24 diciembre 2012

El dilema de Villarroel: ¿EEUU o el Tercer Reich?

El 20 de diciembre de 1943, grupos y logias militares junto a miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario tomaron los cuarteles de La Paz, además de las prefecturas y alcaldías de los distintos departamentos.

Después de esa acción, el mayor Gualberto Villarroel fue nombrado presidente de Bolivia. En los primeros meses, el nuevo Gobierno no fue reconocido en el exterior, debido a que se lo acusaba de tener simpatías nazis; es más, se temía que retornaría a la senda en política exterior de los gobiernos de David Toro y Germán Busch, que se caracterizaron por el establecimiento de relaciones con el Tercer Reich y por mantener una línea dura contra los Estados Unidos.

Bolivia y EEUU

Según el historiador León E. Bieber, la presencia estadounidense fue más fuerte entre las décadas de 1920 y 1940 y ésta tenía principalmente un carácter financiero. En 1925, el total de la inversión de EEUU, principalmente en la minería extractiva, ascendía a la suma de 70 millones de dólares. Los norteamericanos también estaban involucrados en la exploración y explotación de petróleo; las concesiones que habían obtenido en la década de 1920 sumaban 10 millones de hectáreas. La principal compañía de petróleo que operaba en el país desde 1922 era la Standard Oil Company.

Aquellos años Bolivia también se convirtió en el país que más dinero recibió de EEUU en calidad de préstamo y tal deuda ascendía, en 1931, a 60 millones de dólares. Además de la minería y del petróleo, los capitales estadounidenses incursionaron en el financiamiento de la construcción de ferrocarriles.

Bolivia y Alemania

En el caso de Alemania, su presencia en Bolivia fue principalmente de carácter comercial. Según Bieber, las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Alemania comenzaron en febrero de 1902 y fueron impulsadas por el Gobierno germano debido a la importante presencia de casas de comercio alemanas desde el último cuarto del siglo XIX. Para 1939, diez firmas alemanas controlaban dos tercios de las importaciones a Bolivia.

Los alemanes no estaban directamente involucrados en la actividad minera, pero aprovecharon para convertirse en proveedores de materiales y equipos necesarios en las minas.

Otro sector explotado por los germanos fue el de la fabricación de alimentos, ya que constituyeron molineras, cervecerías y fábricas de fiambres; en todas ellas usaron maquinaria e insumos traídos de Alemania. Asimismo, en 1925, los alemanes participaron en la creación del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB).

La presencia alemana también llegó al Ejército boliviano, en el cual trabajaba una gran cantidad de instructores militares, sobre todo antes y durante los años de la Guerra del Chaco, como en los casos del general Hans Kundt y de Ernst Röhm. Debido a aquel vínculo con las Fuerzas Armadas, Alemania se convirtió en el principal proveedor de indumentaria y armamento.

En cuestión de número de inmigrantes, los alemanes claramente superaban a los estadounidenses. Para la década de 1930, en La Paz, Oruro y Cochabamba había importantes comunidades conformadas por cerca de mil teutones.

Bieber afirma que esta comunidad inicialmente no se plegó a la corriente nazi y más bien mantenía lealtad al Imperio de Guillermo II, lo cual cambió a fines de 1937, cuando arribó al país un fanático miembro del partido nazi llamado Ernst Wendler, quien ofició como ministro plenipotenciario, cargo que combinó con el de jefe de la Sección para el Extranjero del Partido Nacionalsocialista de Trabajadores Alemanes en Bolivia.

Toro y Busch

Entre los años 1936 y 1939, los gobiernos militares nacionalistas de David Toro y Germán Busch promovieron el enfrentamiento contra los intereses estadounidenses y favorecieron las relaciones económicas con el Tercer Reich.

Una muestra del enfrentamiento con los capitales de EEUU fue la confiscación de las propiedades de la Standard Oil Company en marzo de 1937. A fines de abril de 1937, Toro decretó que todas las propiedades de la Standard Oil pasarían a manos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

Según Bieber, el 8 de marzo de 1939, durante la presidencia de Busch, la Corte Suprema de Bolivia dictaminó que las demandas de indemnización de la Standard Oil eran “improcedentes e inadmisibles”. A mediados de aquel año, el subsecretario de Estado norteamericano, Sumner Welles, advirtió al representante boliviano en Washington de que si el Gobierno no compensaba a la Standard Oil las relaciones amistosas entre ambos países se verían afectadas y que tanto la cooperación como las inversiones para el desarrollo quedarían comprometidas.

Al contrario de lo que ocurría con Estados Unidos, los gobiernos de Toro y Busch buscaron favorecer los vínculos económicos con la Alemania de Hitler.

Según Bieber, en febrero de 1939, el presidente Busch autorizó a YPFB a recibir un crédito alemán y seis meses después se firmó un convenio que establecía el otorgamiento de 4 millones de marcos a cambio de petróleo y minerales. A mediados de aquel año, el Tercer Reich había ofrecido un crédito de 10 millones de marcos a cambio de minerales.

El mayor acercamiento sucedió a partir del 3 de agosto de 1939, cuando Bolivia y el Tercer Reich firmaron un protocolo preliminar para un intercambio comercial que generó preocupación entre los medios de prensa estadounidenses, sobre todo porque la guerra estaba a punto de estallar en Europa y la disponibilidad de recursos minerales estratégicos resultaría determinante para los bandos beligerantes.

Reorientación hacia EEUU

Como afirma Bieber, la firma del protocolo preliminar entre los gobiernos de Busch y Hitler marcó el grado de mayor aproximación entre Bolivia y el Tercer Reich.

Sin embargo, las relaciones se deterioraron abruptamente tras el suicidio de Busch, que ocurrió el 23 de agosto de 1939, día en el cual Alemania y la Unión Soviética firmaron su famoso pacto de no agresión que dio vía libre a que Hitler invadiera y atacara Polonia. La muerte de Busch y el inicio de la Segunda Guerra Mundial determinaron un viraje en la política exterior, que se reorientó hacia los Estados Unidos y se consolidó durante el Gobierno de Enrique Peñaranda, quien gobernó el país entre abril de 1940 y diciembre de 1943, cuando fue derrocado por Villarroel.

El dilema de Villarroel duró seis meses, pues durante ese tiempo no se supo si mantendría las relaciones con Estados Unidos o retornaría a la política exterior de los gobiernos de Toro y Busch.

En enero de 1942 se celebró en Brasil una reunión de cancilleres, en la cual se estableció que todos los países del hemisferio debían romper relaciones comerciales y financieras con Alemania, Italia y Japón; además tenían que proceder al control o liquidación de empresas vinculadas con dichos países.

Seguramente debido a la posición desfavorable de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de Villarroel finalmente decidió ratificar el acuerdo firmado en Brasil y tras seis meses de aislamiento procedió no sólo a embargar los negocios y empresas de personas de los países del Eje, sino también a expulsarlos, obteniendo así el ansiado reconocimiento de los países extranjeros.

Según el historiador León E. Bieber, la presencia estadounidense fue más fuerte entre las décadas de 1920 y 1940 y ésta tenía principalmente un carácter financiero.

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