13 febrero 2017

Una oposición que no puede revertir la tendencia a la baja



Desde 2005, cuando el Movimiento Al Socialismo (MAS) logró lo que ningún otro partido, ganar los comicios presidenciales con más del 50% de la votación, la oposición no solo no pudo revertir esa situación, sino que su votación, en conjunto, se vio mermada en los comicios posteriores de 2009 y 2014.

Datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) dan cuenta que, de conjunto, los opositores obtuvieron el mejor respaldo en 2005, con 46,4%, y aunque en la siguiente justa electoral el apoyo bajó a 36,6%, en 2014 se recuperó y logró 38,63%. Para hacerle frente al partido oficialista, en los comicios de 2005 participaron siete frentes políticos de oposición; un número igual en 2009 y cinco en 2014.

Si bien la diferencia entre el MAS y sus oponentes fue de 7,4% en 2005; 27,5 en 2009 y 22,73% en 2014, ese margen se agranda a la hora de compararlo con los votos obtenidos por cada partido. Solo para graficar: en 2005, la alianza Podemos fue el oponente más votado y logró 28,6%, con una diferencia de 25,2% respecto al MAS. En 2009, el pacto Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) obtuvo 26,7%, lo que significó un 37,3% por debajo del partido gobernante. En la última elección, de 2014, Unidad Demócrata sumó 24,23% de votos, con una distancia de 37,13 respecto al frente oficialista. (Ver los datos en la infografía)

El que el MAS haya logrado el respaldo de la población y tenga una estructura partidaria fuerte se debe a que tiene un programa de gobierno incluyente y un liderazgo que traduce las demandas de la población, asegura el diputado de esa organización política, Javier Zavaleta.

Al contrario, su similar de Unidad Demócrata Gonzalo Barrientos asevera que lo que el partido gobernante logró en las últimas elecciones es un “totalitarismo” que impide que haya un equilibrio en democracia. A ello se suma, según el asambleísta, que en los últimos años la oposición solo intentó construir alianzas, como Podemos y Convergencia Nacional, que no tuvieron la fuerza suficiente para constituirse en un contrapeso.

“En política tiene que haber mínimo dos partidos o más para que haya equilibrio, lo otro es totalitarismo, que obviamente le encanta al Movimiento Al Socialismo; éste es un tema estructural y lo que hace el partido gobernante es desprestigiar, generar negativismo hacia el equilibrio, de todas maneras no lo van a poder mantener”, afirmó.

Su correligionaria diputada Jimena Costa dijo que lo que la oposición enfrenta y aún no supera es una crisis del viejo sistema de partidos, que hace que sus liderazgos presenten serias limitaciones porque quieren perseguir un modelo caudillista.

“Tiene que haber una reforma estructural dentro de los partidos, es muy difícil pensar en superar algún tipo de crisis interna si primero no se asume que hay crisis y se modifica las prácticas”, dijo y consideró que esa transformación estructural pasa por superar comportamientos patriarcales.

Para el senador Víctor Hugo Zamora, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), la oposición tiene una magnífica opción en los comicios de 2019, pues el Gobierno y el propio presidente Evo Morales llegarán a esas justas electorales desgastados. “Ha llegado la hora de que la oposición encuentre ese esquema de unidad, no se puede improvisar candidatos”, afirmó. Y explicó que el escenario es propicio porque así lo ponen de manifiesto los resultados del 21 de febrero de 2016, cuando el MAS perdió hegemonía al no lograr el voto mayoritario para reformar la Constitución Política del Estado a fin de posibilitar una nueva postulación del Jefe de Estado.

No obstante, cuando restan tres años para los comicios presidenciales de 2019, la oposición todavía no logra construir un frente común, ni una propuesta programática, todavía hay dispersión; aunque diferentes actores del frente opositor aseguran que hay tiempo suficiente para poder encaminar una alternativa.

No obstante, la diputada Costa consideró que en democracia no es deseable que haya un solo liderazgo. “La democracia implica pluralismo, sería una pena que haya siempre un solo liderazgo; estaríamos yendo a un sistema bipartidista polarizado como el de Estados Unidos, pero la sociedad boliviana es tremendamente diversa; entonces, es bueno que haya muchos partidos porque además en la fragmentación del Parlamento nadie pueda controlar los dos tercios”, aseguró.

Entretanto, según una última encuesta de la empresa Ipsos, de diciembre de 2016, un 27% de encuestados respondió que el expresidente Carlos Mesa sería el mejor candidato presidencial para hacerle frente al oficialismo. Ese respaldo es más del doble de quien aparece en segundo lugar, el empresario y jefe de Unidad Nacional (UN), Samuel Doria Medina, con un 13%.

Asimismo, según ese levantamiento de datos, el 33% de los encuestados expresó que votaría por Morales si es habilitado para repostularse en las elecciones generales de 2019. No obstante si ello no ocurre, Mesa aparece primero en la preferencia con 19%, un punto por encima del vicepresidente Álvaro García.


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