No tuve tiempo”. Esa fue la más común de las excusas ayer. En medio de las azoradas y largas filas de electores agolpados en los recintos de registro biométrico de Santa Cruz de la Sierra, las disculpas de última hora sobraron. Es decir, en el último día previsto para la actualización del padrón de votantes de cara a los comicios de 2015.
“Al principio, hasta el domingo, solo venían cinco o seis personas en todo el día para registrarse; a última hora, desde el lunes, las filas parecen interminables”, ironizó una funcionaria del Servicio de Registro Cívico (Sereci) a cargo de una de las ocho mesas habilitadas en el segundo piso del distrito policial del Plan 3.000.
La historia no fue algo exclusivo del Plan 3.000. Se ve lo mismo fuera de una de las sucursales de un supermercado erguido en la avenida Virgen de Cotoca, zona Pampa de la Isla; lo mismo pasa en exteriores de las céntricas oficinas del Sereci, esquina Andrés Ibáñez y 21 de Mayo. Algo parecido se veía en algunas oficinas de Registro Civil de la Villa Primero de Mayo. Bastaba un azaroso recorrido para verlo.
Emilio Sánchez, director del Sereci de Santa Cruz, recordó ayer que la meta que se planteó el Órgano Electoral era registrar aproximadamente 75.000 votantes, entre nuevos electores y otros que no votaron en comicios pasados o cambiaron de casa. Sánchez dijo ayer a la red Gigavisión que, desde el 19 de noviembre hasta el martes, se anotaron más de 48.000 personas, por lo que se infiere que la meta no fue cumplida, pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) advirtió que no se ampliará el plazo de empadronamiento debido a un acuerdo con el Ministerio de Economía para hacer recortes al presupuesto propuesto inicialmente para las elecciones de 2015.
Abundaron las excusas
Otra vez filas a última hora, igual que para las elecciones presidenciales de este año. ¿Por qué otra vez a último momento? “Llamé al Sereci a una línea telefónica que vi en la televisión para consultas, ahí me dijeron que me empadrone en el Segip. Fui el lunes y me ‘rebotaron’ a una notaria. Hoy me tiene acá, muriendo de rabia”, explicó Miriam Casab, una mujer de más de 50 años, que ayer esperaba su turno afuera de la central del Sereci. Después de ella estaba Luis Justiniano, un joven votante que quiere debutar como sufragante el próximo 29 de marzo, que alegó falta de información para explicar su trámite tardío.
Otros ofrecieron explicaciones más simples. “No había tiempo”, se excusa Natalia Silva, de 18 años, que hace fila fuera del supermercado del barrio Pampa de la Isla. “No me dio tiempo por el trabajo”, se justificó Andrea Tapia, fuera de la comisaría policial de El Mechero, zona del Plan 3.000. Hubo quien solo sonrió sin ofrecer ninguna explicación más que el descuido
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