23 octubre 2017

Lenín Moreno Reelección indefinida alienta dictadura disfrazada de democracia

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno mediante su cuenta de Twitter: @Lenin afirmó que la reelección indefinida fomenta el caudillismo y la dictadura disfrazada de democracia. En seguida, desde el Gobierno boliviano el ministro de Justicia, Héctor Arce, le respondió por la misma vía.

“La reelección indefinida fomenta el caudillismo y la dictadura disfrazada de democracia”, escribió Moreno. El mandatario ecuatoriano mostró marcadas diferencias con su antecesor, Rafael Correa a pesar de haber recibido su apoyo en su campaña electoral.

Desde Bolivia, inmediatamente, le respondió el ministro Arce a través de su cuenta de Twitter: @ArceZaconeta quien le dijo: “con respeto, los derechos de las personas y los pueblos a ser elegidos y elegir deben respetarse a la luz de los Tratados”.

Arce Zaconeta fue quien encabezó junto a la presidenta de la Cámara de Diputados, Gabriela Montaño, la defensa de la repostulación de Evo Morales ante la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo el argumento de tratarse de un “derecho humano” del primer mandatario.

La OEA ratificó en Washington su posición, en sentido de que ningún juez puede ir en contra del dictamen del pueblo, que en el caso particular ya expresó su rechazo durante el Referéndum del 21 de febrero de 2016.

ANTECEDENTES

El primer mandato de Morales tuvo alguna oposición, pero hechos sombríos al estilo “maquiavélico” como la intervención sangrienta en el Hotel Las Américas en Santa Cruz o los enfrentamiento de El Porvenir en Pando, dejaron a la oposición regional anulada. La derrota también llegó por las urnas con la revocatoria de mandato de Reyes Villa y Paredes, potenciales figuras a Palacio de Gobierno.

Morales consolidó la implementación de la nueva Constitución Política del Estado, readecuó los contratos petroleros para tener mayor flujo de recursos a nivel central y comenzó a copar las instituciones y poderes del Estado.

El segundo mandato se caracterizó por la tensión social a partir del fallido gasolinazo de 2010, la represión a la marcha del Tipnis de 2011 y la toma efectiva del Órgano Judicial en 2012.

Pese a aquello, la población siguió apoyando el llamado proceso de cambio que vivió en paralelo las mayores recaudaciones de hidrocarburos y consolidaba en las macro cifras la idea de bonanza y estabilidad económica. Tres dobles aguinaldos fueron prueba de la política populista, aunque en perspectiva, ese beneficio dejó al sector productivo en quiebra.

Para 2014, el Tribunal Constitucional confirmó su sometimiento y con una interpretación de que Bolivia comenzó en 2009 y solo desde esa fecha se cuentan los mandatos presidenciales, Morales fue habilitado y ganó la elección nuevamente con más del 60 por ciento de los votos.

Ya en 2016 se habló de ir a otra reelección y con ello se convocó al referendo constitucional del 21 de febrero. Para sorpresa del régimen, el rechazo ciudadano venció con la opción “No” por tres puntos porcentuales. A partir de ese día, colectivos sociales hablan de la “agenda 21F” y ante nuevos intentos de modificar o desconocer la CPE desde el régimen de dejos comunistas, es que el 10 de octubre, recordaron parte de la historia y proyectaron la continuidad de la democracia boliviana. (Agencias)

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