La oposición se encontraba el domingo jaqueada contra uno de los ángulos del tablero político boliviano y con la sola salida de canalizar la ley que normará las elecciones de diciembre próximo, después que el presidente Evo Morales aceptara construir un nuevo padrón electoral y la privara de su principal condición para reincorporarse al Congreso trancado desde el jueves último.
En los tramos finales de la partida, la más brava en lo que va del año, la oposición boliviana quedó prácticamente obligada a retornar al Congreso, donde debe tratarse la ley electoral al detalle, artículo por artículo, estación última de la ley transitoria a un nuevo régimen electoral, como remate de la aprobación preliminar del concepto general de la legislación cuatro días atrás.
La capacidad de maniobra de la oposición estaba restringida al voto de bolivianos en el extranjero y las circunscripciones especiales, temas que entre martes y miércoles últimos los zanjó sin embargo en una mesa multipartidaria de concertación, cuyos resultados fueron revelados por el gobierno de Morales y publicados en generosos espacios de la prensa sabatina de Bolivia.
La concertación había dejado para última hora temas de menor calado por abocarse a la solución del padrón electoral que la oposición abominó hasta la intoxicación por "contaminado" y supuestamente hecho a la medida de Morales que busca reelegirse, y el oficialismo defendió fundado en un dictamen internacional que le otorgó una confiabilidad del 96,5%, por encima de la media de los que operan en América Latina.
Pese a los millones de dólares que insumirá su implantación, Morales garantizó la noche del sábado el financiamiento para la construcción de un nuevo padrón electoral de última tecnología, con la supervisión de veedores internacionales, tal como lo exigió la oposición de derechas a su gobierno, a condición de que la Corte Nacional Electoral (CNE) asegure la celebración de elecciones generales el 6 de diciembre próximo.
El presidente de la CNE, José Luis Exeni, había advertido a principios de semana que un nuevo relevamiento de datos demandaría al menos 8 meses.
"Si la Corte Nacional Electoral asegura la realización de las elecciones nacionales del 6 de diciembre de este año y garantiza técnicamente la implementación de un nuevo padrón electoral biométrico, altamente informatizado y moderno, el Gobierno se compromete a garantizar la construcción de este nuevo padrón electoral", anunció Morales en un mensaje a la nación camino a su cuarto día en huelga de hambre en demanda de la aprobación de la ley que agitó Bolivia en Semana Santa.
Se trata de un registro electromagnético de probada infalibilidad y construido en base de las huellas dactilares y fotografías digitales tomadas de los electores.
En respuesta al pedido de su más aguerrido y crítico opositor, el ex presidente conservador Jorge Quiroga (2001-2002), Morales aseguró que el gobierno, resuelto a no dar más pábulo a su impredecible oposición, "convocará a la comunidad internacional como veedores en el empadronamiento".
"Ahora", sin ases ni espadas bajo la manga, "veremos si en verdad ese grupo puede aprobar una nueva ley electoral para garantizar las elecciones nacionales, mediante una nueva ley", desafió, los mismo que el vicepresidente Alvaro García Linera, que esgrimió su mejor ironía para presionar moralmente a la oposición a reanudar los debates congresales en una saga que comenzó el jueves y que parecía concluir en el corto plazo.
"La oposición decía que no iba a asistir al Congreso en tanto no se les garantice transparencia y confiablidad del padrón electoral. El Presidente dice que se va a hacer un padrón electoral biométrico. Los desertores, por lo tanto, no tienen ningún pretexto para no estar mañana en el Congreso", afirmó.
García Linera ha llamado al Congreso siete veces en las últimas horas y siete veces fue desairado por la oposición a la que ha ofrecido automóviles y aviones gratuitos para retornar a La Paz, no sin antes enrrostrarle negligencia por entregarse al placer papilar antes que consagrarse a la misión de legislar.
Antes que Morales volcará el juego a su favor, Quiroga se había comprometido a demostrar que era posible hacer en tiempo record un padrón biométrico de las características del que finalmente puso en bandeja el mandatario.
"El día lunes queremos que estén los vocales de la Corte Nacional Electoral, que vengan los presidentes de cortes departamentales y les vamos a demostrar con la presencia de observadores electorales, que se puede hacer un nuevo padrón confiable, biométrico para todos los bolivianos en todo el territorio nacional", dijo.
Mientras el Congreso no alumbre la ley, Morales no levantará la extrema medida de presión.
Todo hacía prever que sólo la ley parará la huelga de Morales y la de al menos 1.500 bolivianos que han dejado de comer sólidos en 100 piquetes en todo el país.
La huelga de hambre de Morales replicó en España y Argentina, donde grupos de migrantes bolivianos exigieron respeto a su derecho de elegir a las autoridades nacionales.
De acuerdo con la CNE los electores bolivianos en el extranjero no superan los 100.000, ni el 3% del padrón boliviano a punto de caer en el anacronismo.
En los tramos finales de la partida, la más brava en lo que va del año, la oposición boliviana quedó prácticamente obligada a retornar al Congreso, donde debe tratarse la ley electoral al detalle, artículo por artículo, estación última de la ley transitoria a un nuevo régimen electoral, como remate de la aprobación preliminar del concepto general de la legislación cuatro días atrás.
La capacidad de maniobra de la oposición estaba restringida al voto de bolivianos en el extranjero y las circunscripciones especiales, temas que entre martes y miércoles últimos los zanjó sin embargo en una mesa multipartidaria de concertación, cuyos resultados fueron revelados por el gobierno de Morales y publicados en generosos espacios de la prensa sabatina de Bolivia.
La concertación había dejado para última hora temas de menor calado por abocarse a la solución del padrón electoral que la oposición abominó hasta la intoxicación por "contaminado" y supuestamente hecho a la medida de Morales que busca reelegirse, y el oficialismo defendió fundado en un dictamen internacional que le otorgó una confiabilidad del 96,5%, por encima de la media de los que operan en América Latina.
Pese a los millones de dólares que insumirá su implantación, Morales garantizó la noche del sábado el financiamiento para la construcción de un nuevo padrón electoral de última tecnología, con la supervisión de veedores internacionales, tal como lo exigió la oposición de derechas a su gobierno, a condición de que la Corte Nacional Electoral (CNE) asegure la celebración de elecciones generales el 6 de diciembre próximo.
El presidente de la CNE, José Luis Exeni, había advertido a principios de semana que un nuevo relevamiento de datos demandaría al menos 8 meses.
"Si la Corte Nacional Electoral asegura la realización de las elecciones nacionales del 6 de diciembre de este año y garantiza técnicamente la implementación de un nuevo padrón electoral biométrico, altamente informatizado y moderno, el Gobierno se compromete a garantizar la construcción de este nuevo padrón electoral", anunció Morales en un mensaje a la nación camino a su cuarto día en huelga de hambre en demanda de la aprobación de la ley que agitó Bolivia en Semana Santa.
Se trata de un registro electromagnético de probada infalibilidad y construido en base de las huellas dactilares y fotografías digitales tomadas de los electores.
En respuesta al pedido de su más aguerrido y crítico opositor, el ex presidente conservador Jorge Quiroga (2001-2002), Morales aseguró que el gobierno, resuelto a no dar más pábulo a su impredecible oposición, "convocará a la comunidad internacional como veedores en el empadronamiento".
"Ahora", sin ases ni espadas bajo la manga, "veremos si en verdad ese grupo puede aprobar una nueva ley electoral para garantizar las elecciones nacionales, mediante una nueva ley", desafió, los mismo que el vicepresidente Alvaro García Linera, que esgrimió su mejor ironía para presionar moralmente a la oposición a reanudar los debates congresales en una saga que comenzó el jueves y que parecía concluir en el corto plazo.
"La oposición decía que no iba a asistir al Congreso en tanto no se les garantice transparencia y confiablidad del padrón electoral. El Presidente dice que se va a hacer un padrón electoral biométrico. Los desertores, por lo tanto, no tienen ningún pretexto para no estar mañana en el Congreso", afirmó.
García Linera ha llamado al Congreso siete veces en las últimas horas y siete veces fue desairado por la oposición a la que ha ofrecido automóviles y aviones gratuitos para retornar a La Paz, no sin antes enrrostrarle negligencia por entregarse al placer papilar antes que consagrarse a la misión de legislar.
Antes que Morales volcará el juego a su favor, Quiroga se había comprometido a demostrar que era posible hacer en tiempo record un padrón biométrico de las características del que finalmente puso en bandeja el mandatario.
"El día lunes queremos que estén los vocales de la Corte Nacional Electoral, que vengan los presidentes de cortes departamentales y les vamos a demostrar con la presencia de observadores electorales, que se puede hacer un nuevo padrón confiable, biométrico para todos los bolivianos en todo el territorio nacional", dijo.
Mientras el Congreso no alumbre la ley, Morales no levantará la extrema medida de presión.
Todo hacía prever que sólo la ley parará la huelga de Morales y la de al menos 1.500 bolivianos que han dejado de comer sólidos en 100 piquetes en todo el país.
La huelga de hambre de Morales replicó en España y Argentina, donde grupos de migrantes bolivianos exigieron respeto a su derecho de elegir a las autoridades nacionales.
De acuerdo con la CNE los electores bolivianos en el extranjero no superan los 100.000, ni el 3% del padrón boliviano a punto de caer en el anacronismo.
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