06 enero 2019

Tarija gastó Bs 398,8 millones en once megaobras que ahora están abandonadas

Jorge Moreno trabaja en el ingreso al Campus Agropecuario y Cultural de la provincia O’Connor, en la localidad tarijeña de Entre Ríos. La infraestructura fue diseñada para que funcione un hipódromo, pero ahora se lo acondiciona para que se active un instituto educativo. La inmensa obra -que le costó al Estado 45,5 millones de bolivianos- es utilizada tres veces al año y ahora se la quiere utilizar para el beneficio de la juventud. Solo en esta zona, que es el ingreso al Chaco tarijeño, hay cuatro construcciones públicas abandonadas que desvelan el despilfarro de recursos económicos en medio de varias necesidades sociales que tiene todo el departamento de Tarija. Son al menos 11 megaobras en el departamento de Tarija que ahora están abandonadas y deterioradas.

En el municipio de Uriondo está el estadio El Tonel, que costó 33,9 millones de bolivianos; en Yacuiba están el Rodeo de la Tradición Chaque- ña, en El Palmar, con un costo de 47,7 millones de bolivianos y el campo ferial, que costó 72 millones de bolivianos; en Bermejo se edificó la fábrica de cí- tricos, que tuvo una inversión de Bs 70,9 millones; en Entre Ríos está un hipódromo de 45,5 millones de bolivianos y un estadio de fútbol de Bs 56 millones; en Yunchará un complejo deportivo de 15,5 millones de bolivianos y un estadio de fútbol de Bs 10,3 millones.

Además, en Villa Montes se construyó una fuente de aguas danzantes que ahora no se utiliza y en Caraparí la canalización de un arroyo. Sumando estas obras, se desembolsó en cuatro años 398,8 millones de bolivianos y fueron levantadas en su gran mayoría con el dinero proveniente de los hidrocarburos en tiempos denominados de ‘vacas gordas’, cuando había un alto precio internacional del petróleo, mayores reservas de gas y ventas al exterior.



Todos estos datos están reflejados y denunciados en el libro Elefantes en Tarija, de Waldemar Peralta, secretario de Coordinación Institucional de la Gobernación de Tarija. Entre Ríos protesta. La gente está molesta. En este municipio, capital de la provincia tarijeña O’Connor, la población se estrella contra las autoridades del Movimiento Al Socialismo (MAS) por avalar las construcciones que ahora están abandonadas.

El hipódromo se lo utiliza solamente tres veces al año. Y por eso la comunidad decidió que esta obra sea de beneficio social. Ahí opera el Instituto Tecnológico O’Connor. “Siempre hemos reclamado. Hacen obras que no nos sirven, obras que no son de primera necesidad. Nos hace falta colegios, tal es el hecho que en ese hipó- dromo funciona un tecnológico, una infraestructura diseñada para animales ahora será utilizada por jóvenes. Este hipódromo está a medio construir y, de paso, mal construido.

No hay alcantarillado en Entre Ríos, no hay agua potable en toda la provincia y aun así construyen obras grandes sin la aprobación del pueblo. No escuchan a la población”, denuncia la presidenta del comité cívico de la provincia O’Connor, Janeth Molina. El campus tiene una extensión de 5.461 metros cuadrados, una pista de carreras con capacidad para 1.800 espectadores, un rodeo que puede albergar a 2.540 espectadores y un módulo de exposición de animales. La obra está descuidada y no se terminaron los trabajos. Por dentro se ven caballos en un ambiente a medio construir. En el módulo de exposición hay sillas para que pasen clases los jóvenes.


Critica a la capital


El subgobernador de la provincia O’Connor, Wálter Ferrufino, que pertenece a filas del MAS, justifica la construcción del hipódromo y remarca que la infraestructura es utilizada no solo para fines deportivos, sino culturales y sociales.

“En Cercado (capital de Tarija) les gusta tener una pista, parque temático para hacer concursos de autos tuning, pero allá (en el Chaco), a nosotros nos gusta hacer las carreras de caballos y obviamente es un tema central de nuestra cultura. Pero la infraestructura (hipódromo) no es solamente para correr caballos, sino que es un campus donde se realizarán ferias productivas. Tenemos planificado hacer cuatro ferias departamentales al año, entre remates de ganado mayor y temas agrícolas”, destaca Ferrufino. Waldemar Peralta, en su libro detalla las obras que se construyeron en la gestión de Lino Condori (MAS) y que en la actualidad no se utilizan y están abandonadas.

“Estas inversiones no están justificadas y no responden a las necesidades básicas de Tarija. Estas obras son una de las maneras que tuvo Tarija de dilapidar una fortuna tremenda que nos tocó producto de la época del gas. Se estableció un modelo fallido que dilapidó más de 5.000 millones de dólares en bonos asistencialistas y gastos corrientes y de funcionamiento.

Además, se gastó gran parte de esta fortuna en elefantes blancos, que ahora se están cayendo o que simplemente no se los utiliza. Tarija es el cementerio de elefantes blancos de Bolivia”, remarca Peralta. Condori se limita a explicar que tiene como 60 procesos legales abiertos y señala que la intención de la Gobernación de Tarija es dañar la imagen del MAS en ese departamento.

“Todas sus denuncias tienen un tinte político. Quieren que el MAS pierda fuerza (en Tarija) y eso no pasará. Dicen que tengo 60 procesos abiertos, pero si lo hacen por fregarme, no es nada justo; es mejor que digan la verdad, qué hay detrás de todo esto”, dice el exgobernador. Condori llegó al poder en diciembre de 2010, luego de que la Asamblea Legislativa Departamental de Tarija decidiera suspender de sus funciones al gobernador electo Mario Cossío, acusado formalmente por corrupción por el fiscal Gilbert Muñoz, que luego sería fiscal departamental. El interinato de Condori duró cuatro años.



Estadio en la tierra de la uva


En Entre Ríos no solo el hipó- dromo está abandonado. En la gestión de Condori se construyó una Estación Policial Integral (EPI), que ahora está deshabitada y que los techos están derrumbados; una procesadora de alimentos, que también está abandonada; una sede para la federación de campesinos, que está en pleno monte y que se está cayendo. Pero además se construye un estadio de fútbol para 12.500 personas.

En Uriondo cuatro niños miran El Tonel agarrando una pelota de fútbol. Quieren ingresar, pero las puertas están cerradas. El estadio está construido casi en medio de la nada. Más allá está el pueblo, que sufre todos los días por agua potable. La presidenta del comité cívico de esa localidad, Nila Rengifo, abre el grifo de su casa y sale un líquido turbio. “Amanece y nosotros, como siempre, vamos a recibir el agua del grifo y vemos el agua turbia parecida al color de la chicha lo cual nos indigna, ya que no es posible que a estas alturas en pleno siglo 21 sigamos consumiendo agua contaminada. Acá, el alcalde (Álvaro Ruiz) tiene otras prioridades, como construir un estadio que está cerrado”, reclama Rengifo. El Tonel fue entregado en abril de 2018.

Evo Morales lo inauguró y hasta jugó un partido de fútbol con la selección del 94, aquella que se clasificó al mundial. Esa fue la única vez que se utilizó la infraestructura; sin embargo, recibe mantenimiento por lo menos dos veces al mes. El césped es regado con agua que llega de Tarija en cisternas y obreros cortan la hierba, que el pasado fin de semana estaba descuidada. El alcalde Ruiz promete que el problema del agua potable será solucionado gracias a la cooperación internacional y señala que el estadio tendrá beneficio cuando se consoliden acuerdos para que equipos tarijeños jueguen sus partidos en El Tonel.

Según datos del censo realizado en 2012, el 30% de las familias de Uriondo tiene problemas en el área de agua potable. De las 4.162 viviendas, en 845 se utiliza agua proveniente de lluvia, ríos o vertientes; otras 227 de piletas públicas y 136 de pozos. Además, el 23,7% de la población de este municipio no tiene acceso a energía eléctrica y el 72% no tiene alcantarillado. “Con los 33,9 millones que se dilapidaron en este estadio de fútbol, sin duda se podrían haber solucionado muchos de los problemas que atraviesan los ciudadanos que viven en este municipio; sin embargo, las prioridades de las familias no parecen ser las prioridades de las autoridades que gobiernan Uriondo”, señala Peralta. Uriondo es la población que produce la mayor cantidad de uvas del país. Los viñedos necesitan agua para riego y en este municipio se encuentran las bodegas más grandes de Bolivia.

En la localidad no existe un equipo de fútbol, por lo que por ahora el estadio está cerrado, algo que la niñez y juventud reclaman por no poder practicar el deporte más famoso del mundo. En Yunchará, en la parte alta de Tarija, pasa algo similar. El complejo deportivo está cerrado y la población solo atina a mirar la fachada de la megaobra.

Palmiro Soria relata que en este municipio se construyeron dos coliseos y una cancha de fútbol. Con ese relato el poblador señala que no era necesaria la construcción de un estadio ni del complejo deportivo. Tarija parece el cementerio de los elefantes de cemento. Las obras costaron mucho dinero y están abandonadas y algunas se caen por la mala construcción. Y al frente, la población sufre por agua y por hambre.

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