10 febrero 2013

La reelección

“Usted parece mi jefe de campaña (...) estoy habilitado por la Constitución, ojalá el pueblo decida, ese es mi deseo”, fueron las palabras del presidente Evo Morales en entrevista con la cadena internacional CNN el pasado 1 de febrero.

Su alocución no es nueva, pues en reiteradas oportunidades y a través de la misma CNN o en Telesur, Morales Ayma dijo exactamente lo mismo.

La oposición apunta a la inconstitucionalidad de su segunda reelección y líderes políticos como Juan del Granado (MSM) piden una reforma constitucional mediante ley de la Asamblea Legislativa que derive en un referendo dirimitorio. Sin duda, esto representaría un millonario gasto público para esta figura de votación y que en caso de ser favorable al mandatario derivaría en otra elección, la planificada para diciembre de 2014.

Más allá del deseo de los opositores para medir la popularidad del presidente y el partido en función de Gobierno, usando los fondos públicos, es claro que el Tribunal Constitucional tendrá su prueba de fuego cuando deba resolver este entuerto, pues si falla a favor de Morales Ayma la oposición catalogará a los magistrados como sumisos y vendidos, y si falla en contra el MAS podría aplicar su rodillo legislativo para instaurar un juicio por prevaricato, tal como sucedió en 2007 con los exmagistrados constitucionalistas. La presión es obvia.

El texto constitucional cita: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”.

Evo Morales tuvo un primer mandato de cuatro años, porque acortó su periodo para lograr viabilizar la convocatoria al referendo aprobatorio de la CPE en octubre de 2008; luego fue elegido en 2009 para terminar su segundo mandato en enero de 2015. El vicepresidente Álvaro García interpreta la Constitución y asegura que el primer mandato “no cuenta” porque no cumplió los cinco años, pero deja de lado el compromiso que hizo el propio presidente en Plaza Murillo ese 21 de octubre de 2008 a las 14.00.

“Yo renuncié por la unidad del país a ser reelecto por segunda vez, para que vean que no soy egoísta. Yo nunca me imaginé ser presidente� ya puedo irme al cementerio, porque ya he cumplido con el pueblo boliviano”, dijo entre sollozos.

El conflicto moral entra en el debate y Morales Ayma podría ser víctima de sus propias palabras. En tanto, la oposición comienza a manejar otra interpretación del citado artículo transitorio pues la palabra “cómputo” podría reducir la aspiración presidencial a 1 año, el que le faltó completar por su “renuncia voluntaria o acuerdo político”.

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