29 noviembre 2009

Samuel sí es sociable y hasta cuenta chistes Nidia Monje | Esposa de Samuel Doria Medina



El Deber

Lleva casada con el empresario cementero Samuel Doria Medina 26 años. Lo conoció en las aulas de la Universidad Católica de La Paz, cuando él ya era una ‘lumbrera’ como estudiante. Intercambiaron palabras por primera vez cuando ella le pidió prestada una tarea de Introducción a la Economía y él se la negó.
Aún así Cupido los flechó, hasta e-namoraron a la distancia y hoy Nidia Monje lo apoya en su deseo de llegar a ser presidente de Bolivia.
Ella es una mujer muy cordial. Sencilla, con sandalias planas, una pantalona de lino (fresca para sobreponerse al calor cruceño) y solera, habló sobre Samuel, pero no el candidato; sino el esposo, padre y amigo.
En la recepción de Los Tajibos ventilamos algo de su intimidad y supimos más sobre quien pretende ser la cabeza de los bolivianos. Su esposa asegura que más que poco sociable, es tímido en público y muy juguetón con sus hijos en el hogar que formaron en La Paz.

- Usted y Samuel fueron compañeros antes de ser enamorados...
- Sí, pero nunca hablábamos de casarnos, para los dos lo primero era salir profesionales. Cuando faltaba un año para que terminemos, vino el golpe de García Meza y Samuel se fue a EEUU a terminar la carrera, entonces seguimos a la distancia y después volvió y nos casamos.
- Entonces, ¿para usted existe el amor a la distancia?
- Existe cuando tú encuentras en otro ser humano los valores similares a los tuyos, como me pasó con Samuel.
- ¿Cómo describe a su esposo como pareja?
- Es un hombre normal, con virtudes y defectos. Nos complementamos muy bien, son muy pocas las ideas que nos separan.
- ¿Tienen sobrenombres de cariño?
- Siempre lo he llamado Samuel, más bien él solía decirme ‘imillita’, que significa niña en aimara. Esa palabra para mí es muy emotiva, porque cuando estaba secuestrado, en todas las cartas que me escribía, así me llamaba.
- ¿Qué manías tiene él?
- Es muy ordenado y se ocupa de sus cosas. Él hace su maleta solito y cuando llega separa lo limpio de lo sucio.
- ¿Van al cine, a bailar, qué hacen como pareja?
- El cine nos gusta a los dos, vemos todos los géneros, menos el de terror.
- ¿Es buen bailarín?
- No, le cuesta, pero cuando tiene que bailar, baila; más bien veo que ahora se suelta un poco más.
- ¿Es de los que hace amigos con facilidad?
- Es un poco tímido; cuando ustedes dicen que es serio no se dan cuenta de que eso es parte de su timidez. Pero una vez entra en confianza es sociable y hasta cuenta chistes. Lo que pasa es que a Samuel le cuesta entrar en contacto.
- ¿Cómo es él con sus hijos?
- Bastante juguetón, me atrevería a decir que todo el tiempo les toma el pelo con sus enamoradas, les dice ‘¿cómo es hijo?, ¿quién te está llamando?’. Hace eso con todos, desde la mayor hasta el último. Le tienen que decir ‘papi, no te pases, recién nos hemos conocido’.
- Imagino que con tanto cemento han construido una casa a su gusto...
- Para que veas que no, nuestra única casa, en La Paz, la hemos comprado hecha. Vivíamos en casa alquilada cuando nos casamos, y luego la dueña decidió venderla. Esa casa ya se había acoplado a lo que éramos nosotros y terminamos quedándonos con ella.
- ¿Han organizado un viaje de dos?
- Los amigos nos dicen viajen los dos, van a pasarla bien, ¡pero es tan lindo viajar con los hijos! El tiempo para los dos nos va a llegar cuando los chicos se casen y se vayan.
- ¿Cómo le hace para reponerse a los viajes de su esposo por la campaña? ¿Nunca ha sentido celos?
- Primero, no pienso en eso; segundo, no creo que haga algo malo. Eso es lo más importante, la confianza. Tercero, tengo seguridad en mí misma.
- ¿Es de los que le dice cómo vestirse?
- Él tiene muy buen gusto. Cuando viaja me compra algo y siempre me ha gustado lo que me ha traído, claro que no soy de las exigentes con la ropa, ni me gusta vestirme llamativa.
- ¿Usa minifaldas?
- He usado harto. Cuando voy a una invitación intento ponerme, pero no tan mini, porque ya pasó mi época. Ahora me pongo a media pierna.
- ¿Van a Burger King?
- Alguna vez vamos o compramos hamburguesas para llevar porque a los chicos les gusta, pero no somos muy adictos.
- Hablando de comida, ¿su esposo entra alguna vez a la cocina?
- Él ha vivido varios años solo y se tenía que cocinar, por eso tiene idea. Él me ha enseñado a preparar chicharrón de pollo por ejemplo, cuando nos casamos y yo no sabía cocinar. Me dijo ‘es fácil: cortas el pollo, le hechas soya y luego lo fríes’.
- ¿Es escogedor para comer?
- Come de todo, no es una persona que escoja, quizá no come mucha carne. El majadito por ejemplo, le encanta.
- ¿Ya se ha visualizado como primera dama?
- Si algo he sacado de esta campaña puerta a puerta, tocando timbres, hablando con la gente para dar a conocer la política de Samuel, es el contacto con la gente. Si Dios dispone que Samuel sea presidente y yo esté como primera dama de Bolivia, me encantaría seguir llegándole al boliviano de a pie. Eso es lo que mucha gente me dice: ‘ojalá, si usted es primera dama no se olvide de nosotros’. Para eso estamos, no sólo para pedir los votos y no cumplir lo que prometemos. Mi compromiso es genuino.

¿Quién es ella?

Nidia Monje está casada con Samuel Doria Medina desde 1983, tienen cinco hijos: Sandra (24), Samuel (23), Fabián (19), Adrián (17) y Ezequiel (12).
Ambos son economistas de profesión y estudiaron en la Universidad Católica.
Su esposo heredó la empresa de cemento Soboce y posee la franquicia de la cadena de comidas rápidas para Bolivia, Burger King.
Ella fue el pilar para la familia cuando en 1995 su esposo fue secuestrado y pasó 45 días en cautiverio. Ahora acompaña a su pareja por todo el país, cada vez que puede, en su segundo intento por llegar a la silla presidencial. Asegura que su pareja es un hombre normal, con virtudes y defectos.

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