El jefe de Estado, Evo Morales, emitió ayer en 4 horas 39 minutos, su informe de gestión en el cuarto aniversario del Estado plurinacional, reiterando las comparaciones entre los gobiernos anteriores y su actual administración que comienza su último año de segundo mandato. La politización se notó en particular con alusiones a líderes de la oposición y el pasado neoliberal, pero también hubo proyecciones para los siguientes años.
El mandatario comenzó dando lectura a una serie de publicaciones de prensa de los años 90 haciendo referencia al líder de la oposición Samuel Doria Medina, quien durante su pasó por el Ministerio de Planificación fue parte del proceso de capitalización en el gobierno de Jaime Paz Zamora.
“Una empresa se privatizará por semana”; “FFAA doblegadas por plan privatizador”; “Privatizadas pagarán sus deudas al Estado”, citó.
También hubo alusión al jefe del movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado, quien fue parte del primer régimen de Gonzalo Sánchez de Lozada por su militancia como diputado en el Movimiento Bolivia Libre (MBL) que era aliado del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). “Lucha contra la corrupción y apoyo a la capitalización”, leyó el mandatario.
Morales también llegó a comparar su gestión continua de ocho años con los anteriores gobiernos, desde la época de las dictaduras donde hubo presidentes en par o triunvirato, pero también el período previo a su régimen donde hubo una seguidilla de mandatos desde Hugo Banzer hasta Eduardo Rodríguez Veltzé. “Yo nunca imaginé estar ya ocho años, tal vez algo histórico, irrepetible”, dijo.
Su discurso abordó áreas como las Fuerzas Armadas, Policía, seguridad ciudadana, narcotráfico, salud, educación, turismo, deporte, lucha contra la corrupción y el caso de la inversión en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis).
En estos casos mencionó la inversión de su administración comparando cifras del período 2005 y 2013, llegando a Bs 15 millones para el sector educación, por ejemplo, o el presupuesto incrementado para pagos en la Policía que llegó a Bs 1.322 millones.
Sobre el sector salud, el mandatario asumió la problemática de infraestructura y sugirió desconcentrar la atención, mediante la construcción de centros médicos de tercer nivel en las capitales, extendidas hacia todas las zonas departamentales, en una suerte de reforzar las autonomías.
Reconoció también el problema de la retardación de justicia, poniendo como ejemplo la excesiva tramitación que se requiere para acceder al indulto en los centros penitenciarios, que es parte del hacinamiento carcelario.
“Lamento mucho la burocracia que tenemos en la justicia boliviana en el tema de indultos, porque muchas familias a veces caen como se dice contratados como mulas, caen y no los peces gordos, pero como no tienen plata no pueden liberarse, por eso decretamos el indulto. Un problema que tenemos en el estado boliviano es la corrupción y la retardación de justicia”, manifestó.
Sobre el Tipnis, aludió poco a los dirigentes que defienden esa reserva natural, pero advirtió que el Estado trabaja en proyectos para erradicar la extrema pobreza identificada en la zona.
Luego vino un extenso informe económico, con las usuales comparaciones entre el “antes y después”, pero esta vez con datos sobre la actual inversión en los proyectos hidrocarburíferos y minerales con la proyección de industrialización como la planta de urea Bulo Bulo.
El trabajo coordinado con las gobernaciones en dotación de electricidad fue destacado por la autoridad, anunciando implementar 1.800 megavatios al sistema nacional e incluso la posibilidad de exportar a países de la región que tienen déficit energético.
Finalmente, proyectó ampliar la inversión en áreas estratégicas como el yacimiento del Mutún, el complejo minero Coro Coro, la Empresa nacional de Telecomunicaciones (Entel) que implicará la rebaja de costos en telefonía e Internet gracias al satélite Túpac Katari, entre otros, rumbo a la llamada “Agenda Patriótica” propuesta por su régimen con miras al bicentenario de Bolivia en 2025.
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