07 junio 2017

In Memóriam ¡Adiós Filippo!

"¡Oyeee!... ¡Oyeee!", decía con voz firme y alta, además golpeaba el hombro o el pecho de la persona con la cual hablaba, para eternizar lo que decía. Así era, llamado con aprecio "Don Filippo", que ayer a los 82 años recibió el llamado de Dios para estar a su lado, luego de padecer una dolorosa enfermedad. Falleció ayer en Tiquipaya, Cochabamba.

Filemón Escóbar fue dirigente sindical minero, luchó por el proletario boliviano y dejará un vacío eterno, además de poner con su partida, un final a una generación ideológica de oro.

Ya Carlos Mesa lo describió con precisión: "Filippo es, por encima de todo, un militante de su país y de su pueblo. Militante por la experiencia del trabajo obrero, por la fuerza vendaval de los trabajadores organizados, fuerza de la que él mismo fue artífice y parte".

Filippo quedó huérfano muy pequeño, vivió en un hogar de niños en La Paz. Allí admiró de sobremanera a Gualberto Villarroel, quien lo motivó a ser un gran hombre, pero para ello, debía prepararse y encontró en la lectura, lo que andaba buscando, ser un líder de verdad.

Volvió a su tierra natal, Uncía, donde nació en 1934. Allí no solo se dedicó a la actividad minera, sino que fue todo un ideólogo para el surgimiento de la clase obrera por la cual luchó sin descanso. Su sabiduría logró junto a otros dirigentes evitar una gran masacre en Calamarca, cuando la "marcha por la vida" fue rodeada por los militares. En esa ocasión se protestó por la relocalización de los mineros.

Fue ideólogo del Movimiento Al Socialismo (MAS) del que con el tiempo decidió convertirse en disidente, porque observó con decepción cómo se olvidaron los preceptos de ese partido.

Una vez retirado de la actividad sindical, continuó cuestionando al actual gobierno, utilizando incluso palabras de "grueso calibre", que en realidad era su fuerte para cuestionar cualquier situación que no le gustaba.

Su humildad se vio reflejada no solo en los consejos sabios que daba a las nuevas generaciones. Hace un par de años, cuando estuvo en Oruro para presentar su libro "Semblanzas" dedicaba las primeras páginas de su obra con este mensaje: "Joven debes leer y leer".

Su gran corazón estuvo al lado de sus mascotas Oso, Sulky y Nube, a quienes quería con mucho amor. Él exclusivamente se dedicaba a alimentarlas cada día, utilizando una olla de gran tamaño. Decía que aquella persona que no amaba a los animales, no valía para nada.

Finalmente, cuando se lo visitaba en su casa de Tiquipaya en Cochabamba, hacía pasar a su gran biblioteca y decía, sólo la lectura nos permitirá cambiar el destino del país, ojalá eso entiendan las nuevas generaciones.

Se fue Don Filippo, es velado en su casa, tal como lo quiso cuando estaba en vida. Su obra y vida quedarán latentes en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo e intercambiar sus experiencias.

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