09 agosto 2012

CARTA ABIERTA ENVIADA POR NEMESIA ACHACOLLO A SAMUEL DORIA MEDINA

La Paz, 9 de agosto de 2012

Señor Doria Medina:

Quiero comenzar esta carta hablándole como madre, no como ministra de Estado, lamentando y expresando mi profundo sentimiento de repudio ante sus infamias, que en este momento invade mi corazón de madre.

Ud. ha lanzado una serie de mentiras que están afectando no sólo la imagen del Presidente Evo Morales, o la mía como ministra. Ud. ha dañado lo que para mí y cualquier madre de este país es lo más sagrado: mis hijas y mis pequeñas nietas.

Le informo que he nacido en cuna humilde y que he crecido entre sembradíos del campo, que no he tenido la oportunidad de cursar la universidad. Ud. que ha tenido la fortuna de estudiar en prestigiosas universidades incluso del extranjero, ¿qué aprendió? ¿Ahí le enseñaron que mentir puede brindarle ventajas aún a costa del sufrimiento ajeno? ¿Es ahí donde aprendió a utilizar la infamia para crecer políticamente y destruir a quien Ud. más odia como es el Presidente Evo Morales? ¿Es ahí donde aprendió a violar la ley? Lo dudo Sr. Doria Medina, es una decisión tomada por usted y es usted quien ahora debe responder por sus actos.

No le pido que se disculpe, ni siquiera que se retracte. Su vida y sus millones acumulados no le alcanzarán jamás para cubrir el daño que ha causado en mi familia, no alcanzarán para borrar de mi memoria la voz llorosa de mis hijas que me preguntaban aterrorizadas qué hacer, porque habían periodistas tocando la puerta de mi casa. No le alcanzarán para que una madre deje de sentir este sufrimiento, como el que yo estoy sintiendo, al saber que su mentira ha sido replicada una y otra vez por varios medios de comunicación.

Lo que sí le advierto es que en este país las leyes y la justicia existen y que haré todo lo que esté a mi alcance para que su infamia no quede impune, porque si bien el dolor que sentimos mis hijas, mi esposo y yo, son evidentes, nos sentimos más fortalecidos que nunca para afrontar estas bajezas, gracias al apoyo que hemos estado recibiendo de diferentes esferas a las que expreso mi más profundo agradecimiento.

Me despido de usted reiterándole mi sentimiento de repudio y de indignación, recordándole que la verdad es un don divino y que a partir de este lamentable hecho, ni sus acciones ni sus declaraciones merecerán la más mínima consideración, porque ahora comprendo que todo lo que haya hecho y dicho en el transcurrir de su vida ha sido sólo una gran mentira.



Sra. Nemesia Achacollo Tola

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