14 octubre 2012

La Paz y su piel de cebra


PERSONAJES | SE HAN CONVERTIDO DE EDUCADORES URBANOS A MAESTROS EN MIRAR DE FORMA MÁS HUMANA LA CIUDAD.



Sin duda son de lo más bonito y agradable que tiene La Paz. Puede vérselas en las esquinas, sobre todo en aquellas donde hay más congestión de vehículos, son la pasión de los más chicos y el fastidio de conductores y peatones indisciplinados y gruñones.

Vestidas con sus trajes blancos y negros, con sus máscaras de ojos grandes y dulces y cada una con una característica que la hace especial (una flor, un sombrero, quizá una corbata, o un par de lentes de sol), las cebras se enfrentan todos los días a la titánica tarea de poner un poco de amabilidad en el caos de una muy difícil ciudad.

Desde su nacimiento, en 2001, se han convertido en personajes casi típicos en La Paz. En medio de los bocinazos, los malos humores y hasta las agresiones, las cebras no pierden el encanto y tratan de hacer que la vida de los paceños sea más llevadera. Y aunque en un principio parecía algo imposible, lo están logrando. Pero lo que no esperaban ni siquiera quienes gestaron esta idea, es que las cebras sean más que simples educadores viales y se conviertan en un icono. Hoy lo son.

Los jóvenes que se enfundan en la piel de cebra dejan de ser sólo ordenadores del tráfico para transformarse en los ídolos de los más pequeños, en el símbolo de que la cordialidad y las buenas maneras son mejores formas de sobrellevar el estrés cosmopolita y en, muchas veces, autoridades que resuelven pequeñas disputas como peleas entre caseras o riñas colegiales.

Nacen las cebras

Las cebras nacen en la primera gestión del alcalde Juan del Granado, donde se vio la necesidad de que la municipalidad haga un trabajo más humano y dirigido a la parte “blanda” de la ciudad, las personas. Al mismo tiempo se gestaba un plan vial para trabajar en el ordenamiento vehicular, el que tuvo una respuesta positiva de los chóferes quienes también solicitaron que se trabaje en el ordenamiento vial. Es así que un equipo de profesionales de la Alcaldía, entre ellos Pablo Groux, ideó a las cebras para que acompañen el tema de la vialidad. La inspiración le llegó a Groux luego de un encuentro que tuvo con el entonces alcalde bogotano Antanas Mockus. En esa ciudad colombiana se trabajaba en el tema de vialidad con mimos, tarjetas, carteles, etc., pero aún así era difícil que los peatones obedecieran las reglas, por lo que Mockus le dijo a Groux que sería una buena idea poner una cebra sobre la línea peatonal para que la gente se diera cuenta de ella y respetara las señales. La idea caló profundo en Pablo Groux quien llegó a La Paz con el tema ya pensado. El 19 de noviembre de 2001 sale a la calle por primera vez una cebra de cuatro patas, conformada por dos jóvenes. Junto a ella salen 11 cebras más, es decir 24 muchachos que le dan vida al personaje en un traje que fue mejorando poco a poco. La idea era llamar la atención de los transeúntes y de los conductores y ¡vaya que se logró! La primera tarea de las cebras era hacer notar que existen los pasos peatonales, y poco a poco sus labores fueron creciendo.

Ser cebra

Los primeros reclutados como cebras se lograron a través de una convocatoria dirigida mayormente a jóvenes de la zona de la Pérez Velasco, el centro de la ciudad de La Paz, cuando esta era una tierra de nadie y de todos. Jóvenes lustra-calzados y vendedores ambulantes, entre chicos y chicas, fueron convocados, adiestrados, se pusieron el traje, la máscara y “patas” a la obra.

El 2007 la presencia de las cebras se refuerza con trajes individuales y mucho más cómodos para sus ocupantes, que se ocupan de estrategias más definidas que incluyen vialidad, seguridad, basura y contaminación acústica.

Para Katia Salazar, la llamada mamá-cebra, que dirige y alimenta el alma de las cebras, lo más interesante es que los propios chicos han logrado una mirada intimista que los cuestiona como ciudadanos y los hace saber que lo que vive La Paz hoy como ciudad no funciona, y que tampoco funcionan la agresividad ni los gritos para solucionar los problemas.

Katia explica que se decidió transformar la manera de convencer a los peatones y a los conductores para que respeten las leyes usando buenos modales, frases educadas, y mucha amabilidad.

El cambio fue trascendental y para los gruñones se les hace muy complicado contestar con alguna grosería a un pedido cordial de alguna cebra, aunque todavía hay quienes simplemente ignoran cualquier norma de urbanidad. Contrariamente a lo que se piense, no son sólo los conductores de vehículos públicos los que hacen sufrir a las cebras, sino aquellos más pudientes que por el hecho de tener un vehículo caro creen que pueden pasar por alto las reglas.

Al respecto han ocurrido algunos accidentes donde cebras han sido atropelladas o agredidas, pero poco a poco el panorama va cambiando, y son sobre todo los peatones quienes defienden a estos simpáticos personajes que deambulan por las calles de La Paz.

No sólo un traje

Para buscar un personaje antagónico, pero a la vez igual de atrayente que la cebra, llegó el burro en 2006. Ambos son educadores urbanos y se complementan como hermanos.

Esté atento cuando haya un burro cerca, son muy diestros en imitar las malas costumbres de peatones y conductores y es una regla que a su paso casi siempre arrancan sonrisas, aunque obviamente no del infractor al que imitan.

Actualmente 200 jóvenes trabajan en la Alcaldía como educadores urbanos. Todos ellos son becarios y forman parte de un programa de educación que el próximo año se convertirá en una Unidad del Gobierno Municipal.

Las cebras reciben Bs. 450.- por cuatro horas de trabajo de lunes a viernes, mientras que el otro espacio de tiempo deben usarlo en capacitarse y estudiar como parte del compromiso con la alcaldía.

Una cebra en potencia debe tener entre 16 y 22 años para ingresar al proyecto, aunque existe una cebra que trabaja desde hace diez años y que ya ha soplado su vela número 30. Y es que ser cebra no significa ser parte de una manada, sino poder ir ascendiendo a responsabilidades mayores de acuerdo a la experiencia.

Actualmente La Paz tiene cuatro equipos donde las cebras son las coordinadoras, son jóvenes que han estudiado, parvularias, trabajadores sociales, etc., y que han identificado, a través del ser cebra, su carrera profesional y hoy ayudan a sus propios compañeros.

Todo un talento

Varios proveedores trabajan en los trajes de cebra a los que jamás hay que llamar disfraz porque no lo son, son pieles que cubren a los jóvenes que las usan. Hoy están más estilizados, tienen las rayas cosidas para que no se despinten, mayor ángulo de respiración, etc. Pero no solo la piel hace a la cebra, quien quiera serlo deberá ser un espíritu sensible y apto para las capacitaciones que incluyen clases de teatro, dinámica y expresión corporal, danza, música, ritmo, y autoconocimiento a través de talleres que empiezan todos los años. La capacitación se realiza dos veces a la semana, los martes y los jueves y los talleres especiales incluyen a maestros del nivel del mimo Philippe Bizot. Convertirse en cebra requiere de un trabajo inteligente que también incluye conocimientos de vialidad, cultura ciudadana, lenguajes artísticos y sobre todo mucho corazón.



Katia Salazar: 100% Actitud Cebra

La llegada de Katia Salazar a las cebras las convirtió en una familia. Hoy Katia es llamada la mamá cebra, y se ha ganado ese nombre porque desde que empezó a trabajar el 2006, lo que era una unidad de educación vial se convirtió también en un soporte para los chicos que trabajan allí, ayudándoles a encontrar una mirada hacia adentro de ellos mismos en búsqueda de sus fortalezas, creyendo sobre todo en lo que significa trabajar como equipo en lo se llama la Actitud Cebra: ser positivos, ser considerados y productivos, y sobre todo ser capaces de ponerse en el lugar del otro.

OH! ¿Cómo recibió La Paz a las primeras cebras? ¿Cómo han ido evolucionando?

Causaron muchas miradas, a veces extrañas, otras de gracia o de burla, pero por lo menos logramos que se visibilice la necesidad de respetar las reglas viales.

Las cebras pasaron por muchas instancias, primero estuvieron en la división de juventudes, luego en protocolo, hasta que llegaron a la Oficialía de Culturas donde se creó la división de Cultura Ciudadana a cargo de Patricia Grossman. Esto ha sido muy interesante para todos, en particular para quienes trabajamos en la Alcaldía porque ha significado trabajar con temáticas más definidas, con herramientas y procesos y obviamente hacer campañas y productos para la ciudadanía.

OH! ¿Cómo es que logran convertirse en lo que hoy son?

Las cebras somos educadores urbanos con una mirada muy cálida de lo que hacemos y de lo que nos dice la gente, no funcionaba hacer las cosas a los gritos, a los chicos los insultaban, los ofendían e incluso llegaron a agredirlos físicamente, así que decidimos cambiar la realidad y entregarle a la gente lo que ella quería: gentileza, amabilidad y cariño. Eso ha cambiado desde la mirada hacia dentro de los chicos de haberse dado cuenta que los gritos no funcionaban para el trabajo de las cebras, así que el 2007 cambiamos a una filosofía más cálida, de amistad, emoción y juego, que toque las emociones de la gente, para conquistar su cabeza y su corazón y lograr que reflexione y se diga que es mejor ser amable.

OH! Los niños son los principales fans de las cebras…

Llegar a los colegios es fundamental y es algo en lo que se trabaja de forma constante. Existe una oferta que se hace con temáticas especiales que pueden trabajar las cebras; este año estamos trabajando con los niños porque consideramos que son el presente que debemos proteger, nos importa mucho encontrarnos con las wawas porque son las educadoras y creemos mucho en ellos. Las cebras se abocaron a los niños, y los niños están locos por ellas. Hoy las cebras son una enseñanza y los chiquititos cuando están caminando obedecen a las cebras, es gracioso los papás no obedezcan pero los niños sí, es una huella que se deja en el corazón, un tejido que se fortalece cada vez más.

OH! ¿Dónde están los burros?

Tenemos mucho cuidado en poner al burro porque en algún momento cobró mucho protagonismo y empezaba a tener más importancia que la propia cebra, queremos que el burro acompañe a la cebra pero que no sea el protagonista. Tenemos que manejar un equilibrio, ahora por ejemplo no hay burros en las calles, pero ya van a salir.

OH! ¿Qué implica ser cebra para un joven?

El programa es una puerta abierta para todo lo que es luchar contra la vulnerabilidad de los chicos, no solamente en el tema de estudios sino en asesoramiento en temas sentimentales, educación sexual, interacción entre ellos, formación personal, dinámicas hacia la ciudadanía, etc. Nosotros queremos nutrir a las cebras y lograr que puedan tomar las riendas de su proyecto de vida, siempre les decimos que ellos llegarán a donde quieran llegar.

OH! Las cebras son una familia, ¿Cómo han aprendido a vivir en equipo?

El equipo es el compañerismo, la lealtad y la honestidad, y los chicos viven para mirarse a través del otro, además viven una práctica de responsabilidades, siempre les decimos que este trabajo es un proyecto para ejercitar la responsabilidad, desde la puntualidad, la limpieza, el respeto, el cuidado de su imagen, etc. Si se deja de lado esto es decir pero no hacer, y nosotros queremos hacer lo que decimos para que la gente también nos imite y que los chicos lleguen a ser un ejemplo de actitud, de actitud cebra.

OH! Hemos visto cebras en otras ciudades del país…

El alcalde ha permitido que compartamos con otras ciudades el espíritu del proyecto cebra. La primera señal que tuvimos fue en Viacha, donde nos solicitaron desde tráfico y vialidad poder replicarlo. Las condiciones que tenemos son que se respete el espíritu y la naturaleza del proyecto y la oportunidad de participación de los jóvenes que es fundamental para nosotros, de lo contrario cualquiera puede ponerse un disfraz, pero no es esa la esencia: los jóvenes son energía, calidez, espíritu y mirada inteligente. Comenzó Viacha, siguió El Alto, Oruro, Tarija y Sucre, hoy estamos solo en Tarija y Sucre, Oruro no ha podido porque tiene conflictos ediles, y El Alto continúa aunque tenemos una mirada muy exigente porque no están replicando el proyecto como nosotros lo hemos transmitido y eso es lastimar nuestro trabajo cuidadoso.



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