07 marzo 2017

Fuerzas ciudadanas emergen como opción frente a la crisis de partidos

Varios movimientos ciudadanos contrarios a la intención del presidente boliviano, Evo Morales, de volver a ser candidato en 2019 emergen en Bolivia ante la debilidad que afecta a los partidos de oposición con los que no se sienten representados.

El pasado 21 de febrero, al cumplirse un año del referendo en el que triunfó el No a la reelección, esos movimientos ciudadanos exigieron respeto a la votación, al mismo tiempo que los seguidores de Morales se manifestaron para pedirle que de todos modos busque un cuarto mandato, hasta 2025.

En declaraciones a Efe, el analista Jorge Lazarte opinó que el oficialismo convocó a ese referendo con el cálculo de que sería fácil volver a derrotar en las urnas a una oposición “casi espectral”, como ha venido ocurriendo en la última década.

Pero el oficialismo no contó con “la fuerza y la multiplicidad de estos grupos ciudadanos” que ocuparon los “vacíos” dejados por las fuerzas opositoras.

Sin embargo, tras la victoria del No, el MAS y los sindicatos afines a Morales desconocen los resultados alegando que la gente votó engañada por una campaña sucia contra el gobernante.

El oficialismo estudia ahora varias opciones para habilitar la candidatura de Morales, desde llamar a nuevo referendo hasta una renuncia anticipada.

Para Lazarte, el “viraje” que se produjo en 2016 con la derrota del Gobierno” en el referendo se ratificó el pasado 21 “en las calles”, con la presencia de “decenas y decenas” de grupos ciudadanos en todo el país, lo que “expresa la propia crisis de los partidos, sobre todo de oposición”.

Los partidarios de Morales insisten en asociar a estos movimientos con la oposición, pero quienes participaron en las marchas niegan esos vínculos.

El comunicador social Ilya Fortún, integrante del colectivo Fuerza Ciudadana, dijo que las “banderas políticas” fueron rechazadas en las manifestaciones.

“La gente no es tonta, la gente se dio cuenta de que hubo algún líder que trató de aprovecharse del 21F (…), pero eso no hace otra cosa que desacreditar y desgastar aún más el liderazgo de los viejos líderes que no han podido ponerse a la altura de las circunstancias y que más bien, de alguna manera, han sido funcionales al MAS”, dijo.

Para Fortún, mediante estos grupos, “el ciudadano busca reconstruir sus lazos sociales y espacios de representación, pero sobre todo está refrescando la política” con miradas desde distintos colectivos. “Desde una infinidad de lugares distintos, la ciudadanía está mirando hacia adelante, pero mirando hacia un proyecto de país, no está mirando una tarima con un cacique delante”, agregó.



ECUACIÓN IMPOSIBLE

Lazarte consideró que el MAS se halla en una “ecuación imposible”, en la que Morales “es su propia fuerza y al mismo tiempo su propia debilidad”.

Las fuerzas opositoras están ante el reto de replantear sus estrategias para estar en “condiciones de vencer al candidato” oficialista y “convencer al país de que tienen capacidad de ser Gobierno”, lo que “no es tarea fácil”, opinó.

Fortún consideró, por su parte, que los partidos tradicionales tienen el desafío “de saber leer el 21 de febrero, y asumir que las cosas están cambiando” y comprender que la representación de la energía social “hoy no pasa obligatoriamente por los partidos y que se está canalizando a través de otras fuerzas”.

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