10 abril 2017

Bolpebra, la comisura que une Bolivia, Brasil y Perú


DE MIGRANTES

El poblado de San Pedro de Bolpebra está conformado por 48 familias asentadas, pero sólo 25 personas se quedaron para poblar la comunidad ya que la mayor parte va a estudiar y a buscar trabajo en Cobija.

Un punto fronterizo tripartito hace referencia a los límites geográficos entre tres países y generalmente es señalado con algún monumento denominado hito. En el mundo existen 157 y Bolivia comparte algunos puntos con sus vecinos de Brasil, Perú, Chile, Argentina y Paraguay.

Bolpebra es la triple frontera ubicada al noroeste del país al límite con Perú y Brasil. El nombre deriva de la conjugación de las primeras letras de los tres países. La idea general que tiene alguien que no estuvo en el lugar es tan solo de lo aprendido en la escuela, un hito tripartito. Sin embargo, este lado conocido como “el inicio de Bolivia” tiene otro significado.

En esta zona fronteriza se encuentran las ciudades de Assis (Brasil), Iñapari (Perú) y del lado boliviano la comunidad de San Pedro de Bolpebra. La diferencia radica en el acceso, la cantidad de habitantes, el desarrollo y la relación entre ambos.

UNA TRAVESÍA

Para llegar a la comunidad boliviana de Pando, y si es época de lluvia, es necesario optar por viajar en un transporte público desde Epitaciolandia (Brasil) y recorrer 110 kilómetros en la carretera denominada Transoceánica hasta Assis, la ciudad brasileña. De realizarse el viaje por el lado boliviano podría demorar hasta seis o más horas, si el camino está lleno de lodo por lluvias.

Luego se debe atravesar el río Acre en un "tepe" o pequeño bote, el costo es de 8 bolivianos o 10 reales por cruzar la banda de ida y vuelta. Antes, es preciso esperar que haya tepes disponibles, eso puede durar entre 20 minutos a una hora. Mientras uno espera, se puede apreciar del lado boliviano a los soldados que custodian la frontera, en un puesto modesto pero que hace presencia nacional.

Una vez en Bolivia, la advertencia es que se debe caminar durante al menos 30 minutos para encontrar la comunidad de San Pedro de Bolpebra. No existe un camino ripiado ni demarcado, es necesario seguir un sendero, que con la lluvia tiene partes inundadas por el lodo. En algún tramo es posible ver a algún comunario lleno de bolsas de víveres adquiridos en Brasil o Perú y que trata de llegar a su comunidad a pie, otros cuentan con motocicleta.

Después de atravesar el “pueblo fantasma”, que es un conjunto de casas abandonadas y llenas de vegetación, se comprende que fue donde antiguamente estaba asentada la comunidad, pero que por las continuas inundaciones se abandonó para irse a un lugar más alto.

Cuando se entra en la comunidad, lo primero que uno espera es encontrar un letrero que identifique a Bolpebra y no lo hay. Sólo se ven algunas casas, un tinglado y una moderna Casa Municipal. Si uno quiere descansar y beber algo, puede hacerlo en una pequeña tienda que instaló la comunaria Carolina Bisa Mamani, quien amablemente se dispone a contar su experiencia viviendo en este lado del país.

Ella y su familia arribaron desde el occidente del país en 1999 por el deseo de obtener tierras propias para agricultura. Cuando ingresó a la comunidad formó parte de las 20 familias que vivían a la orilla del río Acre.

Cuenta que pasaron por varios momentos difíciles, sobre todo en el tema de salud, pues no contaban con energía eléctrica, ni agua potable y bebían agua del río, lo que provocaba infecciones en personas mayores y menores. Los médicos de Assis (Brasil) los atendieron en repetidas oportunidades sin cobrarles dinero.

“El año que he llegado, el Gobierno nunca se acordaba de nosotros, nosotros vivíamos prácticamente abandonados, ni una autoridad se acordaba de nosotros. Quienes nos salvaban de salud era Brasil (…) Cuando entró nuestro Gobierno, de nuestro actual Presidente (Evo Morales), ha mejorado harto. Gracias a él tenemos este tinglado, la Casa Municipal, el colegio, las viviendas que ahora vivimos como gente, con agua y luz”, afirmó.

Según Carolina, actualmente son 48 familias asentadas, pero sólo 25 personas se quedaron para poblar la comunidad, los demás se fueron a Cobija en busca de empleo o estudios. Además cuenta que la falta de un centro de salud y escuela a nivel secundario influyen para que los habitantes abandonen el lugar.

Sin embargo, el mayor anhelo que tienen los comunarios, afirma Carolina, es que se concrete la construcción del puente de integración con el lado peruano, proyecto prometido por el presidente Morales el 2016, pues eso garantizaría la llegada del desarrollo y mejores condiciones de acceso a este poblado.

“Yo creo que con el puente ya vamos a estar servidos, con eso yo creo que nuestra comunidad va a desarrollar más. Habrá más ingreso para nuestras familias. Llegan en verano los turistas casi a diario y dicen ‘¿esto es Bolivia?' , 'Queremos conocer Bolivia’, se equivocan con Cobija”, manifestó.

Morales visitó esta comunidad en octubre de 2016 para entregar la Casa Municipal y anunció la ejecución de proyectos como la construcción de un centro de salud, una nueva unidad educativa y la materialización de un puente de integración hacia el Perú.

“Yo pediría al Gobierno que atienda más a la frontera. Bolpebra es donde empieza y termina Bolivia y es la cara de Bolivia, aquí llegan turistas de diferentes lugares y se van decepcionados, piensan encontrar algo mejor”, apuntó.

Una convivencia de colaboración entre naciones en la frontera donde empieza Bolivia

Luego de haber sido parte de los conflictos limítrofes por el territorio del Acre hace más de 110 años, las poblaciones de Iñapari (Perú), San Pedro de Bolpebra (Bolivia) y Assis (Brasil) conviven en una frontera abierta en relaciones de fraternidad, colaboración e integración.

Brasileños, peruanos y bolivianos comparten geográficamente los límites de sus países, sin muros ni marcaciones físicas, aunque existen puestos migratorios y aduaneros del lado de Perú y Brasil.

Este sector amazónico tiene como frontera natural a los ríos Acre y Yaverija. Desde 2010, el puente Integración une a Brasil con Perú y forma parte de la carretera Transoceánica, y facilita la interrelación entre las localidades fronterizas.

En los tres países el valor monetario del Real (Brasil) y el Nuevo Sol (Perú) es el mismo, pero la moneda boliviana tiene otro tipo de cambio más bajo. En cuanto al idioma, el español y el portugués se fusionan en un "portuñol" que es dominado por todos.

Según el párroco de la población de Assis, David Romero, existe mayor contacto entre las personas de Perú y Brasil, debido a la facilidad de comunicación y acceso por medio del Puente de Integración, sin embargo, con el lado boliviano es más difícil, por tanto, el contacto es menos frecuente, pero de cordialidad y ayuda mutua.

Reconoce no obstante, que en una zona fronteriza abierta también confluyen problemas sociales como narcotráfico, corrupción, contrabando y tráfico de personas, que no afectan directamente a las relaciones humanas de los habitantes de la región.

El residente de Iñapari, Pedro Macedo, concuerda con el párroco de Assis al afirmar que la relación es mayor entre brasileños y peruanos, pero eso no impide que haya buen trato con los bolivianos. Carolina Bisa Mamani, comunaria de San Pedro de Bolpebra, asegura que si bien el acceso a su comunidad es más alejado y complicado por falta de puentes y caminos, la relación de bolivianos con brasileños y peruanos es de cooperación: no son discriminados ni se les niega ayuda.

Asimismo, Eugenio Ferreira, joven que reside en Assis, comenta que en general la convivencia con los bolivianos queda un poco rezagada debido a lo precario que es el acceso a la comunidad de San Pedro de Bolpebra. Resalta que con los peruanos es diferente, pero considera importante la construcción de puentes que liguen las tres fronteras para lograr relaciones más fluidas.

El sacerdote jesuita Francisco Almenar, miembro del Equipo Itinerante que trabaja en las tres fronteras, remarca también que la relación entre peruanos y brasileños es de amistad e integración, además ya cuentan con una historia forjada desde hace varios años. En cambio, los bolivianos que habitan San Pedro de Bolpebra llegaron en su mayoría recién hace unas tres décadas y son más independientes, sin embargo, pese a ello la relación que se construyó es de convivencia tranquila.

Comunarios

Al borde del río Acre habitan comunidades indígenas como la Machineri y Yaminawa, cuyos pobladores se aprovisionan más de productos de Perú o de Brasil debido a la accesibilidad y cercanía a poblados de esos países. Ir a Cobija les resulta más complicado y caro.

Indígenas en la triple frontera

Del lado boliviano existen comunidades indígenas como la Machineri y Yaminawa, que habitan al borde del río Acre y quienes expresan su conformidad en su relación con los países vecinos. Sus pobladores aseguran que es una facilidad tener acceso a víveres de Perú o Brasil porque les resulta más económico abastecerse en ciudades del otro lado de la frontera que desplazarse hasta Cobija, la capital del departamento de Pando.

En la visita a ambas comunidades se verificó que sus pobladores tienen un gran agradecimiento al actual Gobierno por haber puesto su atención en proveerles de servicios básicos, vivienda y el acceso a internet.

Aseguran que la calidad de vida mejoró en al menos 50%, pero aún queda trabajo por hacer como el mantenimiento de vías en buen estado, implementación de los centros de salud y la instauración de educación secundaria para que los jóvenes no abandonen a temprana edad la comunidad, entre otras necesidades.

Equipos de coordinación trinacional responden ante desastres y emergencias en la zona fronteriza

Mientras existen conflictos en algunas fronteras de nuestro país, al norte, en la Amazonía, bajo iniciativas denominadas MINIMAps, se trabaja en coordinación con Brasil y Perú para enfrentar eventos climáticos adversos como inundaciones y otras contingencias bajo la consigna de “Estar preparados para cualquier desastre en cualquier momento”.

Esta iniciativa trinacional, en primera instancia, se denomina MAP, que engloba las regiones de Madre de Dios (Perú), Acre (Brasil) y Pando (Bolivia). Desde 1999, organiza acciones de instituciones públicas y privadas con el objetivo de coordinar planes de integración que coadyuven al desarrollo sostenible de la Amazonía noroeste.

Entre sus lineamientos estratégicos se encuentran la conservación del medio ambiente, educación, gestión de riesgos y defensa civil, cuencas, derechos humanos, entre otros. De ahí su división en áreas temáticas o MINIMAPs.

Actualmente, se llevan reuniones tripartitas bajo el área de MINIMAP gestión de riesgos y defensa civil para que entre estos tres países vecinos trabajen en equipo y enfrenten situaciones de desastres naturales, basándose en experiencias pasadas como inundaciones e incendios forestales, además de la implementación de sistemas de alerta temprana.

“Si la sociedad civil se organiza, puede generar cambios. En 2015 tuvimos el colapso de comunicación en Epiciolandia y Brasileia (Brasil) por inundaciones, pero si lo hubiéramos planeado mejor (la situación hubiera sido diferente). Del otro lado, en Cobija había internet, celulares, etc. Las personas no pensaron, no estaban preparadas para utilizar los recursos del otro país”, expresa Foster Brown, investigador y representante de la región del Acre.

Para Brown, los diversos eventos climáticos que azotaron la región noroeste de la Amazonía dejaron al descubierto la necesidad de colaboración entre los tres países, pues existen recursos que pueden ser utilizados para mitigar los efectos, la atención de damnificados y la restauración de la normalidad.

“Nosotros no sabemos si mañana estaremos ayudando al otro o estaremos recibiendo ayuda del otro”, concluyó.

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