09 febrero 2017

Franco Gamboa:“Cambiamos de élite política, pero no de estado”



EVALUACIÓN | CUMPLE OCHO AÑOS DE VIGENCIA LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA QUE FUE REDACTADA PARA TRANSFORMAR AL ESTADO DE LA ERA NEOLIBERAL.

Hace 8 años un referéndum respaldó la nueva Constitución política del Estado (CPE). Este texto debió ser fruto de la Asamblea Constituyente que sesionó desde agosto de 2006 hasta diciembre de 2007 en medio de recurrentes conflictos. Testigo privilegiado de aquel proceso fue el sociólogo Franco Gamboa. En esta charla el analista evalúa para OH! los resultados de aquellas deliberaciones destinadas a transformar el Estado boliviano.



OH!: ¿Cuál considera que fue el mejor aporte al país de aquella polémica Asamblea Constituyente y el texto constitucional que se perfiló entonces?

Algo plenamente rescatable es el capítulo de Derechos. Eso si comparamos la evolución del sistema democrático como un modelo de Estado, un modelo de sociedad y un sistema de vida, en 34 años de democracia en el país. Los derechos son lo más importante que debe regir en cualquier sociedad. Por ejemplo, si no se hubiera agrandado el capítulo Derechos en esa Constitución, no podríamos tener la Ley de Género, donde se reconoce a las personas de otra identidad sexual. Eso es algo de avanzada. Otro ejemplo es el derecho al agua, aunque su implementación sea otra cosa y veamos crisis de abastecimiento, pero el capítulo de Derechos es muy positivo.

El resto de los capítulos se quedó como un catálogo increíble de buenas intenciones. Es un conjunto de cláusulas, de ambiciones, para transformar el Estado republicano en el Estado Plurinacional. Conjunto que se quedó achatado e imposibilitado de implementarse.



OH!: ¿Imposibilitado en qué sentido?

Específicamente en lo que significa la reestructuración del Estado en materia de funciones, competencias y organización. Hoy no coinciden con un Estado fuerte. El nuevo Estado se caracteriza simplemente por un cambio de nombre. Es un Estado débil que no puede luchar contra el narcotráfico, ni contra el contrabando, ni contra el crimen organizado y está asediado constantemente por la corrupción. Es un Estado indefenso en materia de políticas frente al cambio climático, indefenso en el diseño de políticas sólidas para la erradicación de la pobreza. En 11 años y tras manejar más de 200 mil millones de dólares, podía haberse erradicado la pobreza. China en 10 años sacó de la pobreza a 200 millones de personas, bajo una economía de libre mercado. Hay sobrada experiencia e información que habrían permitido lograr que más del 90 por ciento de la población boliviana viva por encima de la línea de la pobreza.

Entonces la reestructuración estatal de la Constitución no ha podido aplicarse.

De hecho, la crisis de la justicia hace que se reclame una profunda transformación desde las instituciones académicas, desde los medios de comunicación y desde diversas organizaciones de protección de los derechos humanos. Hasta se hizo el año pasado una cumbre nacional de justicia. Sin embargo, las exigencias, las cláusulas y los puntos neurálgicos de la reforma del Poder Judicial ya están establecidos en de la Constitución. Pero, o se olvidaron o creen que es insuficiente y se insiste en una reforma que no coincide con la institucionalidad que estuvo prevista en la CPE.

Otro aspecto es el poder indígena. El indianismo y su posibilidad de transformar la democracia representativa en una democracia intercultural, en Estado indígena que está reconocido en la CPE, hoy no tiene lugar en la realidad.

El Estado boliviano del siglo XXI, en 2017, es un Estado desinstitucionalizado, acosado por tremendos problemas de ineficiencia y corrupción. Por ejemplo, la crisis del agua en la sede de gobierno ha mostrado a un Estado que es incompetente para proveer servicios básicos. Por lo tanto, no es un Estado ni indígena ni republicano. A diez años de la Constituyente, a 11 años del ejercicio del poder bajo un solo partido y un solo presidente, Evo Morales, queda claro que es un Estado neoliberal.



OH!: ¿En qué basa esa definición?

Utilizando cifras oficiales del propio Gobierno, se comprueba que la economía del Estado boliviano es una economía abierta, de mercado, cien por cien neoliberal. Tiene un sistema financiero muy fuerte, un volumen de inversión pública que se canaliza a través del Estado, pero que ha fortalecido el mercado interno. En esos términos no se ha hecho sino reconocer la fuerza del mercado como eje del desarrollo.



OH!: ¿Y la Constituyente no logró nada contra el Estado neoliberal de entonces que supuestamente quería transformar?

No, nada. Sí hay el espíritu declarativo y el espíritu indianista, pero de eso no se ha implementado nada. Éste es un Estado que reconoce el mercado y el desarrollo capitalista como uno de los ejes fundamentales por la fuerza de los hechos de la realidad. Pero democráticamente e institucionalmente el Estado boliviano sigue siendo débil, sigue afectado por la falta de transparencia y por la penetración de grupos corporativos que no son nuevos en este Gobierno, sino que ya también penetraron al anterior Estado neoliberal.



OH!: ¿Qué papel juegan en ese Estado los actuales gobernantes?

Los actuales gobernantes son la expresión de una clase política nueva, pero altamente eficiente. Eso si entendemos por eficiencia el nudo de la praxis política que es mantenerse en el poder.

Nadie hace política sólo por beneficencia o simbolismo, la hace porque quiere mantenerse en el poder. Por lo tanto, se ha generado una nueva clase política que responde a ciertos intereses de los movimientos sociales, que era contraria ideológicamente al pasado, a los partidos tradicionales neoliberales. Sin embargo, la elite política fue muy eficiente para mantenerse en el poder y manejarlo, son 11 años, pero que ha dejado la Constitución Política solamente a beneficio de inventario.

Vale destacar también que el Gobierno y sus operadores tuvieron la alta eficacia de hacer aprobar en el referéndum una Constitución que en los hechos no fue escrita en la Asamblea. Tuvieron también alta eficacia para concertar la CPE con las élites de la derecha autonomista el año 2008. Entonces tenemos una CPE que es una mezcla de indianismo, socialismo y democracia, pero brillantemente declarativa y alejada de la realidad política. Cambiamos de elite política, pero no de Estado.



OH!: ¿Por qué fracasó la Asamblea Constituyente?

Hallo cinco razones para aquel fracaso: primero, una falta de convencimiento ideológico y democrático de los 255 asambleístas quienes nunca creyeron que en sus manos estaba la transformación del país. Llegaron a Sucre cargados de incertidumbre, temores, con criterios políticos tradicionales y sin ideas innovadoras. Nunca estuvieron convencidos de las maravillas que pudieron haber aportado. No se valoró esa oportunidad histórica.

El segundo factor de aquel fracaso fue una polarización prematura entre la oposición de la autonomía territorial que representaba la derecha y los constituyentes del MAS. Unos salieron con posturas intolerantes, los otros sólo esperaban las órdenes de la Presidencia y la Vicepresidencia.

La tercera causa fue no haber dejado trabajar con calma a las comisiones. Hubo demasiada gente tratando de “ayudar” que en vez de eso perturbaba el ambiente. La abundancia de ONG, de organismos internacionales, visitantes externos y curiosos perturbó y confundió a la AC. Me parece que el papel de varias ONG que querían lograr dinero a costa de la Asamblea o acomodar dinero para “ayudar” fue terrible. Movieron un avispero. No dejaron que los constituyentes piensen, negocien, dialoguen independientemente. Hubo demasiada intromisión de todo el mundo.

El cuarto factor fue la incapacidad técnica de las comisiones tanto de la oposición como del oficialismo. La fragmentación entre asambleístas de izquierda, derecha y centro hizo imposible que puedan procesar la enorme cantidad de información que se recopiló en los talleres de consulta.

Y el quinto factor fue una estrategia de la derecha autonomista: venderle a los sucrenses la idea de la “capitalidad plena”. Con ello querían desestabilizar la Constituyente. Los sucrenses se compraron la causa, encendieron Sucre y quisieron incendiar el país. Lo único que hicieron fue destruir la Asamblea Constituyente porque, 10 años después, vemos que no lograron nada para ellos.



OH!: ¿Qué debió haberse hecho para lograr, sino un resultado ideal, uno pragmático, en lugar del fracaso?

Faltó que de antemano el Congreso les dé un marco de trabajo con, por ejemplo, un reglamento de debates y un número de comisiones. Tardaron tres meses en organizarse y establecieron nada menos que 21 comisiones de trabajo. Algo exagerado y sin ningún criterio científico, estratégico, gerencial, sin criterio alguno. Faltó también una directiva eficiente. La directiva de la AC no estuvo a la altura del desafío histórico, le faltó un líder con capacidad profesional, más peso y visión política. En general los asambleístas pasaron desapercibidos, no se los recuerda ni son protagonistas hoy. La gran mayoría desapareció del mapa político, sin pena ni gloria.

Hubiera también funcionado todo mucho mejor si les hubiesen dado autonomía de decisiones a los constituyentes. Hizo falta una concertación política para que el MAS y la derecha no interfieran desde fuera en las labores de los asambleístas.



OH!: ¿Hubo algunas excepciones para destacar por su labor como asambleístas?

Hubo excepciones muy dignas. Hubo gente que se esmeró por aportar, por estudiar. Entre, ellas, destaco, si se puede dar un nombre, a Loyola Guzmán. Su trabajo ideológico, imparcial, humano fue muy digno. Demostró una conducta serena, nada conflictiva que prefería negociar, contundente en sus críticas y consecuente. Desafortunadamente en el MAS no le dieron un espacio de liderazgo.

Debía haberse respetado la autonomía de esta gente, pero le fueron no sólo a molestar por todo lado, sino a cortar las alas.



Perfil

FRANCO GAMBOA ROCABADO


Franco Gamboa
Cortesía del entrevistado

Es sociólogo. Estudió en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Logró la maestría en políticas públicas para el desarrollo internacional en Duke University, y también el doctorado en gestión pública y relaciones internacionales. Optimizó su formación en London School of Economics and Political Science, y en Yale University como parte de Yale World Fellows Program. Actualmente es jefe de la Unidad de Internacionalización de la Facultad de Humanidades en la UMSA, así como catedrático en la Carrera de Ciencias Políticas. Publicó diez libros y 37 artículos científicos en revistas indexadas de gran prestigio.


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