02 abril 2017

Emotivo encuentro pide la libertad de detenidos



Álex Carvajal, capitán del Ejército recluido en el penal de Alto Hospicio, no puede ocultar su emoción, vio a su esposa después de tiempo y se dan un abrazo, pero un abrazo largo y fuerte. De por medio besos y lágrimas. Esa misma expresión se vivió con los otros ocho bolivianos detenidos en Chile, que ayer recibieron a sus familiares, que llegaron a Iquique para entrevistarse con sus allegados.


Un total de 15 personas formaban la comitiva que llegó ayer a mediodía. De inmediato se trasladaron al penal de Alto Hospicio para visitar a los nueve bolivianos que están detenidos desde hace casi dos semanas, acusados de robo con intimidación, porte ilegal de armas y contrabando . Todos tenían sentimientos encontrados; felices por ver a sus seres queridos, pero tristeza a la vez por la situación en que están.


Llegaron a las 15:00 al complejo penitenciario. Demoraron más de media hora para pasar los tres filtros de controles. Hablaban poco, solo querían encontrarse con sus allegados, quienes ya estaban esperándolos en la sala de visitas del penal.


Cada paso para llegar a ese espacio tenía un alto sentimiento de emoción. Se miraban entre ellos y no sabían cómo iba a ser el reencuentro. Luego de pasar por varios pasillos llegaron a la sala y fueron los detenidos quienes se levantaron y corrieron a recibir a sus visitantes. Fueron abrazos con lágrimas que duraron por más de un minuto. Incluso algunos se quedaron así por más tiempo. Una mesa y varias sillas eran los mobiliarios que había en el lugar. No estaba presente el personal de la Gendarmería chilena, que esperaba afuera que los familiares conversen.

Diálogo y emociones
La mayoría de los detenidos preguntaba por sus familias que se quedaron en Bolivia. “Todos están bien, hijito”, decía Casimiro Tórrez, que preguntaba a su retoño, Juan José, qué necesitaba para que hoy le entregue. Casimiro viajó con su hija.


Diego Guzmán no paraba de hablar con su madre. Le apretaba sus manos como con la intención de no soltarla jamás. Lo mismo pasaba con Carlos Calle, Arsenio Choque, Brian Liendo, Edilberto Mamani, David Quenallata y Karlo Guachalla. Todos estaban felices.


“Al visitar a nuestros familiares nos sentimos muy tristes, pero a la vez muy fortalecidos, porque ellos no han cometido ningún ilícito. Venimos a dar un apoyo moral para que estén bien y firmes”, declaró Madaí Velez, esposa del capitán Carvajal y quien se convirtió en vocera del grupo.
El encuentro duró hora y media. El cónsul de Bolivia en Arica, Elmer Catarina, que atiende este caso en Iquique, se emocionó al ver tanta expresión de fortaleza. “Fue un conjunto de emociones, algo inexplicable”, consideró.


Los detenidos estaban vestidos con ropa normal. Don Casimiro le decía a Juan José “hasta luego”, hoy se verán con la ilusión de verse pronto en la ciudad de La Paz

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