02 agosto 2015

Katherine Grigsby: Expulsión de Usaid e Ibis preocupó a la NNUU

La representante residente del sistema de Naciones Unidas en Bolivia, Katherine Grigsby, en una entrevista con la Agencia de Noticias Fides (ANF), consideró como un momento preocupante para las relaciones con el Gobierno Nacional, la expulsión de ONG Usaid e Ibis. No obstante, aclaró que nunca se cuestionó el legítimo derecho del Estado boliviano.
Grigsby, representante residente del sistema de Naciones Unidas en Bolivia, está a punto de dejar el país. Después de dos años de intensa labor en La Paz, prepara su cambio de destino, probablemente rumbo a París, la sede de la Unesco, donde trabajó hace una década.
“Hay un momento preocupante en esta dinámica (de relacionamiento con el Gobierno) que es cuando se da la expulsión de Usaid, que es un derecho legítimo del Gobierno, no estamos cuestionando eso, y luego también la expulsión de IBIS Dinamarca”, dijo la representante saliente.
Tras la salida de ambas organizaciones no gubernamentales la representante internacional contó que muchos creían que ellos (NNUU) serían los próximos, “portémonos bien, ya nos vamos (ríe)”, decían.
“Pero ciertamente hay una preocupación muy importante, porque el mensaje es muy fuerte. El mensaje en aquel momento era: ‘si la cooperación internacional no necesariamente coincide con todo lo que nosotros estamos planeando, pues a lo mejor no tiene cabida en este país’”, sostuvo. ¿Así se les dijo?, preguntamos. “No se dijo así, pero algunos podíamos haber interpretado que eso estaba pasando”, respondió.
Grigsby, en un balance de su estadía en Bolivia, se refirió a su relación con la administración de Evo Morales, dijo: “Muchas veces hemos tenido que ser incómodos para el Gobierno. Bolivia tiene una forma de hacer política con una hegemonía muy fuerte del MAS. Prácticamente los espacios políticos están copados, hay una predominante presencia del partido de gobierno, del MAS, en todos los estratos y todas las formas de hacer política y eso va dejando un margen más estrecho a la cooperación para opinar”.
La nicaragüense, con muchos años de residencia en México, está casada con un boliviano distinguido, columnista, cineasta y experto en comunicación para el desarrollo, Alfonso Gumucio Dagrón. Por ello, pero también por su condición de latinoamericana, Bolivia no le resultaba ajena antes de asumir la representación en este país del organismo multilateral más grande del planeta. Ahora le resulta aún más familiar y por eso habla con solvencia sobre todos los temas.
La representante lamenta que tras la expulsión de ambas entidades no haya habido un posicionamiento claro de parte del Gobierno con respecto a la cooperación. Señala que faltó claridad y orientación estratégica en cuanto a qué esperan las autoridades de los cooperantes. “Uno puede intuir, el Ggobierno marca una pauta, pero no ha habido un posicionamiento claro en el sentido de decir nos vamos a relacionar de esta manera”, explicó.
El mayor foco de tensión entre Naciones Unidas y el Gobierno habría sido, en estos dos años, la defensa de los derechos humanos. Grigsby afirmó que en Bolivia “hay problemas en materia de derechos humanos” y que varias veces las declaraciones del Alto Comisionado de Naciones Unidas, con residencia en La Paz, generaron cierta molestia en las autoridades.
El segundo foco de tensión entre el gobierno de Evo Morales y las Naciones Unidas pudo haber sido la elaboración del proyecto de ley de la consulta previa, libre e informada. El proceso fue liderado por los ministerios de Gobierno y el de Autonomías y duró tres años, contó con la participación de los pueblos indígenas, los directos interesados, pero al final quedó archivado y no ingresó para su consideración a la Asamblea Legislativa.
En contrapartida, la mayor virtud del actual Gobierno, de acuerdo a la entrevistada, es que a diferencia del pasado, marca con claridad cuál es su agenda de desarrollo. Recordó que antes, el 62% del financiamiento de las políticas sociales estaba a cargo de las agencias internacionales.
Ello era, en los hechos, “una sustitución del Estado” por los cooperantes. Ahora eso ha cambiado. “Se decía que quien marcaba la agenda era la cooperación porque era ella la que ponía la plata, eso se terminó, yo encuentro otro panorama, yo encuentro a un gobierno que dice vamos por aquí y donde Bolivia obviamente tiene todos los recursos para financiar su política social”, subrayó.

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