, ya consiguieron casas o habitaciones en alquiler, como el senador cruceño Germán Antelo y el diputado pandino Herbert Salvatierra.
Otras parlamentarias saben que su vida cambiará, pero no les preocupa. “Sabemos cómo sobrevivimos, yo soy mucho tiempo dirigente en las Bartolina Sisa y sabemos cómo uno vive y ahora es más tiempo que vamos a estar en La Paz y la familia va a estar en Santa Cruz”, afirmó la diputada Segundina Flores, quien está acostumbrada a viajar continuamente por todo el país.
Para otros asambleístas, principalmente los que vienen del oriente, el problema principal es la altura de la ciudad de La Paz. Saben que poco a poco se acostumbrarán, pero por ahora el cambio les afecta.
“Me he dado cuenta que no puedo caminar mucho, no se puede comer mucho, nuestro organismo no está adecuado a estas alturas, al frío”, comentó la senadora Guardia.
Pese a esas dificultades, los legisladores ya piensan en sus vidas en La Paz y algunos tienen proyectos que implementar. Por ejemplo, el senador Antelo quiere ejercer su profesión y pretende prestar sus servicios gratuitamente a las personas de escasos recursos que requieran una atención de neurocirugía.
Otros, como el diputado cruceño Gonzalo Rodríguez, quieren aprovechar su tiempo libre para pasar cursos de especialización.
La situación es más complicada para los asambleístas suplentes porque aún no saben si percibirán un salario y cómo será su trabajo. La diputada suplente María Gardenia Arauz, proveniente del Beni, expresó que por el momento está viviendo en un pequeño hotel de Villa Fátima, aunque su objetivo es alquilar una habitación.
“Casi ya no tengo dinero para pagar el hotel y tengo que conseguir un cuarto para vivir, pero tampoco nos han dicho todavía cuál va ser nuestro salario, estamos esperando la aprobación del nuevo reglamento”, explicó la legisladora Arauz.
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