11 septiembre 2016

“Las FFAA están sometidas o partidizadas con el Gobierno” Cecilia Lanza

Periodista, escritora e investigadora de temas militares, Cecilia Lanza Lobo afirma que las Fuerzas Armadas están "sometidas” al Gobierno o "partidizadas”, en una posición "casi vergonzosa” que no había ocurrido en tiempos de democracia.

Asimismo, sostiene que "es una paradoja que un gobierno que se define como revolucionario, socialista, civilista, sobre todo civilista (….), sea incapaz de abrir los archivos militares” para conocer la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos durante las dictaduras militares. "Era su obligación y no lo ha hecho porque el Gobierno está manteniendo unas relaciones, digamos, de intercambio de favores con las FFAA. Las FFAA le dan al Gobierno el sustento que necesita y, a cambio, el Gobierno no las toca”, argumenta.

Autora de Mayo y después. Los últimos días de la dictadura, Cuando cae la noche y Crónicas del descalabro, Cecilia Lanza ha terminado una nueva investigación, traducida en una novela histórica, sobre las "historias chiquitas” de la dictadura garcíamezista.

Has terminado una investigación sobre un período difícil de Bolivia, los años de plomo de la dictadura garcíamezista. ¿Qué nos puedes adelantar sobre este trabajo?
Sí, estoy revisando un trabajo que se concentra en el periodo inmediatamente posterior a la caída de la dictadura de Luis García Meza. Yo escribí un libro el año 95 sobre la caída del régimen de García Mesa (Mayo y después) a partir de un testimonio de mi papá, el general Emilio Lanza, entonces teniente coronel, que fue quien encabezó los dos alzamientos armados en Cochabamba que dieron lugar a la caída de García Meza. Quedó pendiente completar esa historia. La crítica fue muy buena a ese primer trabajo. Quedaba por contar esa historia chiquita, la que no aparece normalmente en la historia oficial. He tenido la suerte de encontrar esa historia y me he dedicado a trabajar ese tema. Hacía falta incluir las voces de todos los que habían participado entonces. La particularidad que encontré es que no solamente había participado la sociedad civil en este movimiento social colectivo por la recuperación de la democracia, sino también desde las Fuerzas Armadas, los propios militares. Es una novela histórica, basada en un trabajo de investigación.

Esto nos lleva al tema de los archivos de las FFAA. ¿Tuviste acceso a ellos? ¿Qué pasa con esos archivos? ¿Existen o no existen?
No lo sé, es muy difícil saberlo. Para mi investigación tuve la suerte de ser hija de un militar y de haber conversado con muchos de los militares que participaron entonces y que ahora están jubilados, retirados, y pueden hablar, agradecen hablar. En algunos casos lo hacen con total libertad, en otros no. Eso he constatado. Después de tantos años, algunos de ellos todavía sienten temor, pero muchos me han facilitado documentos secretos, confidenciales, que los habían guardado. Por supuesto que he intentado acceder a otros documentos, pero es muy difícil, porque en las mismas unidades no te lo permiten. Tienes que hacerlo por la vía oficial, que es el Comando del Ejército, y es muy difícil. Yo creo que los documentos están ahí, aunque sospecho que no los entregarán. Seguramente muchos se han eliminado o se han perdido, porque, además, hay muy poco cuidado en preservar este tipo de documentación. ¿Cómo podían preservarlos o guardarlos? Tenía que haber para ello una conciencia democrática, que no la hay ni la ha habido, ni antes ni después del 82, ni la vemos ahora.

La presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos, Amparo Carvajal, dijo que "la memoria está viva, no está en archivos”, que está en Chonchocoro. ¿Llegaste a hablar con García Meza y Arce Gómez durante tu investigación?
No, porque no me recibieron. Yo hablé con García Meza cuando publiqué mi primer libro por pura suerte, porque me fui a buscarlo sin previo aviso. Me imagino que él tuvo curiosidad. Tuvimos una conversación como de dos horas. Por supuesto, no me dejaron meter nada para grabar ni escribir. Fue una conversación tranquila. Él repitió lo que siempre ha repetido en todos estos años, su justificación, pero nada más. Luego de ello, escribí un texto que se llama "Caperucita visita al lobo feroz”. Después le pedí varias entrevistas, insistí, pero no pude conversar con él.

A estas alturas, ¿cuál es tu evaluación de ese periodo?
En primer lugar, las FFAA han sido parte de todo ese movimiento, digamos social, y también han aportado lo suyo para la recuperación de la democracia. Siempre hemos estudiado, leído y visto el proceso de la recuperación democrática desde la sociedad civil y poco lo que se ha hecho desde las Fuerzas Armadas. En segundo lugar, las FFAA, a partir de 1982, cuando recuperamos la democracia, o incluso un poco antes, desde 1981, han dado un giro fundamental en su "rol tutelar de la Patria”. Creo que ése ha sido un cambio histórico, crucial. Lo que está sucediendo ahora es lamentable. Eso que nos ha costado tanto como sociedad, es decir que las FFAA se mantengan al margen y dejen a la sociedad civil conducirse, ahora está cambiando. Las FFAA se están convirtiendo nuevamente en el sustento del Gobierno. El Gobierno se apoya en las FFAA de manera determinante.

¿Subalternizadas al poder político?
Estaría bien que estén subalternizadas, pero están sometidas o partidizadas. De hecho, le hacen canciones al Presidente, ¿no? Están en una posición, digamos, casi vergonzosa. Eso no había ocurrido en todo este tiempo de vida democrática. Ese es el segundo aspecto. Hay también en mi investigación algunos hallazgos que cambian la historia oficial. Eso es parte de un ejercicio que suele suceder cuando uno realiza investigaciones históricas, que vas encontrando datos, detalles, que van cambiando la historia oficial. Entonces, he encontrado un par de cosas que resultan muy interesantes y que ustedes las conocerán cuando se publique el libro.

¿Es una de las razones de la reticencia del Gobierno a abrir los archivos militares y a instaurar una Comisión de la Verdad, como ha ocurrido en otros países con gobiernos llamados "progresistas”?
Sí, es evidente que el Gobierno ha encontrado un sustento en las FFAA. Los cocaleros, y lo que el Gobierno llama movimientos sociales, son una de las patas que sostienen al Gobierno. Las FFAA son el otro sostén fundamental. Es una paradoja que un gobierno que se define como revolucionario, socialista, civilista, sobre todo civilista, y considerando el pasado inmediato del presidente Morales, que ha luchado tan duramente contra las FFAA en el Chapare, defendiendo el cato de coca... En fin, resulta paradójico que, precisamente este gobierno, sea incapaz de abrir los archivos militares. Esperábamos eso como sociedad. Era su obligación y no lo ha hecho porque está manteniendo unas relaciones, digamos, de intercambio de favores con las FFAA. Las FFAA le dan al Gobierno el sustento que necesita y, a cambio, el Gobierno no las toca.

A más de 30 años de la última dictadura, ¿por qué no cerrar las heridas que están abiertas?
El Gobierno tiene la respuesta. Lo que podemos decir como sociedad es que es necesario. Lo mismo que ha hecho el Presidente con el tema del mar al presentar la demanda ante el tribunal de La Haya, que eso nos va a llevar a cerrar una herida, yo creo que en este caso pasa más o menos lo mismo. Es una herida abierta. Desclasificar esos archivos, conocer la verdad, nos ayudaría a respirar en paz. Sin conocerla, estamos incompletos y eso va a estar siempre ahí pendiente, va a ser una herida siempre abierta. Amparo tiene razón, hay archivos que están vivos, hay testimonios. Hay que encontrarlos. Por eso, yo creo que es una afrenta a la democracia lo que está haciendo este Gobierno al permitir que las FFAA o los miembros de las FFAA que tomaron parte de todos estos hechos oculten la verdad, que no la quieran contar o la manipulen.

¿Está dicho todo sobre las dictaduras? ¿Se ha investigado lo suficiente o lo que conocemos sólo es la punta del iceberg?
Hemos avanzado mucho, pero no está dicho todo por aquello de la necesidad de curar las heridas, conocer la verdad, completar el relato de nuestra historia que está coja, incompleta. Mientras el Estado, a través de sus distintas instituciones, mientras el Gobierno no haga posible el desarchivo de los documentos relativos a las muertes, tortura y desaparición de ciudadanos durante las dictaduras militares en el país, el tema no se habrá cerrado. Mientras el Gobierno no haga posible la desclasificación de esos documentos, será cómplice del silencio. Cuando podamos saber exactamente lo que ha pasado con todos nuestros desaparecidos, con nuestros muertos, vamos a poder saber la verdadera dimensión de lo que ha sido la dictadura. Hay que recuperar todo ese material.

¿Por qué esta relación "prebendal” entre gobierno y FFAA?
Creo que la vinculación de las FFAA con el Gobierno a lo largo de nuestra historia es insoslayable. La historia de las FFAA es, en gran medida, la historia del país. Y lo es de manera contundente hasta 1982, cuando recuperamos la democracia. Durante los primeros 50 años, desde 1825 hasta 1880, nos guste o no, los militares diseñaron el proyecto de país, claro que a su imagen y semejanza, en tanto se definieron como la "institución tutelar de la Patria”. Acompañaron ese proceso los siguientes 50 años, durante los gobiernos civiles republicanos, hasta 1936, el fin de la Guerra del Chaco, cuando tomaron las riendas nuevamente hasta la Revolución del 52, cuando quedaron relegados pero no aislados. Es paradójico, porque la Revolución del 52 clausuró el Colegio Militar en su afán de acabar con la oligarquía de la cual los militares eran parte, pero a partir de entonces, la relación entre gobierno y FFAA se estrechó aún más. Es el mismo MNR, con Paz Estenssoro, que nombró al general René Barrientos su candidato a vicepresidente, que hizo posible en 1964 el retorno definitivo de los militares al gobierno.

Es decir: a lo largo de nuestra historia la relación entre gobierno y FFAA ha sido estrecha, varias veces entusiasta, muchas veces tormentosa y casi siempre promiscua. De manera algo burda, las FFAA suelen alegar -y de alguna manera justificar- su participación en los distintos gobiernos, sea como sostén de estos o como conductoras de estos, acusando a los civiles de haberlos utilizado o azuzado, o de haber tocado sus puertas permanentemente, impidiéndoles mantener su independencia política e ideológica y su carácter no deliberativo. Lo cual es cierto. Los civiles tocaron sus puertas, como también es cierto que los militares se las abrieron con gran entusiasmo.

Esta alianza tan estrecha del actual gobierno con las FFAA me ha hecho pensar en el pacto militar campesino de 1964, obra de Barrientos, porque fue su gran soporte el que posibilitó la victoria sobre la guerrilla del Che, que no logró el apoyo campesino, aliado con el gobierno militar de Barrientos, que se proclamaba heredero de las reformas de la Revolución del 52. El gobierno de Evo a ratos parece reeditar ese pacto militar campesino, en tanto instrumento político de control, con un pacto similar: gobierno-FFAA, con lo cual tenemos que el gobierno del presidente Morales reedita permanentemente los fantasmas que critica, entre ellos, la Escuela de las Américas.

"La Orden Quiroga Santa Cruz para las FFAA es una afrenta a la democracia”

Cecilia Lanza dice que la condecoración con la Orden Marcelo Quiroga Santa Cruz a las Fuerzas Armadas, otorgada en dos ocasiones, es "una afrenta a la democracia”.
"Hay muchas contradicciones con esto. Hay una Orden Marcelo Quiroga Santa Cruz, que ha sido otorgada dos veces a las FFAA, una por Banzer y otra por Evo Morales, lo que no deja de ser una paradoja absoluta, una afrenta a la democracia, porque de ninguna manera es una condecoración merecida”, dice.

Según la escritora e investigadora de temas militares, esta orden debería ser entregada a personalidades que han hecho algo por la construcción democrática y "las Fuerzas Armadas no tienen un pasado muy honroso al respecto”.

"Esa condecoración hubiese sido merecida si las FFAA hubiesen sido capaces de entregar los archivos de la dictadura y entregar los restos de Marcelo Quiroga”, puntualizó.
"Es una burla lo que está ocurriendo con los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz -agrega-, porque nos dicen están aquí, están allá, no, están más allá. Te andan mareando, como que nos andan distrayendo”.

La investigadora sostiene que "las Fuerzas Armadas temen que la apertura de los archivos sobre las dictaduras deteriore su imagen, pero es mucho más grave para su prestigio que impidan la apertura de esos archivos”.

La Escuela Antiimperialista es como la Escuela de las Américas
"No soy ignorante, pero soy de las que critica la Escuela Antiimperialista”, dice Lanza en alusión a afirmación del ministro de Defensa, Reymi Ferreira, quien afirmó que "la gente que se ríe de la Escuela Antiimperialista es por ignorancia”.

"Creo que es una contradicción absoluta de este gobierno, contradicción para nosotros, pero absolutamente consistente con el discurso del Gobierno, porque la Escuela Antiimperialista repite a la Escuela de las Américas, no sé si a la inversa”, señaló.

Recordó que la Escuela de las Américas surgió en plena la Guerra Fría, "en un contexto belicista y un discurso bipolar, de amigos-enemigos, de socialismo-capitalismo, para evitar el surgimiento de guerrillas”, por el temor que tenía EEUU del surgimiento de una nueva Cuba en la región.

"A partir del año 61, todas las promociones del Colegio Militar, terminando sus estudios de subtenientes, marchaban directo a Panamá. El ministro Juan Ramón Quintana pasó por la Escuela de las Américas”. Agregó que "lo que está haciendo este gobierno, que ha puesto como requisito para ascender al grado de capitán cursar la Escuela Antiimperialista, es replicar a la Escuela de las Américas, repitiendo el discurso bipolar de amigos-enemigos”.

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